Lords y ladies, entre la denuncia y el escarnio

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A la par que #Lady100Pesos se convertía en una celebridad un sector de la opinión pública, tanto en el ciberespacio como en los medios difundió la historia de Olga Medrano, una joven jalisciense que ganó una olimpiada de matemáticas en Europa y a la cual se etiquetó como #Lady Matemáticas. Aunque ambos casos eran completamente diferentes, las comparaciones sin lógica fueron inevitables; Excélsior publicó en su portal el 27 de abril la nota “#LadyMatemáticas, una mexicana que sí vale la pena seguir”, en donde se destacan los logros de Olga Medrano, en contraposición a la atención mediática y popularidad que se había dado una joven que conducía ebria, en alusión a #Lady100Pesos.


La propia Olga Medrano, en declaraciones recogidas por medios como El Siglo de Torreón, si bien agradeció la difusión de sus éxitos académicos, rechazó las comparaciones que en las redes y en los medios hicieron de ella respecto a #Lady100Pesos. Medrano fue recibida por el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval y el presidente Enrique Peña Nieto, quienes le ofrecieron su apoyo.


El 7 de junio apareció en las redes un video en el cual se exhibe la prepotencia de una mujer contra una cajera en una sucursal de la cadena Soriana en la Ciudad de México; el altercado se originaría por el reclamo que la mujer hizo a la empleada acerca del precio de un producto y al no obtener la respuesta que esperaba, la llamó “gorda” y “marrana”.


Uno de los clientes que se encontraba en la fila comenzó a grabar la agresión, lo que provocó que la señora también arremetiera en su contra con groserias; finalmente se retiró del establecimiento, no sin antes tirar algunas de los artículos que se encontraban sobre la caja registradora. Y así surgió #LadySoriana.


De la denuncia a la chunga


De ser en sus inicios un instrumento de denuncia, la creación de lords y ladies se ha ido transformando en un vehículo de entretenimiento y burla. El caso de #Lady100Pesos fue sintomático de esta nueva tendencia: no se buscaba advertir sobre los riesgos de conducir alcoholizado, sino exhibir a una joven a la que “se le pasaron las cucharadas”, como le ocurre a cientos de personas en México.


Y en el extremo de esta trivialización, a veces no es necesario hacer nada especial, simplemente llamar la atención de algún usuario ocioso y ya, tal y como ocurrió en Guadalajara el pasado 3 de mayo donde una mujer en un cajero automático era cubierta por otra con un suéter, no se sabe si por seguridad o para taparla del sol. La imagen fue captada y subida a las redes con la etiqueta de #LadyCajero, y por increíble que resulte, se convirtió en trending topic e incluso medios como Reforma o Sin Embargo, se ocuparon del asunto pese a que esta foto únicamente sirvió para crear “memes” y hacer fluir el ADN discriminatorio de muchos usuarios de las redes sociales a causa de la obesidad de la mujer fotografiada.


El fenómeno de los lords y ladies, ha generado una discusión sobre su utilidad social y acerca del papel de las redes sociales. Para el periodista y politólogo Mario Campos, consultado al respecto por el portal Sin Embargo, la grabación de este tipo de videos puede ser una herramienta de denuncia social si se emplean de manera ade. cuada, pues si bien se pueden acreditar conductas que ameriten algún tipo de sanción, también pueden derivar en linchamientos de consecuencias imprevisibles.


Citado por El País, el doctor Raúl Trejo Delabre, académico de la UNAM, enfoca el tema desde otra perspectiva; considera que todos tenemos un espíritu voyerista dentro y nos gusta ver a alguien en una situación comprometida. Y más aún si se trata de una persona poderosa. Y agrega: “La sociedad de masas elige a pequeños ídolos a los que adjudica 15 minutos de fama y destacan sólo porque resultan curiosos, extravagantes o grotescos. Pero es algo efímero”.


A lo expuesto por los mencionados especialistas, puede sumarse lo manifestado por el vicepresidente de la Academia Mexicana de la Comunicación, Ricardo Homs, en su libro Liderazgos de masas en la era de las redes sociales, donde señala que en una sociedad interconectada, está apareciendo cada vez con mayor frecuencia el “yo” exhibicionista de las personas, aquel que quiere ser protagonista e influir en lo que sucede a su alrededor.


Así, podemos concluir que no sólo los desplantes de los influyentes o poderosos pueden ser captados en video, sino que prácticamente cualquier persona puede ser grabada y exhibida; el motivo ya es lo menos importante. El ciberespacio y las redes sociales no están sujetos a ningún control, y no sería lo deseable; la responsabilidad de establecer los filtros y límites para elegir los casos que realmente tengan alguna utilidad social, son los medios de comunicación. Son ellos, quienes tienen la obligación ética de verificar, investigar y, en su caso, denunciar, pero como hemos visto en este recuento, en la esfera mediática también dejan salir su “yo” exhibicionista y se prestan a convertir a cualquiera en lord o lady “México te amo, pero México me dueles”.

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