Para Arianna Rodríguez Aguirre, con cariño
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia a los que
se han intoxicado
de filosofía.
Jaime Sabines
No cabe duda que una de las figuras más influyentes de la llamada “Generación de medio siglo” es la del poeta Jaime Sabines, quien llevó una intensa vida intelectual y política en el contexto mexicano de la época y que junto con otros grandes autores de la generación, consolidó una etapa muy importante en el desarrollo de las letras mexicanas.
Marzo es idóneo para hablar de este escritor, el día 25 se conmemora su natalicio y el 19, el memorial de su fallecimiento. En este 2018 habrán pasado 92 años desde que Sabines llegó al mundo y 19 desde su partida (19 años de muerto el 19 de marzo, ¿casualidad? Sí y no).
En este sentido, el marzo de Sabines es una posible puerta para asomarse y recordar una obra que sin duda ha marcado a muchos mexicanos y extranjeros, y también una oportunidad de análisis e interpretación de la misma. Precisamente es eso lo que deseo con este ensayo que presenta, primramente, una semblanza biográfica del autor y, después, una visión interpretativa de u obra en general, así como de su poemario Diario semanario y poemas en prosa, del que tomo algunos ejemplos para pasar a un análisis crítico un poco más detallado del poema “Te quiero a las diez de la mañana”.
Su vida y obra
En la semblanza presentada por Pilar Jiménez Trejo para una de las antologías del autor, se exponen datos interesantes de la biografía del poeta chiapaneco que me parece importantes resaltar y que menciono a continuación.
Jaime Sabines nació, como lo había mencionado, el 25 de marzo de 1926 en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Sus padres fueron, el Mayor Julio Sabines, de origen libanés (cuya muerte inspiraría el libro Algo sobre la muerte el Mayor Sabines, de 1973) y la chiapaneca Luz Gutiérrez.
En su juventud, el poeta viajó a la capital para estudiar medicina en la Universidad Nacional, carrera que abandonó al poco tiempo para incursionar en los estudios de la licenciatura en Letras Hispánicas que ofrecía la Facultad de Filosofía y Letras (carrera que tampoco concluyó), en donde, además de seguir con su vocación por la escritura, conocería a los que fueran sus amigos y compañeros de la generación literaria de la que formó parte:
Entre sus maestros figuraban Julio Torri, Amando Bolaños e Isla, Julio Jiménez Rueda, Enrique González Martínez, José Gaos, Eduardo Nicol. Entre sus compañeros y amigos han destacado Sergio Magaña, Sergio Galindo —su gran amigo—, Emilio Carballido, Rosario Castellanos, Dolores Castro, Luisa Josefina Hernández. Algunos solían reunirse a discutir y comentar sus textos en la casa de Efrén Hernández, lugar al que asistían poetas, novelistas y drama turgos. Ahí conoció Sabines a Juan Rulfo, a Pita Amor, a Guadalupe Dueñas y a Juan José Arreola (Jiménez Trejo: Web).
El poeta chiapaneco recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su vida, su obra se ha traducido a idiomas como el inglés, el francés, el italiano y el alemán. Además, en 1988 fue electo diputado federal del Partido Revolucionario Institucional.
El 19 de marzo de 1999 falleció en la Ciudad de México, víctima de diversas enfermedades y padecimientos.
Las obsesiones, las pasiones y los temas constantes de la poesía de Sabines fueron el cuerpo, el erotismo, lo sagrado, la muerte y el tiempo, entre algunas otras temáticas, como la poesía de protesta (presente en el poema “Tlatelolco 68”) y la exaltación de la belleza femenina.
La poesía de Jaime Sabines, lo erótico y lo sagrado
El poeta chiapaneco, ha suscitado entre la crítica mexicana e internacional diferentes puntos de vista, pero la mayoría converge en que es una poesía encarnada, llena de emoción y sentimientos a flor de piel, de imágenes táctiles y amor, así como la búsqueda de lo divino a través de la presentación de imágenes como las de Dios, referencias bíblicas como Adán y Eva, o el acercamiento descriptivo del paraíso.
Óscar Wong define la poesía del mexicano: “Sabines se deja guiar tan sólo por el impulso emotivo: el poema es como un chorro de luz que surca raudo y de pronto estalla en chispas de colores” (Wong, 2007: 31). Es decir que trata de exaltar las emociones humanas y de contagiar con imágenes sensoria es al lector: mirar y tocar, escuchar e incluso saborear esas palabras llenas de sentimientos.
Por otro lado, algunos críticos han encontrado sentidos profundos y trascendentes que tienen que ver con la interminable necesidad humana de ponerse en contacto con lo eterno, lo divino, lo sagrado. Guadalupe Flores Liera menciona que:
la poesía de Jaime Sabines está íntimamente ligada a lo sagrado, ya que abre vías al conocimiento del mundo, al conocimiento del hombre y al conocimiento de la presencia de Dios a través del hombre y el mundo. La poesía es revelación del ser, la religión es interpretación el ser, ambas tienes un origen común (Flores Liera, 1996: 24).
Contar con esta trascendencia, esa interesante tendencia a lo divino y sagrado, nos muestra un contraste muy interesante entre la carne y el deseo, pues aunque podrían parecer temáticas contradictorias, no lo son en tanto que lo erótico es un sentido humano de la existencia que nos vincula y acerca con aquello que se puede considerar divino, tener a través de la carne una experiencia trascendente.
Es entonces necesario acotar el concepto de “erotismo” tan presente en la obra de Sabines del que Georges Bataille, importante crítico, novelista y ensayista francés hablaría en 1957, y que definiría como:
[…] la actividad sexual del hombre, en la medida en que ésta difiere de la sexualidad animal. La actividad sexual de los hombres no es necesariamente erótica. Lo es cada vez que no es rudimentaria, cada vez que no es simplemente animal (Bataille, 1957: 20).
Es importante resaltar que la palabra “erotismo” viene del vocablo griego εροσ (eros), que alude al dios del amor, la fertilidad y el sexo, dato que expresa Guillermo Pozo Pradas, quien también define al erotismo como diferencia fundamental entre la actividad sexual y la reproducción, pero en contraposición a Bataille dice que también está presente en algunos de los animales, sin embargo, solamente el hombre puede agregarle el potencial amoroso (Pozo Pradas: Web). Por lo anterior, podemos deducir que el erotismo es la condición sexual que se aleja de los fines reproductivos y busca el placer, el amor y la unión. Dichas búsquedas son, sin temor a equivocaciones, impulsos del hombre por entrar en contacto con lo místico. Lo erótico como la expresión del cuerpo que se vuelve en el acto divino de la unión, no solamente del cuerpo sino de las almas de esos cuerpos que entran en contacto.
Entonces, para analizar los poemas de Sabines entenderemos que lo erótico es una expresión de lo sexual que está encaminada al deseo, al placer y al amor, y deja de lado la reproducción de la especie: “El erotismo lo vivenciamos como una forma singular de la sexualidad, pasando a ser una afirmación ferviente de la vida que postulamos como valor de la existencia humana” (Pozo Pradas: Web). Un valor, una condición sublime del sexo, una experiecia de fascinación y placer que el poeta nos ofrece condensada en su obra.
El cuerpo y la rutina en diario semanario y poemas en prosa
En el poemario diario semanario y poemas en prosa, Sabines maneja con gran destreza las palabras, encuentra en su delicado y quirúrgico acomodo la sonoridad necesaria de la poesía y además crea una experiencia estética para los lectores muy interesante a través de una sintaxis limpia, clara y eficaz.
Las temáticas de esta obra son, principalmente, el tiempo, el cuerpo, lo sagrado y lo erótico, presentes en la rutina urbana del aburrimiento y la costumbre.
Ejemplo de lo anterior, el poema “La tarde domingo es quieta”, con el que abre el compendio y en donde el autor nos presenta de alguna manera lo que será el libro que tenemos en nuestras manos:
Igual que la borrachera de los sábados, las visitas a las casas de amor y hasta las maneras del coito, se estereotipan. La vida moderna es la vida del horario y de la mediocridad ordenada. Dios baja a la tierra los domingos por la mañana a las horas de misa. Pero esta tarde es quieta y libre. El inmenso cielo gris, inmóvil, iluminado, se extiende sobre las casas de los hombres. Y uno sabe, recónditamente, que es perdonado (Sabines).
El párrafo anterior nos da cuenta de las temáticas que permean todo este libro y también las que lo obsesionarán como poeta, pues son constantes en su obra. La rutina vil y tormentosa a la que todos los habitantes de las ciudades estamos condenados, el pequeño esbozo de la vida sexual y sobre todo, la relación con lo divino y lo sagrado que de alguna manera brinda una esperanza en medio de ese tiempo aburrido y rutinario, pues dios baja de vez en cuando y nos regala el cielo gris, nos perdona la indiferencia de vivir.
Hay poemas dentro del libro que dejan ver el fastidio rutinario de una manera terrible y agobiante, como en “Soy mi cuerpo”, que llega al límite de decir: “Ahora quiero dormir un año, nada más dormir” y escapar de los problemas, para despertar cuando “hayan crecido los niños y todas las cosas sonrían” (Sabines). Cuando todo se haya resuelto, cuando desaparezca el mundo y sólo quede el recuerdo.
Otra característica interesante de resaltar en este libro es el retrato de la vida en la Ciudad de México que aparece en las palabras de poemas como, “Con la flor del domingo” o “En el estadio de la ciudad”, en que se reseñan las maneras de vivir de cierto tipo de personas que la pueblan.
Una interesante visión acerca del tiempo y sus efectos en nuestra vida, aparece en poemas como “A media noche” y “Si tuviera que morir dentro de unos instantes”.
Por otro lado, un poema que conjuga las obsesiones del tiempo con el erotismo es el titulado “¿Es qué hacemos todas las cosas para recordarlas?”, en el que la memoria del hecho amoroso, su posible trascendencia y por supuesto el contacto divino que todo acto sexual humano conlleva, están presentes y hacen reflexionar al lector y clavar la duda del sentido mismo de todas las cosas que hacemos:
¿Es que hacemos las cosas sólo para recordarlas? ¿Es que vivimos sólo para tener memoria de nuestra vida? Porque sucede que hasta la esperanza es memoria y que el deseo es el recuerdo de lo que ha de venir. (Sabines).
La muerte también aparece como tema en los textos: “Dice Rubén” y “La procesión del entierro”, en los que se nos presenta una aproximación de la soledad y la desesperanza del final de la vida y, por supuesto, la gran indiferencia; la falta de sensibilidad en la gente de la ciudad con respecto al fallecimiento, además de la pregunta eterna: “¿existe vida después de la muerte?”.
Diario semanario y poemas en prosa es un boleto de viaje hacia el mundo de Sabines, en el que la rutina terrible de la ciudad convierte al cuerpo en prisión y redención humana a través del erotismo: “Quizá lo más interesante sea que la sede del amor no pueda ser sino el cuerpo” (Barrera-Parrilla, 2004: 69). La obra en su conjunto deja al lector con preguntas sobre la existencia misma y con la sensación de que lo sagrado puede ser encontrado en el mismo “templo” del que somos dueños.
“Te quiero a las diez de la mañana”, el paso lento de las horas
En este poema el erotismo se expresa de una manera sensorial, corporal, pero también amorosamente, con aburrimiento y costumbre:
El amor-aburrimiento cotidiano de ‘Te quiero a las diez de la mañana’ y los arrebatos de amor-odio –“Hay un mundo de que me hagas completamente feliz. Amor mío, muérete”– A una especie de pacto amistoso de infidelidades consentidas a cambio de una serenata (Barrera Parrilla, 2004: 66).
Es un poema contrastante, en el que se ama y se odia, en el que hay sentimientos a toda hora del día, en el que el erotismo es cuerpo y amor: “Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre” (Sabines). Un vientre y una rodilla que son deseo, que son piel y cuerpo femenino, vehículos del deseo carnal:
El sexo constituye una posibilidad no solamente erótica sino la perpetuación de los cuerpos, el erotismo del poeta lo lleva a buscar, incansable, incesantemente, la proximidad de la mujer, de la musa. Su ausencia precipita el deseo (Wong, 2007: 50).
Y después, alude al orgasmo: “no hay otro lugar en donde yo me venga, o a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo”. (Sabines), dándole un sentido mucho más carnal y sexual, una expresión erótica que tiende a lo divino, con la mención del lugar a donde se transportan en el acto, a la boca de dios, no hay lugar terreno para describir las sensaciones experimentadas, pero luego la soledad, el odio a la rutina, a la caminata diaria e igual:
Los acentos que se advierten en la poesía de este autor van desde el sentido espiritual del amor –la escenciabilidad erótica, perenne en la conciencia de las cosas–, hasta el aspecto profundo desolado del amor (Wong, 2007: 48).
En “Te quiero a las diez de la mañana” hay contrastes eróticos, hay deseo carnal y pasión divina que se funden en unas cuantas palabras, hay amor por la mañana y odio por la tarde, una idealización femenina y un desprecio elegido.
En el centro del poema están la costumbre y el erotismo, y es el segundo el que se sitúa en lo divino, es decir, la rutina de la costumbre se ve redimida por el contacto sexual que permite la salvación de este mundo terrible para trasladarse a otro, a uno donde no existe nada ni nadie, la boca de dios, el paraíso perdido, en el que sólo están el yo lírico y el ser amado.
Concluye con una pregunta irónica, que no deja sino un buen sabor de boca al lector y la premisa fundamental del poema: “¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?” (Sabines). Puede ser que nadie quiera a la mujer del poema así, con amor erótico y sentimental y que la ame con el odio con que él la ama. Es erotismo divino, en medio de un odio rutinario.
Conclusiones
Se puede afirmar que Sabines es un “traficante” de emociones y sentimientos, que a través de sus palabras va llevando a los lectores a espacios tangibles como la Ciudad de México y a espacios abstractos como “la boca de dios”. Nos transporta de la muerte a la vida, de lo carnal a lo divino, de lo sagrado a lo profano y de la simpleza natural a las más complicadas cuestiones existenciales.
No es casualidad que el cuerpo y la rutina estén relacionados en su obra o que el erotismo y la costumbre aparezcan en el mismo poema, el cuerpo nos salva de la rutina, el erotismo nos redime de la costumbre. Este juego de contrastes es lo que saca a los lectores de su zona confortable para retar la mente y hacernos ver que quizás el mundo no es como pensamos. Podemos odiar y amar a la misma persona o la misma cosa, sentir ganas de dañar pero a la vez desear proteger. La poesía de Sabines es un ir y venir de sentimientos encontrados en donde el tiempo, la muerte, el sexo y el amor intervienen para redondear una experiencia estética de lo fascinante y lo sublime.
Particularmente, el erotismo de Sabines es la conjunción del acto sexual ilimitado, que tiende al infinito, al misterio, que guarda el recuerdo y la costumbre, con el amor como condición para lo erótico y la búsqueda de lo eterno a través del cuerpo.
Y como diría su famoso poema titulado “La luna”, este autor es para disfrutarse tanto “en dosis precisas y controladas” como en prolongados lapsos de tiempo ordenado o, también, en el desorden, a todas horas.
Bibliografía
Barrera Parrilla, Beatriz (2004) Jaime Sabines: Una poética entre el cuerpo y la palabra. Sevilla: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela Superior de Estudios Hispano-Americanos.
Bataille, George (1957). El erotismo. Madrid: Tusquets, 2007.
Flores Liera, Guadalupe (1996) Lo sagrado en la poesía de Jaime Sabines. México: UNAM.
Guillermo Pozo Pradas. “Disgresiones acerca del erotismo: Erotismo y Literatura”. http://www.kalathos.com/actual/detail_gpozo.php Consultado en febrero de 2018.
Jiménez Trejo, Pilar. “Semblanza” en Antología poética de Jaime Sabines, disponible en: http://exordio.qfb.umich.mx/archivos%20pdf%20de%20trabajo%20umsnh/libros/9656032-Jaime-Sabines-Antologia-Poetica.pdf Consultado en febrero de 2018.
Sabines, Jaime. Recuento de poemas 1950/1993. México: Editorial Planeta Mexicana, 2009.
Wong, Óscar (2007) Jaime Sabines, entre lo tierno y lo trágico. México: Editorial Praxis.