El domingo 15 de enero, Twitter y Facebook volvieron a mostrar sus efectos en el país. Ese día se difundió el video en el que, en una entrevista, Ramón Gardea, del Frente Organizado de Campesinos Indígenas en Chihuaha, aseguró que 50 jefes de familia raramuris se quitaron la vida al lanzarse colectivamente a un precipicio o se colgaron de un lazo, tristes por no tener qué dar de comer a sus hijos. El tema, claro, se volvió Trending Topic.
Las reacciones fueron inmediatas y el asunto creció exponencialmente. Agrupaciones como El Barzón, aseguraron a Proceso de tales suicidios y miles de opiniones expresaban su repudio y señalaban responsables; dieron por cierta la drámatica versión del entrevistado.
Al paso de las horas ya había cuentas bancarias para depositar donaciones en efectivo y también diversos centros de acopio en el D.F., Guadalajara y Monterrey, entre otros lugares. No obstante, hasta ahora no hay evidencia de los cuerpos de padres tarahumaras que se habrían quitado la vida en un acto desesperado.
Con versiones como éstas las redes sociales volvieron a mostrar su capacidad de difusión y una cara de doble filo: los tarahumaras fueron beneficiados a pesar de que el asunto surgió a través de una noticia no confirmada que, en circunstancias diferentes, podría ser caótica.
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. El gobernador del estado, César Duarte Jáquez, calificó de “alarmista y de mala fe” la versión del supuesto suicidio. Duarte Jáquez negó que hubiera, hasta la fecha, un solo reporte de esos casos, aunque reconoció las condiciones en que viven los pueblos tarahumaras a pesar de las medidas que su gobierno ha tomado para contrarrestarlas.
Javier Ávila, quien tiene décadas de trabajo en la región y es miembro de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, afirmó que la Sierra Tarahumara sí vive uno de los peores años de sequía, pero que no hay casos documentados de suicidios por hambre. Por su parte, la Comisión Estatal de Derechos Humanos afirmó no tener reportado ningún caso al respecto.
Los informes que se conocen sobre defunciones en las zonas de la sierra noroeste de Chihuahua son de casos aislados de mortandad infantil a fines de 2011 en comunidades muy alejadas, pero que han sido atendidos por las instituciones de gobierno, dijo el presidente de la CEDH, José Luis Armendáriz González. El ombudsman Armendáriz González agregó que personal de la Comisión Estatal que integra las oficinas en Parral, Cuauhtémoc y Madera, realiza recorridos por las diferentes comunidades y de primera mano se enteraron de que no existen casos como los mencionados.
Además, el presidente de la CIRT, Ricardo Bone, comentó que no hay denuncias como tales en las presidencias municipales y atribuyó dicha información al fenómeno de las redes sociales, donde no se verifican las fuentes. Bone dijo que la CIRT, hasta el momento de escribir este texto, no había confirmado el hecho. Desde la clínica ‘Santa Teresita’, el sacerdote José Guadalupe Gasca negó el “rumor” de suicidio, e insistió en la realidad que se vive en la Sierra de Chihuahua y pidió ver a los indígenas “como sujetos con quienes compartimos el espacio, no como objetos de nuestra caridad”.
No necesitamos redundar sobre las terribles condiciones en las que se encuentran todas las comunidades de la sierra Tarahumara, incluso, podríamos hacer extensiva la descripción de éstas a muchos otros lugares del país. Y no podemos deslindar a nadie de su responsabilidad. Con todo, la versión corrió cual polvorín y en beneficio de los Tarahumaras que recibirán toneladas de donaciones principalmente en especie.
Independientemente de los efectos, las facilidades que las redes nos brindan no se pueden manipular tan a la ligera. No es la primera vez que se expande una noticia con una híper-reacción que, esta vez, resultó positiva.