Este artículo fue publicado originalmente el 2 de febrero de 2013 lo abrimosde manera temporal dada su relevancia periodística.
Este martes 5 de febrero, alrededor de las dos de la tarde, fue difundido un comunicado de Televisa y The Guardian, a propósito de lo que el rotativo publicó el 7 de junio de 2012 en la edición on line y al otro día en su versión impresa: “Archivos informáticos sugieren que Televisa vendió cobertura a altos políticos mexicanos. Documentos salen a la luz unas semanas antes del Proceso Electoral Federal”.
Puede revisar el comunicado en:
https://etcetera-noticias.com/articulo/17347
En sentido contrario a lo que The Guardian sostuvo durante aquellos días de la competencia electoral mexicana, ahora “reconoce la preocupación de que sus artículos hayan sido interpretados (…) como si Televisa fuera culpable de una conducta indebida” y advierte que . “no tuvo la intención de sugerir que estos documentos constituían una prueba concluyente de parcialidad o sesgo informativo por parte de Televisa” . Junto con ello, el diario “reconoce que Televisa y sus periodistas buscan mantener los más altos estándares editoriales y comprende que lo publicado haya causado profunda molestia y “acepta que las autoridades electorales resolvieron que la cobertura televisiva de Grupo Televisa cumplió con las estrictas normas electorales mexicanas y neutralidad política. En consecuencia, The Guardian aclara gustosamente cualquier involuntario malentendido”.
Es decir, The Guardian ofrece disculpas a Televisa
El contexto
El desenlace de esta historia se resume de la siguiente manera:
Primero, el 17 de ocubre de 2005 llegaron a la redacción de etcétera unas hojas anónimas que describen un supuesto “proyecto de publicidad” que habría sido contratado en 2005 por el entonces gobernador Enrique Peña Nieto a las empresas Radar Servicios Especializados en Mercadotecnia y TV Promo, cuyo principal accionista era Alejandro Quintero Íñiguez, también vicepresidente de comercialización de Televisa. El texto dice que Jessica Lamadrid Téllez, represente de Radar, sería responsable del “plan de trabajo”, el cual incluía espacios en noticieros, cápsulas informativas y programas de análisis de Televisa, junto con notas favorables en revistas del consorcio además de asesoria en comunicación a funcionarios públicos de la entidad. Todo, supuestamente, para promover la imagen de Peña Nieto. La propaganda en la pantalla habría costado 691 millones 734 mil pesos y el resto 51 millones.
etcétera concluyó que esa pila de hojas carecía de seriedad. Era el testimonio de una fuente desconocida que no acreditaba sus dichos siquiera en indicios, documentos con sellos de las empresas o de las instancias oficiales ni rastros de interacción entre quien habría ofrecido y quien lo valoraría, menos sobre la supuesta firma del contrato. Un puñado de archivos, en fin, que cualquiera puede escribir o manipular..
Segundo, el 23 de octubre de 2005 la revista Proceso publicó el texto anónimo con la firma de Jenaro Villamil, como si se tratara de un reportaje cuando en realidad es la transcripción casi textual de los papeles que etcétera había recibido (“casi”, porque la creatividad del reportero consistió en agregar varios adjetivos). Aquella transgresión ética la advertimos de inmediato, en la edición impresa de noviembre de 2005 y en el portal
Tercero, casi 7 años después, durante el primer debate presidencial del 6 de mayo de 2012, Andrés Manuel López Obrador enseñó el mismo legajo de 50 hojas para intentar demostrar el presunto contubernio entre el entonces candidato presidencial del PRI y Televisa.
Cuarto. La denuncia de López Obrador no tuvo notoriedad pública sino hasta que, el 7 de junio en la sitio web y al otro día en la versión impresa, The Guardian publicara un texto de Jo Tuckman que, en esencia, era lo mismo que habían divulgado Proceso en 2005 y el entonces candidato del Movimiento Progresista apenas un mes antes. Por ello es que el texto adolece de la misma falta de seriedad.
Quinto. El estruendo que generó The Guardian ejemplifica el sentido de la oportunidad al que un medio de comunicación acude para ser protagonista en campañas electorales y también muestra las limitaciones del debate mexicano que fue atizado por una nota que, así proviniera de un rotativo tan prestigiado, mostró una muy cuestionable solidez profesional: pero lo que importó a varios analistas no fue eso sino dónde fue publicada. Sergio Aguayo, por ejemplo, consideró que “el tema cobró relevancia por la importancia mundial del diario británico que no arriesga su prestigio sino tiene una fuente confiable”. (Reforma 10/VI/12)
En esa ruta hubo diarios que confirieron verosimilitad a los papeles. El Economista desplegó:“The Guardian confirma alianza Televisa-Peña Nieto” (7/VI La Jornada, en sutitular principal “Negociaron Peña Nieto y Televisa torpedear a AMLO: The Guardian”, y Reforma: “Revelan tratos 'sucios' entre Televisa y Peña” y “Abre The Guardian planPeña-Televisa” (8/VI).
El 9 de junio, Proceso publicó un texto con la firma de Jenaro Villamil: “Se les cayó el teatro”, en donde, mediante la retroalimentación de sus propias versiones (la del semanario y la de The Guardian) se lee que “Tuvieron que pasar siete años y muchos desencuentros con directivos de Televisa y sus personeros para que se conociera con nitidez que el consorcio de avenida Chapultepec le apostó al mexiquense Enrique Peña Nieto desde 2005”. Este artículo es, en esencia, reiteración de lo que Proceso publicó en 2005.
El medio más enfático en respaldar y alentar la nota de The Guardian fue “Primera emisión con Carmen Aristegui” de MVS a la que le dedicó 7 horas 10 minutos del 8 de junio al 2 de julio de 2012. Por ejemplo, el 27 de junio consideró que esos textos no eran sugerencias sino la constatación palmaria de una irregularidad.
Sexto: El cuerpo central de la nota de Tuckman describe “textos vistos por The Guardian”, vale decir, no lo integra una investigación periodística sino inferencias. Tuckman escribe seis veces la palabra “aparentemente”; tres “sugiere” y una “presuntamente”, “sospechas” y “parecen”. Esto a lado de frases como: “Aunque no ha sido posible confirmar la autenticidad de los documentos”. Además, no ponderó que los Excel y Powerpoint pueden elaborarse y manipularse fácilmente.
En realidad, la nota acompañó el discurso de López Obrador mediante opiniones editoriales como: a) “En un país en el que muy poca gente lee periódicos y el alcance de la Internet y la televisión por cable se encuentra limitado a las clases medias, Televisa y su rival TV Azteca, ejercen una gran influencia sobre la política nacional” y b) “Un documento en papel que contiene las mismas cifras, vistas por The Guardian fue citado por López Obrador durante un debate presidencial el mes pasado. Durante el debate repitió las acusaciones de que Peña Nieto es un producto de la televisión”, entre otros puntos de vista de Jo Tuckman.
Séptimo. Dos días después de la nota de The Guardian, el 9 de junio, el PRD presentó una denuncia ante el IFE contra el PRI, Enrique Peña Nieto y Televisa al considerar que estos habían trangredido el Cofipe. Como prueba el PRD presentó el texto publicado por Proceso en 2005; un libro de Villamil y, entre otras referencias periodísticas, la nota del diario inglés “en donde se da cuenta”, señala, “de la autenticidad de diversos documentos filtrados desde el año de 2005”. Eso dijo el PRD a pesar de que la propia reportera advirtió que no pudo confirmar la autenticidad de los famosos papeles. En suma: el PRD presentó a la autoridad electoral el mismo texto difundido en diferentes medios.
Octavo. El 16 de agosto de 2012, el IFE concluyó que las empresas señaladas en las notas no celebraron contrato alguno Enrique Peña Nieto, el Gobierno del Estado de México, el PRl o con algún tercero para crear un plan de publicidad en televisión, radio y entrevistas, así como propaganda en notas informativas, reportajes, entrevistas, publirreportajes, infomerciales y programas para publicitar al ciudadano antes mencionado.
El IFE también documentó que del “Informe sobre el monitorero de noticiero y la difusión de sus resulltados durante las campañaas (del 30 de Marzo al 27 de junio) “se desprende que la mayor cantidad de tiempo dedicado en las campañas políticas se mantuvo un equilibrio razonable entre los candidatos para la presidencia de la república” (…) “De igual forma se demuestra que la enorme mayoría de notas periodísticas explícitamente diseñadas y dedicadas para la cobertura de las campañas, no fueron destinadas a otros fines, es decir, hubo un esfuerzo demostrable de equilibrio y de objetividad por parte de los medios en la cobertura noticiosa”.
En relación con las las notas periodísticas presentadas por el PRD, el IFE expuso que “fueron redactadas y dadas a conocer por comunicadores, cuyas fuentes no son públicas, amén de que cabe la posiblidad de que sean producto de la interpretación e investigación personal de su autor, lo que no puede convertirse en un hecho público y notorio, ni mucho menos generar prueba plena al respecto de lo que en ellos se consigna, pues aunque lo publicado no sea desmentido por quien puede resultar beneficiado o afectado, el contenido de las mismas solamente es imputable a su autor, más no así a quienes se ven involucrados en su contenido, máxime si se considera que en el presente caso, las empresas involucradas han negado las imputaciones que obran en las mencionadas publicaciones”.
Respecto a la nota de The Guardian, la autoridad manifestó que en la públicación en la página de Internet del periódico inglés se advierte que “la autora de la nota refiere que no le ha sido posible verificar la autenticidad de los documentos en los que basó su investigación” y que los documentos consisten en docenas de archivos informáticos de Excel y Powerpoint “los cuales por su propia naturaleza técnica son susceptibles de ser creados por cualquier persona y en cualquier parte del mundo, por lo que la información que en ellos se consigna de ninguna manera demuestra que su contenido sea veraz”.
El IFE consideró que el trabajo periodístico de la autora “se realizó con motivo de su interpretación e investigación personal que pone de manifiesto que lo plasmado en el artículo únicamente arroja una apreciación meramente subjetiva y que consideró que la misma debía publicarse en dicho portal, sin que puedan derivarse indicios o elementos que esta autoridad pudiera tener por acreditados a través de las diligencias de investigación. Por el contrario, se desprende de las constancias que integran el expediente, que no hay elemento vinculante que haga suponer que existió una contratación encubierta para favorecer en medios masivos de comunicación la candidatura del multirreferido candidato del PRI”.
El Instituto concluyó que no se acreditan las acusaciones contra Televisa y Televimex, Grupo TV Promo y Radar, relativas a la supuesta venta, contratación y/o difusión de propaganda encubierta de espacios en televisión a favor del Enrique Peña Nieto en el periodo que va de 2005 al 1 de julio de 2012, ya fuera en su carácter de Gobernador del Estado de México o de aspirante a dicho cargo, como ciudadano, ni cuando fungió como precandidato o candidato a la Presidencia de la República, por lo cual, como ya se dijo, el procedimiento sancionador deberá declararse infundado”.
Noveno. El 16 de agosto de 2012, en efecto, el IFE declaró infundado el recurso del PRD con el voto a favor de los consejeros Marco Antonio Baños, Lorenzo Córdova, Macarita Elizondo Gasperín, Sergio García Ramírez, Francisco Guerrero Aguirre y Leonardo Valdés Zurita y con el voto en contra del Alfredo Figueroa Fernández. Días después, el 29 de agosto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife) declaró, por unanimidad, infundado el recurso de apelación promovido por el Movimiento Progresista contra la antedicha resolución del Consejo General del IFE.
Décimo. Casi un mes después, en The Guardian, JoeTuckman reseña las determinaciones del IFE y la ratificación del TRIFE. El 26 de septiembre la reportera apuntó que la resolución de la autoridad electoral “desestimó la calidad de las pruebas presentadas por el PRD, que se basó en gran medida en informes periodísticos (…), entre ellos un artículo publicado en The Guardian el 7 de junio”.
Desde entonces, The Guardian y Tuckman ya no defendieron los papeles misteriosos, y cinco meses depués de que Televisa los denunciara legalmente, terminaron ofreciéndole disculpas al consorcio mexicano.