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sábado 21 diciembre 2024

Unidad nacional en redes sociales: ruta a la personalización del poder

por etcétera

Después de que el vocero del gobierno de Bolivia, Jorge Tuto Quiroga, lanzara ayer una invectiva contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, una serie de funcionarios han convocado a la unidad nacional básicamente para defender al titular del Poder Ejecutivo como representante de México, los mexicanos y la nación, más que a una política.

Uno de los primeros en enunciar la idea fue el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, quien, curándose en salud institucional desde el principio, manifestó su apoyo personal al titular del Poder Ejecutivo. En efecto, ayer tuiteó: “Respetando la independencia judicial y la división de poderes, cuando se ataca e insulta al Jefe del Estado Mexicano, todas y todos los mexicanos debemos estar unidos. Hacia el exterior no hay división que valga. Mi solidaridad personal con el Presidente @lopezobrador_”.

Zaldívar (que apenas unos días antes le había dado un espaldarazo a Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, al considerarla “una mujer íntegra y honesta”) continuó su hilo con dos tuits más, a saber: “Mi opinión, a título personal, sería la misma ante un acto similar de falta de protocolo y cuidado hacia cualquiera de los Poderes del Estado Mexicano.

“Hago votos porque Bolivia suba el nivel del debate, y se busque una solución acorde al derecho internacional, en lugar de lanzar descalificaciones”.

Casi de inmediato Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, manifestó su acuerdo con el presidente de la SCJN.

Muy pronto eso fue retomado por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, quien lanzó, también mediante Twitter, una convocatoria: “Ante los adjetivos e insultos a México y su Presidente, se imponen la unidad nacional y aquella serenidad que dan la conciencia tranquila y la solidez de la posición mexicana en defensa del derecho internacional y el respeto entre los pueblos”.

Hasta hoy eso fue retomado por la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien escribió en su cuenta de Twitter que “los insultos al presidente de México, @lopezobrador_ agreden a nuestras instituciones y ofenden a nuestro país. Es momento de unidad de todas y todos los mexicanos en torno a nuestra nación y de confiar en el derecho internacional ante la tensión que se vive con Bolivia”.

Desde el Poder Legislativo también se sumó Ricardo Monreal, líder de la bancada de Morena en el Senado: “Tenemos claro que los insultos de personeros contra el presidente Andrés Manuel @lopezobrador_ no representan el sentir del pueblo de Bolivia, sino la postura de un grupo político que apuesta al golpe y a la fuerza, no a la democracia y al Estado de derecho. Es lamentable”.

Así, los funcionarios identificaron a México, a los mexicanos, a la nación, con el presidente López Obrador.

Sin embargo, como se menciona también en las redes sociales, las numerosas expresiones de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, contra los mexicanos, no han merecido tales niveles de respuesta de los altos funcionarios ni de muchos de los defensores del gobierno. Esto, pese a que pueden resultar más dañinas para México, como las amenazas comerciales y los amagos policiaco-militares en la lucha contra los cárteles.

Así, por ejemplo, para el gobierno y sus defensores ha sido más importante el ataque personalizado al presidente López Obrador por parte de un expresidente boliviano, que la afrenta colectiva que han significado los dicterios de Trump contra los mexicanos (pese a que, incluso, ha tenido más efectos prácticos que puramente discursivos; por ejemplo, la amenaza del muro y el accionar de la Guardia Nacional, o la advertencia de aranceles para obtener concesiones comerciales).

Asimismo, se ha buscado acomodar tesis que en el pasado eran descartables porque las usaba el PRI, pero ahora son válidas en el caso de López Obrador.

Por ejemplo, la respuesta que le dio José Merino, funcionario del Gobierno de la Ciudad de México, a León Krauze, quien escribió que “la crítica interna y externa al presidente de México es enteramente válida y no representa afrenta alguna al país. El presidente de México no es México. Este NO es el país de un solo hombre”.

A esto Merino respondió con el siguiente tuit: “Sí, se llama ‘rallying around the flag”. Pero no creo que tener una opinión en abstracto sea útil analíticamente. La postura del presidente sobre Bolivia es la postura de México. Desde ahí podemos posicionarnos y pichicatear lo que consideremos pichicateable”.

Pero en abril de 2018, en el contexto de un enfrentamiento verbal entre Trump y el entonces presidente mexicano Enrique Peña Nieto, en un tuit Merino criticaba de la siguiente manera lo que hoy le parece correcto: “”Ya ven que llamar a ‘la unidad’ nunca ha sido una estrategia priista para invisibilizar e igualar. Ya ven que ‘rallying around the flag’ no es una estrategia frecuente para debilitar la democracia. (Lo cual no niega que la relación con EEUU debe ser un tema central y urgente”.

El discurso de la personalización del poder y aplicar al contentillo tesis para justificar lo que ayer parecía indeseable sí llevan a un debilitamiento de la democracia, sin duda.

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