Como este año los afamados mercadillos de Navidad en Alemania han sido cancelados debido a la pandemia global, no está de más recordar cómo se mantienen vivas otras tradiciones y costumbres a lo largo del país germano en la recta final del año. Sus dieciséis länders, de norte a sur, se esfuerzan por preservar planes familiares y culinarios que combinan con excursiones en la naturaleza y paseos por sus históricas ciudades. Esa propuesta es también otro aliciente más para planear un viaje en invierno al país germano cuando se pueda organizar.
El calendario de Adviento
En Alemania los calendarios de Adviento constituyen una de las clásicas tradiciones en las fechas previas a la Nochebuena que esperan los niños con ansiedad. El origen de este calendario, presente en muchos hogares germanos, se remonta a mediados del siglo XIX, cuando se contaban los días hasta la fiesta de Navidad arrancando hojas de calendario o con diversas estampas. Hoy la mayoría de los calendarios de Adviento contienen dulces o pequeñas sorpresas y son muchas las familias que lo confeccionan y rellenan para que estén terminados como muy tarde en la noche del 30 de noviembre. El siguiente paso es abrir sus pequeñas puertas cada día hasta el 24 de diciembre. Uno de los calendarios más grandes que se preparan en Alemania está organizado en Hanau, Hesse, cuando en su ayuntamiento se abre cada noche una ventana diferente con motivos iluminados tomados de los cuentos de los hermanos Grimm.
El árbol, un icono navideño
La costumbre de colocar árboles de Navidad al aire libre en plazas importantes, iglesias y otros edificios se extendió desde los países de habla alemana a todo el mundo a lo largo del siglo XIX y hoy, al igual que ocurre en España, este árbol de navidad también forma parte de las celebraciones de fin de año en la mayoría de las familias germanas. A menudo toda la familia va a comprar estos árboles a los mercadillos o incluso la gente los tala con sus propias manos en parcelas de bosque destinadas a tal efecto. En algunas familias es tradición que decore el salón durante todo el período de Adviento mientras que otras lo ponen solo en Nochebuena. Normalmente todos, grandes y pequeños, participan en la decoración del árbol que tiene un aspecto diferente en cada hogar: de color blanco, en verde y rojo, los colores tradicionales, con bolas de Navidad, figuritas de madera o cintas doradas y plateadas, con velas auténticas o eléctricas… A menudo esta decoración se hereda de generación en generación convirtiendo cada árbol de Navidad en una pieza única.
Nochebuena, siempre el día clave
Los regalos en Alemania se reparten el 24 de diciembre de tal manera que en algunas regiones del país los trae el niño Jesús y en otras Papá Noel. Es en el sur del país, como en Baviera, donde el niño Jesús tiene más protagonismo y las familias continúan la tradición de ir a la Misa del Gallo antes o después de abrir los regalos. Las iglesias se llenan de belenes que representan el nacimiento de Cristo con figuritas cuidadosamente talladas y en algunos casos es bastante habitual que se represente la historia de la Navidad durante la misa en forma de portal de belén viviente. En cambio, el norte de Alemania se decanta por Santa Claus siguiendo la tradición más septentrional de los países europeos.
Culto a la repostería
Desde septiembre los comercios alemanes ya cuentan con sus especialidades tradicionales como las galletas especiadas, los panes germanos («stollen») y las galletas de jengibre («lebkuchen») y es en la recta final del año cuando las familias hornean estas delicias creando en el ambiente hogareño un aroma a canela, clavo, anís y vainilla. Mientras que en España el turrón es la pieza dominante, en las bandejas de dulces alemanes brillan las medias lunas de vainilla, las estrellas de canela, las pastas o los almendrados, algunas con formas de figuritas. Son muy populares el «stollen» de Dresde, el mazapán de Fráncfort, las «lebkuchen» de Núremberg o los dulces de Aquisgrán.
Costumbres regionales
En Alemania también existen muchas costumbres y tradiciones regionales que han logrado mantenerse con el paso de los años. Por ejemplo, en Sajonia durante el Adviento, la calles se llenan de «mineros» vestidos con los trajes tradicionales que recuerdan los tiempos del auge de la minería en esta región. Otra tradición en el Alto Palatinado es la de llevar de casa en casa una imagen bendita de la Virgen María hasta que el 14 de diciembre regresa a las iglesias. La costumbre de poner paja o llenar el pesebre del belén se vive sobre todo en Renania y es a principios de diciembre cuando se instala un pesebre vacío en la casa. Los niños reciben manojos de paja si se portan bien, sacan buenas notas o ayudan en las tareas del hogar y van colocando esa paja en el pesebre para que cuando nazca el niño Jesús en Nochebuena tenga una cama blanda y confortable. Ya en los länder del sur, sobre todo en Baviera y en Baden-Wurtemberg, se celebra lo que llaman el «elogio del árbol de Navidad»: la gente va de casa en casa alabando la belleza de los árboles de Navidad de sus vecinos y en agradecimiento por sus cumplidos reciben un pequeño regalo como una botella de aguardiente.
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