El presidente en verdad que es muy objetivo e ingenioso. Ayer, en su gira triunfal por Oaxaca, en este momento tan oportuno y haciendo gala de esa responsabilidad que lo caracteriza, nos regala una más de sus frases inolvidables: “mis adversarios se jalan los pelos porque no entienden por qué la población está respaldando mi movimiento de transformación”.
Y caray ¡tiene toda la razón! Quizá en lo que no estoy de acuerdo es en que son sus “adversarios” los que se jalan los cabellos. Mientras él se pasea, junto al gobernador Murat (ambos sin cubrebocas), en el momento más terrible de la pandemia, y mientras todos los gobernantes del mundo toman medidas de emergencia, habemos cientos de miles de personas que con enorme dolor y desesperación observamos esta escena.
Vamos a ver, ¿quiénes somos estos mexicanos que nos jalamos los pelos?
1.-Más de 113 mil familias que han perdido a un ser querido por su mala gestión del COVID. Familias desgarradas que padecen y padecerán por siempre el que alguno de sus miembros hayan muerto solos, sin atención médica, o sin poder ser al menos hospitalizados. Sí, se están jalando los pelos
2.- Los padres de más de mil 700 niños con cáncer, fallecidos por falta de medicamentos, por los recortes de su tenaz austericidio y el desmantelamiento de la industria farmacéutica nacional, así como del Seguro Popular. Sí, los comprendo, se están jalando los pelos.
3.- También las madres, padres, esposos, hijos y familiares de las más de 2 mil 240 mujeres asesinadas en México durante los primeros siete meses del 2020, según datos oficiales. Esta cifra representa un incremento del 3.1% en comparación con el mismo periodo en 2019. Impunidad, violencia… sí, en este caso igualmente se están jalando los pelos.
4.-Millones de mexicanos que querían protegerse este invierno al disponer de la vacuna tetravalente, para evitar al menos la influenza. Ni una sola vacuna de estas ha llegado, primero nos dijeron que estarían en nuestro país en septiembre, después en octubre, más tarde en diciembre. Llagaron vacunas trivalentes, pero ahora están agotadas. Todo para que aceptaran, ya en estas fechas que no llegarán las vacunas y que el gobierno se desentiende de esto. El presidente mientras, inaugura caminos, promete Internet, sonríe y claro…los que no podremos ponernos la vacuna, pues nos jalamos los pelos.
5.-Las más de 100 mil familias damnificadas en Tabasco, por la poca eficiencia e impericia demostrada por la actual administración en el desfogue de la presa Peñitas en este estado de la república. El presidente reconoció hace unas cuantas semanas que se había decidido inundar las zonas más pobres de esta entidad, para no afectar a Villahermosa. Cumplió: ¡primero los pobres, que ni qué!, y más cabellos al suelo.
Y ahí siguen estos tabasqueños, esperando alguna compensación, personas que lo perdieron todo, vivienda, ropa, enseres, documentos, muebles, su vida, en una palabra. Pues sí, estos también se están jalando los pelos.
6.- El millón de micro, pequeños y medianos empresarios que vieron cómo su trabajo de toda una vida se desmoronaba frente a sus ojos. La pandemia, la falta de planeación y la carencia de empatía e indolencia de la mal llamada 4T les quitó la oportunidad de seguir adelante y de continuar generando riqueza y empleo. Ni un apoyo, ni préstamos, ni una oportunidad para sobrevivir. Estos mexicanos y mexicanas desde luego se están jalando los pelos. ¡Comprensible!
7.- Ya para terminar no puedo dejar de mencionar que hasta en el Banco de México hoy se jalan los pelos; igual la comunidad médica cansada de su batalla solitaria y cientos de miles de desempleados, todos estos millones de ciudadanos ya están necesariamente calvos.
Una mezcla tóxica de ambición, lambisconería, pasividad e indiferencia recorre el país durante este gobierno. Por ahora no podemos hacer nada.
Mejor nos vemos en las urnas el 2021, mientras tanto, pues sí…a jalarnos los pelos.