Jesús Romero Colín demandará a los obispos Jonás Guerrero y Marcelino Hernández, quienes admitieron estar conscientes de las violaciones que sufrió por parte del prelado Carlos López Valdez en la década de los 90, cuando era menor de edad.
En conferencia de prensa, los abogados de la víctima, David Peña y Luis Salas, explicaron que Jonás Guerrero (de Culiacán) y Marcelino Hernández (de Colima) estaban enterados de los abusos de López Valdez cuando se desempeñaban como auxiliares de la Arquidiócesis de la Ciudad de México.
Los integrantes del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social detallaron que el propio Guerrero “reconoció que tuvo noticia por parte de la mamá de Jesús de las violaciones que cometía” el prelado.
Asimismo, afirmaron que las autoridades capitalinas cuentan con un documento “en el que el jerarca católico (Jonás Guerrero) le pide al sacerdote: 'Que cambies de actitud, evites el escándalo, preséntate a Casa Damasco con monseñor Marcelino Hernández para tu atención espiritual”… y ese documento también lo firma el último mencionado”.
Incluso, los litigantes aseguran que el propio cardenal Norberto Rivera estaba al tanto de las denuncias pues le pidieron su ayuda para no obstruir las investigaciones y facilitar el acceso a la justicia, a lo que él respondió que “no era su responsabilidad”.
De acuerdo con el reporte de Milenio Diario, la víctima también entablará acciones legales contra la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México a quien acusan de entorpecer la investigación e incluso de borrar evidencia (un CD propiedad del sacerdote que contenía videos donde aparece violando a menores y fotografías pornográficas).
Casi 22 años después de que cometió por primera vez el delito en contra de Romero Colín, López Valdez recibió el pasado 30 de agosto un auto de formal prisión por violación y corrupción de menores.
mahy
