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A pesar de cuanto he caído,

de los sitios que he abandonado

a su merced,

de los recuerdos ahora perdidos

en la inmensidad de

los bosques que

trazan el camino

de la oscura noche por la que transito,

Arkansas me ha perdonado,

en mi mente su luz

continúa llevándome por las aguas

de un río inexistente,

nada se ha quedado atrás

y las luminas siguen

en su incesante acoso del

porvenir,

las cicatrices del espejo

recuerdan de donde vengo

en su secoya estelar.

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