Es cuando menos cándido creer que, en el mejor de los casos, la economía mexicana quedará al final de este gobierno en el mismo nivel que tenía cuando empezó. Hombre, si quedara igual que en 2018, este gobierno seria entonces un exitazo.
Basta con revisar el escenario económico que recibió este gobierno del anterior, el 1 de diciembre de 2018. Veamos:
–El poder adquisitivo del salario de los mexicanos aumentó 17 por ciento.
–Fueron creados cuatro millones de nuevos empleos formales.
–La inversión extranjera registro números históricos, con 192 mil millones de dólares.
–Las reservas del Banco de México llegaron a 173.5 mil millones de dólares, las más elevadas de su historia.
–La deuda pública quedó en 45 por ciento del PIB, y México fue el único país del G20 en disminuir esa proporción desde 2015.
–El ahorro de 20 años del país para posibles contingencias en los ingresos (para algo como el Covid-19, por ejemplo) pasó de 17 mil millones de pesos en 2012, a más de 300 mil millones en 2018.
–El IMSS tenía 73 mil millones de pesos en reservas.
Sí: es cuando menos cándido creer que, en el mejor de los casos, la economía mexicana quedará con los números anterior al final de este gobierno, si ya cuatro millones pasaron a ser pobres, según el propio gobierno. Y seis millones dejaron de ser clase media.
Incluso, la CEPAL pronostica que en 2022 habrá en México 2.5 millones de pobres más. Y eso que la CEPAL es un organismo simpatizante del actual gobierno mexicano, y está dominado por el castrochavismo continental.
La CEPAL fue dirigida hasta marzo por Alicia Bárcena, candidata hoy del gobierno mexicano a dirigir el Banco Interamericano de Desarrollo. Al morir Fidel Castro, Bárcena escribió: “Se apagó la vida fecunda de un gigante. Hasta la victoria siempre, Comandante”.
Así que las cuentas económicas finales de este gobierno no serán, ni parecidas, a las que recibió, pues hasta recibió un fondo de 498 mil millones para ciencia y tecnología, becas en el extranjero, educación de excelencia. Pero los usó en todo menos en eso.
Por ejemplo, recibió más de 135 mil millones de pesos de los Fondos de Salud para el Bienestar, el Fondo de Desastres Naturales y de los fideicomisos desaparecidos Conacyt, pero los utilizó a discreción en los programas sociales de cooptación de votos.
Antes de 2018, ese dinero era dispersado y entregado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, que hacía padrones de beneficiarios, como ocurrió en los sismos de septiembre de 2017. Ahora, todos esos recursos se distribuyen sin transparencia.
No: por supuesto que, en la economía, este sexenio no acabará como el pasado.
Porque estaríamos creciendo 2.5 por ciento anual.