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Durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), se refirió a su pronunciamiento contra el Instituto Nacional Electoral (INE), y comentó que fue por un fraude electoral y masacre ocurridos en 1952.

Este martes Piedra Ibarra se presentó ante la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, en la que se refirió al pronunciamiento que, en el marco de la discusión de la iniciativa de reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador, emitió en contra del INE.

En una de sus intervenciones para defender su gestión, y en consonancia con el discurso del gobierno del que debería ser independiente, Piedra Ibarra se refirió al pasado, a la memoria, y refirió el caso de la indígena Ernestina Ascencio para, inmediatamente, referirse a los comicios de 1952 para mejor culpar al INE de “fraudes electorales”.

La presidenta de la CNDH se refirió a la memoria, y dijo: “Entonces, ¿qué es lo que hicimos aquí? Pues estamos rescatando eso, y acabamos de emitir una recomendación precisamente porque la impunidad no empieza ahorita, la impunidad lleva años en este país. Lleva atropellos, ejecuciones extrajudiciales, y por eso la recomendación que hicimos para lo del INE, porque hubo una masacre terrible el 7 de julio de 1952 de más de 500 ciudadanos mexicanos que se manifestaban en forma pacífica, y lo único que pretendían era que se respetara el derecho al voto, y hubo fraude electoral. Eso no puede seguir pasando en este país. Y estamos nosotros no sólo con los casos del pasado”.

Pero en 1952 lo que existía era la Comisión Federal Electoral, que encabezaba el secretario de Gobernación. Se mantuvo, con algunos cambios, hasta que fue sustituida por el Instituto Federal Electoral, del que a partir de 1996 ya no formó parte el Poder Ejecutivo. Ni remotamente tiene nada que ver con las elecciones de 1952 ni con el fraude electoral ni con ninguna masacre.

Pero ese absurdo sostenido por Piedra Ibarra también se expuso en el pronunciamiento de la CNDH del 30 de octubre, en donde prácticamente se achacan al INE hechos ocurridos en el periodo 1951-1965.

Además, aquel pronunciamiento de la CNDH se refería a la construcción de una reforma “que otorgue certeza” y de “manera insospechable de intereses partidistas o faccionales”. Lo hizo el organismo cuando es evidente que fue para respaldar la iniciativa de López Obrador y de Morena.

Lo extraño fue que en su comparecencia Piedra Ibarra (quien reconoció abiertamente que no le gusta la palabra “contrapeso”) reclamó la autonomía de la CNDH, pero no frente al gobierno, sino frente a… ¡otro organismo autónomo! Así, dijo: “Por eso la controversia que interpusimos en contra del INE no es solamente para defender la facultad que tenemos de hacer pronunciamientos públicos y de hacer pronunciamientos generales: es una lucha por la afirmación de nuestra autonomía y, más que eso, por la existencia misma de la CNDH y el respeto cabal de sus funciones”.

Finalmente, sin referir con claridad violaciones del IFE o del INE a la voluntad del pueblo mexicano (el pronunciamiento del 30 de octubre se refiere al periodo 1951-1965, y Piedra Ibarra se refirió a 1952), la presidenta de la CNDH agregó: “Los mexicanos queremos garantizar los mecanismos de democracia participativa, y de contar con un órgano realmente autónomo, constituido o fáctico, legal o supra legal que asegure la seguridad del proceso y el recuento efectivo de votos con plena certeza para la ciudadanía, que elimine por completo el control gubernamental y los intereses partidistas”.

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