Las primeras participaciones de los nuevos consejeros del INE abrigan la esperanza de que si bien plantean cambios para el instituto, lo que incluye su presupuesto, también son enfáticos en defender las esencias de la institución, las cuales han sido una de las claves para el fortalecimiento de la democracia.
Uno de los aspectos más importantes es que con los cuatro nuevos consejeros, recordemos que son 11, se podría pasar a segundo plano la beligerancia con la que el Presidente trata al instituto. López Obrador ha tratado a toda costa de desacreditar al INE, lo ha hecho con referencias y adjetivos en que no pareciera haber considerado que mucho de lo que es hoy el instituto se debe al avance que se dio por las exigencias de la oposición, las cuales fueron fundamentales para la institución que hoy se tiene; no casualmente el instituto conserva altos niveles de credibilidad y confianza.
Se espera que ahora el INE sea evaluado en su justa dimensión y ya no están ante el Presidente los fantasmas de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes quizá en el extremo en ocasiones lo que hicieron con sus opiniones y decisiones fue defender al INE.
No queda claro por ahora si los elogios presidenciales a la nueva presidenta del INE se deben a lo que dijo o a buscar una vertiente más para fustigar y señalar a los exconsejeros.
Es clave crear en torno al INE un mejor ambiente que permita que se desarrolle. El instituto no podría trabajar con la mirada sistemática del Presidente, quien con sus opiniones crea una animadversión entre sus furibundos seguidores. Las redes se convirtieron en este sentido en un campo de batalla en donde si algo quedó en claro es que prevalecen los adjetivos por encima de los razonamientos e intentos por buscar nuevas condiciones para la institución.
La impugnación del Presidente y el Senado a la decisión del ministro Laynez, de cancelar la suspensión indefinida del Plan B, puede ser uno de los primeros retos para los nuevos consejeros. El INE impugnó la propuesta presidencial ante la Corte, habrá que ver cómo reacciona ahora ante la eventual nueva decisión que pueda tomar la Corte.
Lo que con razón se ve venir es una revisión de los dineros que maneja el instituto. La nueva presidenta ya lo adelantó, pero también planteó la importancia de que no se busquen ahorros que pudieran afectar el desarrollo del proceso electoral. No se pierda de vista que en el 2024 vamos a tener la elección más grande que haya vivido el país a lo largo de su historia.
Se puede venir un lío grave y grande si quien gane las elecciones lo hace con sombras de duda. Significaría que dimos pasos atrás y también nos echaríamos atrás en uno de los elementos clave para entender el porqué nuestra democracia nos sale tan cara, nos referimos a la confiabilidad y certidumbre.
Los candados cuestan. Su existencia se debió a la forma en que se desarrollaban las elecciones con base a una justa exigencia de la oposición, esa misma que hoy está en Palacio Nacional. No pasa de largo el alto costo de las elecciones, pero recordemos que fue uno de los mecanismos que se encontraron en consenso para que los procesos electorales tuvieran confiabilidad y certidumbre.
Los problemas están más que en el INE, en lo que hacen los partidos políticos y otros actores, quienes buscan ganar elecciones sin escrúpulo alguno.
No vaya a ser que muchos se lleven un fiasco, porque resulte que los nuevos consejeros terminen actuando con base en la reglamentación del orden legal del INE como lo hacían los que se fueron, no los vayan a terminar llenando de adjetivos.
RESQUICIOS.
Tiene muchas lecturas la carta del Presidente al primer ministro chino. Mete a el país asiático en el mapa del fentanilo y en las controversias México-EU. Es también un guiño a China, habrá que ver cómo se interpreta en EU que tienen una ruda y forcejeada relación con los asiáticos; habrá secuelas.
Este artículo fue publicado en La Razón el 05 de abril de 2023. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.