El presidente Andrés Manuel López Obrador prácticamente aceptó la veracidad de las llamadas de Amílcar Olán, sus contratos con el gobierno y hasta la amistad con sus hijos, pero afirmó que, pese a todo, sus hijos “no son corruptos”.
En su conferencia de prensa de este lunes, el tabasqueño hizo referencia al caso de su hijo Gonzalo, de quien Latinus mostró, con grabaciones de conversaciones de Olán y documentos, las labores de “coyotaje” que ha hecho en las obras del Tren Maya, lo que el mandatario intentó negar. Sin embargo, López Obrador no rechazó la autenticidad de las llamadas del empresario (no lo había hecho tampoco en comentarios anteriores) ni la relación que tiene con su hijo, ni tampoco la existencia de sus contratos con el gobierno en una de sus obras más emblemáticas.
“Un amigo de mis hijos, de uno de mis hijos, tiene negocios; es proveedor y habla por teléfono en nombre de uno de mis hijos para que le den un contrato equis”, comentó el presidente. Acerca de la grabación dijo que “intervienen el teléfono, entonces dan a conocer un fragmento: ‘Ya me dijo Andy, ya me dijo Bobby”. Pero no negó que fuera auténtica.
El pasado 10 de enero en Loret en Latinus se presentó el reportaje “El clan: el hijo Gonzalo y el Tren Maya”, de Mario Gutiérrez Vega, donde se muestra que el apodado “Bobby” se convirtió en un intermediario para que su amigo Amílcar Olán obtuviera contratos (en una parte de la conversación se le escucha decir que, en una ocasión, en seis meses obtuvo de utilidad 250 millones de pesos) para proveer de balasto y el flete para su transporte a empresas que intervienen en la construcción del Tren Maya.
Pese a las conversaciones de Olán y los contratos, este lunes López Obrador afirmó que su hijo Gonzalo “no tiene que ver absolutamente nada” y que “no hay ninguna prueba”. Expresó que de sus tres hijos mayores, los que tuvo con su primera esposa, el que más se cuidaba era Gonzalo, con quien es difícil que haya una foto juntos porque “no quería que se le vinculara conmigo”.
También se refirió a lo que se ha dedicado Gonzalo: dijo que fue promotor deportivo del equipo de beisbol Gigantes de San Francisco, pero que ahora trabaja para las Grandes Ligas, y que “no le gusta, incluso, la actividad política”.
Y, otra vez y aunque no ha desmentido la serie de reportajes sobre sus vástagos, dijo: “No son corruptos mis hijos; pero, además, ni una sola prueba”.