López Obrador pasó años criticando – con razón – prácticas tramposas del voto, en particular del PRI. En particular, la compra y coacción del voto a través de despensas u otros bienes, por un lado, y de presión a empleados gubernamentales y sindicatos para votar por ese partido.
Había mecanismos y trucos para garantizar que esos electores votaran por el partido en cuestión y no pudieran practicar el consejo que el propio Amlo les daba: “Toma lo que te den y vota por quien quieras”.
Hasta 1994 hubo urnas secretas; antes de eso uno podía ver cómo votaban los electores de al lado. La urna cerrada fue un avance. Pero más adelante se pudo controlar el voto comprado o coaccionado a través de una foto de la boleta cruzada por el partido comprador, tomada por el celular.
Morena ahora lo hace. ¿Me consta? Sí. En la elección intermedia, mientras yo hacía fila, un elector recién salido de la casilla me reconoció y me confesó que trabajaba en el gobierno federal, y sus jefes lo obligaron a votar por Morena, lo cual debía comprobar con una foto tomada por el celular.
Le pregunté si él hubiera votado por otro partido, y me respondió que sí, pero que tenía que cuidar la chamba. De ahí la idea, manejada de hace tiempo, de impedir que el elector entre a la mampara con su celular, pues de esa manera podrá votar como quiera, y la compra-coacción del voto se verá dificultada.
De ahí la propuesta que en el INE ha hecho Guadalupe Acosta Naranjo, del PRD, y respaldada por sus aliados PAN y PRI, para que los consejeros reglamenten, de acuerdo a sus facultades, que el celular se quede junto con la credencial fuera de la mampara, y se recoja después de depositar la boleta en la urna.
Morena y el PT, se opusieron a ello. ¿Por qué? Evidente, porque ahora son ellos quienes compran y coaccionan el voto y requieren la comprobación fotográfica, como antes hacía el PRI. Alegan que el INE no está facultado para tomar esa decisión, pues debiera estar en la ley y no en los acuerdos internos del INE, y no hay tiempo para modificar la ley.
La propuesta está en espera de ser revisada y votada por el Consejo General. Si decide aceptarla como parte de sus facultades seguramente el caso terminará en el TEPJF.
Si éste confirma la propuesta, será mucho más complicada la compra y coacción de voto por cualquier partido dando mejores condiciones para la libertad de voto que tanto exigió Morena y ahora le estorba.
Si el TEJPJ rechaza la petición, sabremos que un buen número de votos de Morena habrán sido obtenidos por el método de la compra y coacción, comprobando el voto por ese partido a través del celular.
Desde luego, queda la posibilidad al votantes de, tras tomar la foto cruzada por el partido en cuestión, pueda anular su voto. Pero aún así será privado de votar por quien realmente quiera.
Lo mejor sería pues que se adopte la medida de no permitir la entrada a la mampara con celular, y así habrá menos votos comprados o coaccionados, aunque esos electores hayan sido presionados por un partido (el que sea, pero en particular, los que se oponen a esta medida, que ahora les favorece).