viernes 15 noviembre 2024

Entre la demagogia y el narcisismo. La personalidad de un dictador

por Alejandro Vázquez Cárdenas

La figura del dictador ha fascinado y aterrorizado a la humanidad a lo largo de la historia. Estos líderes autoritarios, caracterizados por su dominio absoluto del poder y su capacidad para manipular a las masas, han sido objeto de estudio desde diversas disciplinas, incluida la psicología. ¿Qué tipo de trastorno de personalidad podría estar presente en aquellos que buscan y mantienen el poder de manera tiránica? ¿Qué características educativas, culturales y niveles de resentimiento social podrían predisponer al común de los votantes para seguir ciegamente a un líder con tendencias dictatoriales?

Los dictadores suelen exhibir rasgos de personalidad que se alinean con varios trastornos psicológicos. Según el DSM V ( Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition ) y el CIE 10 ( Clasificación Internacional de Enfermedades según la OMS) una característica común en estos individuos es presentar en mayor o menor intensidad rasgos de una personalidad narcisista . La megalomanía, la falta de empatía y la necesidad constante de admiración son rasgos típicos que los impulsan a buscar el poder absoluto y a mantener un control férreo sobre la sociedad. Dentro de las características de los individuos que presentan un trastorno de personalidad narcisista encontramos que sobrestiman sus capacidades y exageran sus logros. Piensan , y se lo creen, que son superiores, únicos o especiales. La sobre estimación de su propio valor y logros por lo general implica una subestimación del valor y los logros de los demás, en otras palabras, los consideran poco menos que ignorantes o de plano tontos.

Dado que los pacientes con trastorno narcisista necesitan ser admirados, su autoestima depende de la consideración positiva de los demás . Son hipersensibles y se molestan enormemente por las críticas. Ante un cuestionamiento por lo general responden con ira o desprecio, o pueden contraatacar con verdadera saña.

Por si no fuera suficiente con su personalidad narcisista se agrega con frecuencia un trastorno de personalidad antisocial , mismo que se manifiesta por un desprecio flagrante por las normas sociales, la manipulación y la explotación de los demás para alcanzar sus objetivos personales.

Los dictadores suelen surgir en contextos donde la educación y la movilidad social son limitadas. Muchos de ellos provienen de entornos socioeconómicos desfavorecidos y han experimentado algún tipo de discriminación o marginación en su vida. Este resentimiento social puede alimentar su sed de poder y venganza contra aquellos a quienes perciben como sus opresores. Cuando triunfa su movimiento lo primero que les llega a la mente es una especie de “Ahora verán”. ¿Conocen al alguien así?

Una característica común en los dictadores es que suelen prometer soluciones rápidas y radicales a los problemas sociales y económicos complejos, aprovechándose de las frustraciones y el descontento de la población. Su habilidad para articular un discurso persuasivo y simplista les permite ganar seguidores entre aquellos que buscan respuestas simples a problemas añejos y complicados.

La historia está plagada de ejemplos de dictadores que llegaron al poder a través de métodos democráticos, aprovechándose de la manipulación y la demagogia. Adolf Hitler en la Alemania de la década de 1930 es un caso emblemático. Aprovechando la crisis económica y el descontento social, Hitler logró ganar apoyo popular prometiendo restaurar la grandeza de Alemania y eliminar a los supuestos enemigos del país. Otro ejemplo notable es el de Hugo Chávez en Venezuela. A través de un discurso básico, simple y populista Chávez logró convencer a una gran parte de la población de que era el único capaz de resolver los problemas del país y redistribuir la riqueza de manera equitativa.

Ahora algo interesante, ¿Cuales son las razones que impulsan al electorado a creer en un demagogo? Por lo general es una combinación de ignorancia, desesperación y manipulación emocional. Estas personas pueden estar desencantadas con el sistema político existente y estar buscando un cambio radical. La retórica vindicativa y simplista de los demagogos resuena con sus emociones y les ofrece una salida fácil a sus problemas.

¿ Hay algún remedio para no caer en la trampa de un aspirante a dictador? Si, pero no es fácil, básicamente es estar alerta a ciertos indicadores: La historia previa del candidato, sus acciones y discursos pasados, así como su historial de comportamiento autoritario o manipulador. Además, es fundamental analizar críticamente las promesas y propuestas del candidato, en lugar de dejarse llevar por la emoción o la retórica vacía.

¿Dificil? Ciertamente, pero no hay de otra.

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