1. Desde el primer día de su administración el presidente se planteó la prolongación del poder. Los Siervos de la Nación integraron una estructura clientelar que operó desde ese momento hasta la fecha con recursos del erario y listas de votantes.
2. Las ruedas de prensa matutinas fueron clave. No fueron referente de información sino de propaganda. Ahí, AMLO desplegó su discurso y desde ahí defenestró a sus adversarios a quienes convirtió enemigos a destruir.
3. La figura de Lord Molecula fue más importante que la chunga a la que se redujo hasta la figura de ese pobre hombre. Fue icono del mexicano promedio al que López Obrador se dirigió. Ese mexicano sabe, como todos los demás, que vivimos una estela de corrupción enorme, la destrucción del sistema de salud y un aumento exponencial de la violencia. Pero el gobierno federal le habla a él, lo prodiga en sus discursos y lo beneficia de los programas sociales. Ese mexicano le hace reverencias.
4. La mañanera fue el foro político más visto en el país, también gracias a que la mayoría de los medios de comunicación se plegaron al poder del presidente. Esos medios, además de propagar el mensaje oficial, evitaron exhibir las ostensibles mentiras del presidente y mucho menos dieron eco al desastre de las políticas públicas. Esos medios serviles se disociaron de las audiencias en general y le hablaron al Lord Molécula promedio. En sus mesas de análisis fueron depurando a líderes de opinión críticos y se quedaron con un puñado para mantener la apariencia de pluralidad.
5. Todo esto se debe a que la operación de Estado los alcanzó a ellos, en particular desde hace tres años, cuando López Obrador levantó la mano de su criatura política y dijo “Es Claudia”. La señal para los empresarios fue clara: cooperas o cuello y a quienes no cooperaron los estigmatizó e incluso sobre algunos como en el caso de Grupo Salinas, inició infamantes campañas mediáticas y terrorismo fiscal.
6. Hay excepciones, sin duda. Latinus es la más relevante aunque quedó circunscrito a las redes sociales porque salvo algunos pocos casos como Revista Etcétera, ningún medio le dio eco a los sustentados trabajos periodísticos que revelaron corrupción, aumentos en el índice de violencia y el desastre de salud que vimos.
7. Fue una elección de Estado porque López Obrador minó los contrapesos desde el primer día, se colocó en el centro del poder y desde ahí definió reglas de una competencia interna en Morena que, sin embargo, ya tenía ganadora. Para ello se usaron recursos públicos, como el propio Marcelo Ebrard denunció, para favorecer a la elegida presidencial. En esa elección de Estado las corcholatas se debieron plegar.
8. AMLO transgredió la ley electoral sistemáticamente, sabía que el INE no tenía más dientes que para amonestarlo y se lo pasó por el arco del triunfo. Él buscó trascender el poder como fuera y para ello también, usando recursos públicos, integró una poderosa estructura digital de propaganda integrada por lo que Etcétera llamó como “Los farsantes de la 4T”.
9. El proceso electoral aún no termina y la ley comprende la revisión de todas las irregularidades. El domingo en Radio Fórmula, dije que no sabíamos la magnitud de éstas y hay que esperar. No obstante, ahí no está la miga del asunto para explicar el triunfo abrumador Claudia Sheinbaum. 35 millones y medio de votos son un alud que nos hablan de una mayoría que sí fue persuadida por el discurso del populismo. Es decir, el 2 de junio, AMLO coronó su esfuerzo por trascender el poder y recogió los frutos de una propaganda mentirosa e infamante pero eficaz.
10. Esas elecciones de Estado son una clara expresión del retroceso de nuestra democracia y la muy probable antesala de la fundación de un régimen autoritario con la cristalización del plan C. En ese sentido, creo igual que Brozo, que no nos va a llevar la chingada, sino que ya nos cargó la chingada. Desde ahí vale la pena partir para entender lo que está pasando en México.