El pasado lunes, la popularidad de Donald Trump no repercutió en las primarias de Iowa, pues a pesar de liderar las encuestas, Ted Cruz le arrebató la nominación presidencial por el partido Republicano.
Cruz alcanzó el 28% de los votos, mientras que el multimillonario se tuvo que conformar con el 24%, además de que para sorpresa de muchos, las aspiraciones del senador por Florida, Marco Rubio, lograron un 23% de las preferencias.
Es así que el empresario no tuvo mayor opción que reconocer su derrota y felicitar a su contrincante: “Estoy honrado de haber terminado segundo. Continuaremos para lograr la nominación republicana, y vencer a Hillary Clinton o Bernie Sanders, quien sea el rival. Amo Iowa. Volveré muchas veces, de hecho, creo que me compraré una granja”.
En tanto que, del lado de los Demócratas, con el 97% de los votos contados, Hillary Clinton y Bernie Sanders están empatados con 49%, según dijo el partido a través de un comunicado.
Clinton evitó autoproclamarse como la ganadora, sin embargo, reconoció haber descansado después de ver los resultados de su trabajo.
La analista Gloria Borger, declaró que la sola idea de repetir la mala experiencia de 2008, cuando perdió a manos de Barack Obama, habría puesto en un escenario de pesadilla a Clinton.
Es así, que los encargados de la campaña de Hillary ahora buscan atraer a los simpatizantes de Sanders, para asegurar su pase como candidata para la presidencia de Estados Unidos.
“A juzgar por la forma en que algunos simpatizantes de Sanders decidieron cambiar su apoyo a última hora y ofrecer su respaldo a Clinton, demuestra que entre el electorado demócrata hay el convencimiento de defender el legado de Obama”, dijo David Axelrod, uno de los estrategas que llevaron al actual presidente a la Casa Blanca.
Ausentes de los primeros cinco lugares en el bando republicano, el exgobernador de Florida, Jeb Bush y los gobernadores de New Jersey y Ohio, Chris Christie y John Kasich, así como Mike Huckabee, quien anunció su retiro de la contienda.
El analista Larry Sabato, dijo que el errático comportamiento de Donald Trump durante su campaña fue un factor de impredictibilidad, lo que pudo haber jugado en su contra.
“A lo mejor a los electores de Iowa no les gustan los gestos de inestabilidad para alguien que aspira a ocupar la Casa Blanca”.
(Con información de EFE y AP)
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