El lunes pasado a las 8 de la noche, Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) publicaron el trabajo “La Estafa Maestra”. Los editores de etcétera sin dudarlo, minutos después, recomendaron integro el material en el portal de la revista: es una memoria imprescindible para calcular la magnitud de uno de los principales problemas de la administración pública como es la corrupción. Junto con aquel reconocimiento señalamos, yo en lo personal, que ese es un gran esfuerzo de compilación de notas difundidas por algunos medios de comunicación y una acuciosa reseña de las investigaciones de la Auditoria Superior de la Federación. Ni más, ni menos.
La revista etcétera pretende analizar la calidad de los contenidos noticiosos y, desde el lunes, a ustedes les consta, fuimos demostrando que, en esencia, los desvíos a los que alude Animal Político ya habían sido difundidos dos años y medio antes, y junto con ello comprendimos que la parafernalia de una campaña que hiciera parecer esto como si fuera novedoso implica una actividad política notoria que tiene como beneficio público expandir el tema, traerlo otra vez: en el periodismo la memoria es un elemento sustancial, y esa es una virtud irregateable de Animal Político (aun con su estridencia, por ejemplo cuando sugiere que los desvios son parte de una suerte de maquinación del gobierno federal), por ello también ofrecimos al lector el recuento de los medios de comunicación que no consideraron clave ese recuento. Sobre todo: Nuestra revisión de contenidos no impide exponer la opinión que tenemos sobre la sustancia de ese compendio maestro, y expusimos desde el martes: la recopilación anota un problema grave y además apunta a la responsabilidad que en ello tiene esta administración federal (aunque no sólo ésta sino la anterior además de diversas instituciones universitarias).
La redacción de Animal Animal Político que dirige Daniel Moreno publicó lo siguiente el día de hoy:
“La Estafa Maestra empezó a ser documentada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) desde su revisión de la Cuenta Pública 2013. Aunque existen registros de que este mecanismo para el desvío de recursos empezó, al menos, en 2010, como la misma institución consignó.
“En su análisis de la Cuenta Pública 2013, que —como marca la ley— la ASF presentó en febrero de 2015, se alertó que el gobierno federal usaba a las universidades públicas para triangular recursos y entregarlos a empresas irregulares.
Y así concluyó:
“Los hallazgos de #LaEstafaMaestra dan seguimiento a lo publicado en diversos medios de comunicación sobre las irregularidades detectadas por la ASF”.
Estoy convencido de que, en efecto, no haber expuesto eso antes, es un enorme error.
El texto de Animal reseña solo algunos de los medios que abordaron la información antes, y menciona a Excélsior y Proceso, entre otros. Le faltó citar al diario Reforma, y la omisión no es menor porque el reporte de hoy de Animal Político sobre desvío en Pemex lo documentó el diario el 13 de marzo de 2015, hace dos años y medio. (El lector interesado puede acudir al portal de etcétera o directamente al sitio de Reforma).
En suma, esta compilación maestra, como señala Moreno -a quién aludo por ser el director-, “empezó a ser documentada por la Auditoria Superior de la Federación” y da “seguimiento a lo publicado en diversos medios de comunicación sobre las irregularidades detectadas por la ASF”, subrayo, por la ASF. Me da gusto el reconocimiento de Animal Político (que no nos cite es lo de menos), no solo porque habla bien de ellos como profesionales ni porque eso ayuda a entender que varios medios no consideraron la información de Animal Político –es difícil esperar que lo hagan si estos no fueron citados siquiera en el compendio–. No sólo me da gusto porque esta vez el director de Animal Político sí acuda a la ley como un valor y como un referente del trabajo periodístico, cuando hace poco se expresó en sentido contrario. Me da gusto porque el público lector tiene la oportunidad de valorar en su mejor dimensión ese esfuerzo enorme, también los colegas. Y es que, a final de cuentas, Animal Político hace una gran reseña de las investigaciones de la ASF –incluso hizo sus propias visitas domiciliarias– por lo que vale mucho la pena exigir que la autoridad cumpla con su responsabilidad. Ni más, ni menos.
