Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en las trampas, las estratagemas, los ardides, esos planes o acciones que tienen como fin engañar a una persona. Resulta que El Bronco Trampas aparecerá en la boleta de las elecciones de 2018. En una votación dividida de cuatro votos contra tres, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le ordenó al Instituto Nacional Electoral incluir al Bronco en la boleta. El Trife no solo consideró que Jaime Rodríguez hizo bien el trámite, sino que, incluso, fue ofendido por el INE al negarle el derecho de audiencia. El Trife le ha perdonado así al Bronco algunas pequeñas irregularidades, un cuartito de Tafil y dos gotas de Tetrahidrocanabidiol le caerían bien a Gilga. Games lo leyó en su periódico Reforma y sufrió un desvanecimiento: 58 por ciento de firmas apócrifas, 810 mil firmas no encontradas en la lista nominal, 158 mil simulaciones de firmas, 205 mil fotocopias de firmas, 23 mil 644 documentos no válidos; por si fuera poco, hay 17 millones de financiamiento sospechoso, 680 mil pesos triangulados con empresas sospechosas; ¿le parece poca cosa? Agregue usted uso de empresas sin registro de padrón de proveedores, captura de firmas en un mismo domicilio y de madrugada, funcionarios investigados por juntar firmas en días y horas hábiles. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur tramposo. Gilga abandonó el mullido sillón, caminó sobre la duela de cedro blanco y farfulló: definitivo, nos hemos vuelto locos.
Mano negra
Dirán la misa los jurisconsultos y las jurisconsultas, pero la decisión del Trife no ha sido una decisión jurídica, sino política. Como suele decirse, el Trife se ha dado un balazo en el pie que le costará una parte de su credibilidad. ¿Así decidirá el tribunal en casos más graves aun que el análisis de las trampas de un independiente? Dios de bondad, si lo hubieran planeado no lo habrían hecho peor.
Ahora mal sin bien, crece como hierba mala la hipótesis de que El Bronco en la boleta podría quitarle votos a Liópez. Cierto o no, de otra forma no puede entenderse semejante pifia, una pifia interesada. Los dioses saben que la mente de Gilga no es especialmente conspirativa, pero rayos y centellas, ¿a quién si no al PRI conviene que El Broncofigure en la boleta? Desde lo alto y también por lo bajo del PRI insisten en que José Antonio Meade crecerá en la intención de voto, pero acabarán con tragantones de saliva: Meade no alcanzará a Anaya y de Liópez mejor que se olvide, pues lo separan de él al menos 20 puntos. Y los cañones contra Anaya favorecerán a Liópez.
Un mar inmenso de errores y pecados, diría el clásico. Que con su pan se lo coman. Como diría el extinto padre de Gamés: van a llorar lágrimas de sangre. Por último, aunque no al final: parece inevitable que el PRI pierda al menos siete de las nueve gubernaturas en juego. Podrían retener Sonora y Yucatán, dos estados intrascendentes, por decir así. La catástrofe priista se acerca, y el éxodo ni lo duden la lectora, el lector y le lectere, el poco priismo se pondrá a las órdenes del probable presidente Liópez, que les recuerda su raíz perdida. ¿Cómo ven esta breve e intensa reflexión de Gil? Como si fuera un itamita conspicuo. Aigoeei.
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