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viernes 08 noviembre 2024

Una batalla contra la moralidad

por Melina Alzogaray Vanella

Este artículo fue publicado originalmente el 19 de diciembre de 2013, lo abrimos de manera temporal dada su relevancia periodística.


¿No es la política –y cuando digo política hablo de ese deseo de cambiar el mundo y a nosotros mismos dentro de él– un arma de seducción? ¿Qué tiene de político mi deseo? El otro día Mirushka iba caminando por las calles del DF y una señora –al verla–, le dice a otra: “¿Es hombre, mujer o puto?”; Mirushka pensó para sus adentros “¿Solo hay tres opciones?”. Antes esas actitudes la enojaban mucho, ya no. Sabe que por el simple hecho de existir en este mundo genera preguntas acerca de la diversidad de cuerpos y personas.

La cuestión está en la rodilla. Baudelaire amaba las rodillas femeninas. Amaba, quizás, en la mujer, lo que tiene de menos femenino, esos momentos de su cuerpo en que asoma el hombre que pudo ser, un fantasma varón o un fantasma de varón. No diremos ingenuamente que de esto pueda deducirse un trasunto de homosexualidad baudeleriana. Más bien, en la fascinación por el nudo donde se trenza o se destrenza la im/posible dualidad sexual de una criatura, descubrimos la inquietud por el enigma mismo de la sexualidad.1

Noviembre, 2013. DF. Colonia Obrera. Son más de las 12, noche Miroslava, salgo de su casa. Para mí ella es simplemente adorable. Su cuerpo es múltiple y plástico, su cuerpo no es solo un objeto de poder, también un objeto político. Me subo al asfalto recordando que los fetiches y las represiones están en cada uno de nosotros; fue una conversación henchida de sexualidades subversivas, me quedé rumiando en la idea de la pornografía hegemónica como un tentáculo del poder.

Mirushka pensó que si ella podía intervenir una situación porno, podía también mostrar otros arquetipos de sociedades: al meter cuerpos distintos o sexualidades disidentes. Ella es artista audiovisual, hace Post-Pornografia, intenta generar una reflexión respecto de las acciones colectivas y las acciones individuales que puedes hacer desde ti mismo, al repensar en vínculo con tu cuerpo y con tu sexualidad. Uno de sus videos ganó el primer lugar en el último Festival Bataclán de Post-Pornografía.

En la Post-Pornografía encuentras representadas las prácticas y los cuerpos de las personas que no encajan en la pornografía convencional; y que no encajan porque no quieren y porque les parece castrante. La Post-Pornografía desafía las fronteras heterosexistas; crea y manifiesta otras sexualidades, otros tipos de cuerpos. Viene del punk, supongo que tampoco tiene una definición cerrada porque su esencia es estar en constante transformación.

Su objetivo principal no es solamente generar una satisfacción en quien lo va a ver, la Post-Pornografía es básicamente un espacio de discusión y reflexión crítica. Son prácticas que, politizando a través del sexo, del cuerpo y del deseo, hablan de una realidad con múltiples matices. Es el tipo de pornografía que subvierten los imaginarios de género, termina con tabúes y evidencia la doble moral.

Mientras la sexualidad siga siendo un tabú, no nos involucraremos abiertamente en imaginar cuál es la pornografía que queremos ver. El atrevernos a desarrollar una pornografía más franca, abierta y madura, nos intimará a hablar honestamente de nosotros mismos, de nuestra propia identidad: ¿Qué nos gusta? ¿Qué buscamos? ¿Cómo queremos ser? “Todas las Caperucitas Rojas se vuelven lobos en la práctica Post-Pornográfica”2. Esta entrevista es una invitación sicalíptica a la liberación: hazlo tú misma. Ñam.

¿Miroslava, cómo llegaste a ser quien eres?

¿Cómo llegué a hacer arte? Desde que comencé la prepa me interesaron todo tipo de talleres; siempre estuve con gente más grande que yo y eso hizo que participara en grupos y actividades que estaban adelantadas a mi edad: cuando tenía como 16 ya estaba formando parte de exposiciones de foto colectivas. Le llamábamos “foto conceptual” y en aquellos tiempos lo que más me interesaba era buscar un detalle en mis fotos e intentar que ese detalle, descontextualizado, pareciera otra cosa. Me imagino que desde entonces viene la onda de ver más allá, o mi interés por buscar un modo diferente de mirar.

Sin saberlo, creo que toda mi vida me ha interesado el género y la flexibilidad al respecto; ya de niña me gustaba jugar con cosas que pueden parecer de niños. No recuerdo tener muñecas, pero recuerdo que mis papás siempre me dejaron elegir con qué jugar. Desde entonces puedo reconocer una especial libertad con la que he vivido toda mi vida. Fui creciendo así, con una identidad en la que no me ha gustado identificarme ni como chico, ni como chica. Me parecía muy aburrido tener que ser a fuerzas una u otro. Y me sigue pareciendo así: no hay solo dos opciones.

Cuando entré a la ENAP me aburrían muchísimo todas las clases: nunca quise hacer pintura, ni dibujo, ni nada de eso. Yo tenía un montón de ideas y quería que ellos me enseñaran cómo darles forma, pero nada me gustaba, estaba muy triste en esa época. Hasta que un día descubrí el video y supe que eso era lo mío: la imagen en movimiento, desde ahí no lo solté. Fue muy difícil porque en la Escuela no había clases de video; así que tuve que aprenderlo por mi cuenta.

En cuanto a los contenidos, comencé haciendo referencias al “cuerpo posthumano”; es decir, el cuerpo como animal, como insecto o como cyborg, estaba experimentando. Cuando me di cuenta que megustaba el tema de la androginia, o “el cuerpo sin clasificación específica”, fue justo cuando comencé a tener un poco más de comodidad y dominio en el tratado de los videos. Todo tiene que ver con movimiento. A mí no me llena ver algo estático –una foto o un grabado– por eso me funciona el video; me permite cortar, pegar y editar, crear como yo quiero.

Mi primer video “1.1.3” trabaja con dos cuerpos (biológicamente uno es hombre y otro es mujer, aunque son muy parecidos en peso y altura mi intención era que no puedieras diferenciarlos, que vieras un personaje ambiguo, que no supieras si eran uno o dos cuerpos. Funcionó muy bien. Comencé hablando de género y sexo, y al trabajar cuerpos desnudos inevitablemente tenía que usar genitales; al tiempo tuve que plantearme si quería de una vez comenzar a usar sexo explícito, y supe que tenía que hacerlo.

Lo siguiente que hice fue otro video que se llamó “Pornotizar”, se originó a partir de una búsqueda exhaustiva en páginas de porno que estaban en la web, no tenía idea de qué quería hacer; pero comencé a conformar un archivo. Y fue entonces cuando me di cuenta que toda mi selección buscaba las sexualidades disidentes (lo más disidente que se permitía en esas páginas). “Pornotizar” es una composición audiovisual sexo-revolucionaria, que confronta imágenes pornográficas de sexualidades disidentes con las de protestas contra el autoritarismo y los sistemas heteronormativos. Allí la sexualidad humana es mostrada en una dualidad corporal que interactúa libremente en las múltiples formas que habita el cuerpo. Lo hice así porque pienso que la pornografía es una metáfora que deja ver el funcionamiento de la sociedad en general.

¿Qué es lo que te da más rabia y cómo crees que lo sublimas a partir de tu arte?

Me dan rabia los prejuicios y la presión que hay sobre la gente para que solo podamos pensar de una forma o de otra. Me molesta que crean que hay tan pocas opciones de existir. Por otro lado, también me enoja el Estado autoritario y todo lo que significan las instituciones en general y la institución de familia en particular.

Quizás para mí es muy obvio, pero toda esa institución de la familia habla de un control absoluto sobre nuestras maneras de actuar ante el Estado y dentro el sistema. En mi último video hay muchos glitch visuales, fallos en sí mismos, errores en los archivos. Los fallos que tiene el sistema son esas características no previstas, en los que te puedes ir metiendo y jaqueando el mensaje. El sistema siempre tiene fallos, hay que buscarlos y explorar cómo podemos infiltrarnos ahí.

Me dan rabia muchas cosas, la mentalidad completamente binaria que solo admite el sí y el no; el hombre y la mujer; lo bueno y lo malo…y no hay una escala de grises entre eso. No es que me dé rabia, solo siento que todos seríamos mucho más felices si nos permitiéramos eso…

¿Te refieres a las libertades?

Sí, me refiero a que existen muchas más opciones. Y si me preguntas cómo lo sublimo, creo que siempre trabajo juntando esas dos partes: “la disidencia sexual y la ruptura política”, juntas, para mí no existe una sin la otra. Por ejemplo, trabajé acerca de la censura en el cine, ahí lo primero que censuran es el sexo, y luego cualquier tipo de política rara que intente germinar una disidencia.

Recuerdo que Roberto Tito Cossa –un dramaturgo argentino– dijo una vez: “Los que se toman la cultura en serio son los militares: lo primero que hacen es prohibirla”.

¿Algo más que quieras decir respecto a porqué comenzaste a interesarte en la Post-Pornografía?

Todo comenzó por utilizar los cuerpos y por experimentar conmigo: siempre salgo yo en los videos, creo que eso le da realidad a lo que quiero decir. También me interesa trabajar con toda la información pública que proporciona internet ¿Para qué hacer más imágenes si en la web hay tantas que puedes intervenir y regresar a ese mismo público? Además, a todos nos gusta la pornografía, sea cual sea, cada quien con su estilo, pero definitivamente a todos nos encanta. Para mi tomar esas imágenes, estudiarlas, editarlas y devolverlas a la red es una acción muy importante.

¿Qué es el género para ti?

El género es todo lo que te enseñan desde que naces, es la forma en que te comportas, la forma en que te relacionas con tu cuerpo; y a su vez es también la particular relación que generas con otros cuerpos. Para mí es una construcción social que, así como se aprendió, se puede modificar. El género es modificable tanto como tú lo quieras.

¿Y se puede nacer en un cuerpo equivocado?

No. Creo que si tú no te sientes cómoda con tu cuerpo puedes modificarlo hasta que te sientas bien. Y no me refiero explícitamente a las cirugías, me refiero a la manera en que te comportas con otros cuerpos (tu lenguaje corporal), todo eso es suficiente si es que no te sientes cómodo con “lo enseñado”.

¿Nacer en un cuerpo equivocado? Más bien diría “siéntete bien con el cuerpo que tienes, no importa cómo sea”, explora la relación con tu cuerpo antes de rechazarlo, lo mismo si quieres ser más alto o más bajo, o rubio, o moreno…

¿Tú crees que se puede “diagnosticar” la identidad de alguien?

¿Diagnosticar en el sentido de que alguien no está cómodo ni contento consigo mismo? Puedes diagnosticar una falta de confianza o depresión, esa palabra médica está muy fea. Puedes darte cuenta cuando alguien no se siente bien con su cuerpo. Y ayudarlo a que se sienta bien.

¿Entonces qué piensas respecto del supuesto control de la medicina, la iglesia y el Estado sobre nuestros cuerpos?

Pienso que tienen un control completo: desde que naces te dicen si eres niño o niña, si eres blanco o negro, pobre o rico, si tu familia es tal o cual. El control es completo, está siempre presente y en todos los ámbitos; también desde el sentido de los fármacos, en los medios, en la escuela, tu familia, tu casa, en la calle, todos ejercemos un control sobre nuestros propios cuerpos y eso hace que a su vez estemos entrenados para controlar a los demás cuerpos.

Ante eso lo único que podemos hacer es darnos cuenta que efectivamente está sucediendo y, entonces, pensar qué de todo eso nos gusta y qué no. ¿Quiero seguir creyendo lo que me dicen que soy o me animo a elegir un camino distinto? Lo primero es ser conscientes.

¿Qué opinas de la hormonación?

Pues es chistoso porque las hormonas femeninas las consigues fácilmente en las farmacias; sin embargo la testosterona no puedes comprarlas así nomás, resulta un poco sospechoso: ¿Por qué puedes feminizar un cuerpo pero no puedes masculinizarlo? ¿Por qué está mucho más controlado?

Respecto a la gente que quiere hacer una modificación, creo que cada quien es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo. Se me hace un proceso súper fuerte, pero respetable, puedes hacerte un implante de senos o tatuarte o pintarte el pelo o hacer mucho ejercicio o volverte vegano, todo eso implica modificaciones corporales.

De hecho estoy pensando en hacer una pieza a partir de unos quistes que me quitaron hace un par de años; después de eso comencé a tomar parches anticonceptivos y vi mi cuerpo cambiar, para mí era algo muy raro porque estaba “feminizando” mi cuerpo aunque ya soy chica. Es decir, evidentemente soy una chica, pero yo lo considero o lo exteriorizo de una forma un poco más ambigua y no quisiera llegar a ninguno de los dos extremos; por tanto el consumir hormonas femeninas para mí ha funcionado diferente…

Quizás la píldora –no el preservativo– es otra forma de control. Si bien parece ser “la opción más fácil y eficaz” también permitió la intrusión masiva de fármacos en nuestros cuerpos. Los anticonceptivos hormonales son medicamentos diseñados para interferir en las funciones normales del organismo de la mujer y con efectos adversos en su salud y en la del medio ambiente. Son químicos sintéticos que también afectan la libido, tu temperamento, tu apetito sexual, implica un importante desorden hormonal en tu cuerpo…3

Sí. Pues, creo que son varios temas. Por un lado, la educación sexual y los anticonceptivos nos permiten una mayor libertad sexual, no queremos niñas de 12 años embarazadas, pero finalmente es un “agente químico”, luego pueden venir complicaciones con los años. Claro que es una forma de control y es autoritario el hecho de que sean solamente las mujeres quienes tengan que tomarlo; y que los hombres no padezcan los efectos secundarios. El control está en todo, honestamente no puedo pensar en algo que esté exento de control.

Volviendo a la pornografía… ¿Qué es la Post-Pornografía, cuál es su naturaleza?

La pornografía es el sexo explícito y “a colores”, porque siempre “lo erótico” está en blanco y negro (Mirushka se ríe). Yo trabajo con la Post-Pornografía y no es que por ser “post” exista después de la pornografía, sino que se desarrollan de manera paralela. Lo más importante es que la Post-Pornografía se concibe desde un sentido crítico; por ejemplo, contemplando conscientemente prácticas sexuales diversas. La pornografía convencional está hecha para una visión masculina. Si te detienes a verlo, incluso la pornografía lésbica es súper falsa, las chicas siempre son pasivas como lo es el rol de las mujeres en la heterosexualidad normativa.

La pornografía convencional siempre está enfocada a miradas masculinas –heterosexuales o gays–, pero siempre el que lo está viendo es un chico; entonces el porno gay para chicos es tan grande que no podría compararse nunca al porno lésbico o de cualquier tipo para chicas; básicamente porque no se tiene pensado que lo vean chicas.

En cambio en la Post-Pornografía hay muchas chicas que trabajan en dirección, a diferencia del porno tradicional que en general está llevado por hombres. También es muy incluyente en el sentido de que usamos cuerpos más reales, cuerpos que en sí mismos tienen una identificación corporal. Un ejemplo simple: de los millones de videos porno que he visto solamente dos chicas tenían el cabello corto. Hay voz para cuerpos y prácticas sexuales diversas y disidentes, también hay propuestas que se combinan con contenidos políticos. Principalmente la Post-Pornografía tiene que ver con la visión crítica que se tiene sobre la pornografía; finalmente estamos trabajando con cuerpos, genitales y sexo… pero con una intención diferente.

Hay que tener en cuenta que el porno hegemónico es una industria y de las más fuertes, que comercializa con el cuerpo y los estándares corporales, no digo que no se haga comercio con la Post-Porno, también hay productoras y todo. Sin embargo la pornografía convencional es la primera educación sexual de muchos; imagínate que desde niños aprendemos de ella cómo tenemos que ser y –si bien existe un porno bastante variado– es muy clara y uniforme la idea con la que quieren que te quedes acerca de tu sexualidad y de tu cuerpo.

¿En qué medida la pornografía de un país habla de su propia identidad?

Creo que fomenta la manera en que nos vemos los unos a los otros. La pornografía convencional es súper racista y sexista, siempre ves latinas o negros como especímenes exóticos, las latinas invariablemente tienen curvas y caderas, y a las rubias se las ve súper exageradas con sus operaciones. Volvemos entonces a estandartes de estereotipos y razas. México tiene algunas producciones, pero no se me hace que puedan diferenciarse de otras con el porno tradicional. Quizás Asia y Japón tienen algo para decirnos: parece que tienen una sexualidad súper reprimida, pero tienen el porno más loco y más gore –lo que aquí apenas estamos imaginando, ellos ya lo hicieron tres veces–; pero curiosamente tienen prohibido mostrar los genitales.

Hay mercado para todos. Toda la pornografía está ahí y puedes verla. Pero también estamos quienes queremos ver otras cosas. Eso nos pasó en un festival que hay acá y se llama Bataclán Internacional y el año pasado ganamos con el video “Pornotizar”; y ellos lo pasaron en un cine de porno comercial. Lo que sucedió fue que toda la gente que habitualmente concurre al cine se sintió ofendida por nosotros que nos entrometimos en su espacio; ellos comenzaron a abuchear los videos pero cuando pasaron mi video la gente se quedó sin saber qué hacer (…) Yo me imagino que pensaban “sí es lo que queremos ver, pero está raro y, ¿por qué tiene imágenes políticas?“. No es lo mismo exhibirlo para un público de artistas (que tiene una lectura particular) que para un público que explícitamente busca pornografía y de repente ve algo así. “Es lo que queremos, pero tiene otras cosas…”, para mí el cuestionamiento ya es suficiente.

¿Tenemos que desexualizar nuestro placer?

Yo creo que el placer siempre es sexual, simplemente puede ser o no genital. También creo que en el placer sexual no tienes que estar forzosamente cogiendo, puedes comer o andar en bici y sigue siendo placer sexual, en el sentido que lo sientes en todo el cuerpo. Otra cosa es que sea genital.

¿Se trata entonces de desgenitalizar el placer y cuestionar esa visión machista?

Pues sí, la onda “falocentrica” es dominante, siempre está el pene súper presente. En el porno es muy triste ver cómo los cuerpos femeninos son súper falsos y los penes que aparecen –porque están elegidos allí– también son falsos. Y lo triste es que la gente ve esas chichis gigantes o esos penes como un ideal. ¡Imagínate qué trabajo para todos los actores, obviamente existen trucos de cámaras y todo! Pero a mí me preocupa la no identidad de los hombres, evitan los gestos de sus caras, como si no quisieran que salieran ahí, pero insisto en que todo está controlado.

Todos podemos sentir placer más allá de la penetración, con lo que sea… desde comer, preparar tus verduras, las texturas y los olores, para mí funciona increíble; es la forma en que tu cuerpo recibe alguna motivación externa, un sonido, ni si quiera te tienen que tocar… Se me hace súper lindo saber que te puedes dar cuenta de eso en cualquier momento. Estamos hablando de placer sexual desde un sentido básico, provocar un estado de tranquilidad, puede ser cualquier cosa, como sentir la lluvia… se trata de ser realmente consciente de tu cuerpo y lo que te sucede.

¿Cómo crear un porno que sea realmente universal?

Hay que empezar a hacer cosas, no hay manera de abarcar lo que todos quieren, aún en una pornografía no convencional puedes tener cuerpos normales o diversos y… el porno amateur ayuda mucho para generar cosas nuevas. La Post-Pornografía es una opción más, hay mucha gente que está feliz con la pornografía que hay, lo que nosotros hacemos es proponerles otras formas.

¿Cómo crees que sería la sexualidad “ideal”?

Abierta, sin prejuicios, con confianza, creo que todo depende del vínculo que tengas con tu cuerpo. Si tienes una buena relación con tu cuerpo siempre encontrarás una buena manera de encontrarte con los demás.

¿Y por qué crees que le tememos tanto a esa liberación?

Por los mismos sistemas de control que actúan sobre nuestros cuerpos; nos tienen tan reprimidos diciéndonos cómo actuar, cómo vestirnos, cómo movernos, cómo ser… y ante cualquier síntoma de no querer hacer eso, ya se vuelve peligroso. Yo lo he vivido muy cómodamente desde chica, con mucha libertad, tengo muy buena relación con mi familia, vivo con gente que trabaja estas mismas cosas. Solo en la calle, cuando me ven, se preguntan cosas y a veces me agreden. Pero es parte del todo, si quiero que se cuestionen… tengo que asumir que será conflictivo el simple hecho de existir en una sociedad heteronormalizada y controlada, si yo existo ahí ya soy un peligro.

Los sistemas de control están presentes en todo. De hecho tienen intereses específicos, te controlan para que sigas un determinado camino en tu vida: vas a la escuela y luego tu única función en la vida es reproducirte, te consigues un esposo o una esposa o “un alguien”; tienes hijos; formas una familia y les enseñas a hacer lo mismo y ya. Ahí tienes otra vez la institución de la familia controlada a la vez por el estado, por la iglesia y por todas las instituciones de control.

¿Crees que el binomio de Hombre/Mujer está agotado?

Sí. Creo que no alcanza, hay tantas identidades y cuerpos que no pueden especificarse solamente en dos opciones. Muchas veces se tiene el conflicto de confundir sexo y género; uno es hombre y mujer, y el otro es femenino y masculino. Yo creo que todo eso se aprende. De hecho está sobre la mesa el dilema de pensar que el sexo también es una construcción social, porque tener un pene o una vagina no lo aprendiste, lo tenías cuando naciste.

Sin embargo, se me hace que no por eso tienes que llamarte “hombre” o “mujer”. No se trata solo de tener un nombre, a mí me da igual que me digan como quieran; el punto es ¿qué es lo que significa denominarte así? Sigue siendo eso… un mecanismo para controlar la clasificación, la denominación, siempre quieren darte un rótulo.

Sexo y género: se puede hablar de ellos juntos pero no siempre van unidos. Una cosa es cómo te identificas tú con tu cuerpo y eso definiría a la sexualidad. Y la otra es cómo ejerces esa sexualidad o cómo es la relación de ese cuerpo con otros cuerpos, eso hablaría del género. Si bien van juntos y se mezclan, pueden ir por caminos diferentes.

Me dan risa esos meseros que te dicen “joven” o “señorita”; o los policías que nos dividen entre “caballeros” o “damas”. No me enojo con ellos porque es su trabajo, pero se me hace muy feo eso de clasificar gente. Y esa clasificación está en todo, no solo en el género, puede ser “mujer, pobre, indígena, lesbiana y prostituta”. De hecho, yo intento no quedarme solo en la clasificación de género pues todo el contenido político que tienen mis videos está hablando de todo eso. La cosa sexista, racista y clasista… trato de incluir todo eso de alguna forma.

¿Y en qué se diferencia el erotismo de la pornografía?

Hay una historia de Maris Bustamante de los años 80, ella tenía una foto de un pene en blanco y negro, ella lo mostraba y decía “esto es erótico”; luego movía la foto y decía “esto es porno” (Nos reímos). En general el erotismo no muestra los genitales explícitamente, ni hay movimiento.

Pedro Almodóvar dice que “si el erotismo es la pluma, la pornografía es la gallina”.

Pues sí, es como sacarle tantito. Es muy chistoso porque muchas personas o artistas quieren hablar de “pornografía”, es un tema recurrente, pero hablan de erotismo para no hablar de eso: ¡Díganlo ya, no importa!

¿Por qué crees que el desarrollo de la sexualidad también tiene una implicación política?

Este sistema sigue siendo capitalista, neoliberal, heterosexista y heteronormativo. Aún así comienza a aceptar gays y lesbianas, y está bien para los que quieren eso, pero los que no estamos ahí, seguimos haciendo lo que podemos. ¿Qué están haciendo los demás? ¿Cuáles son sus estrategias de defensa? La protesta social está mucho más criminalizada que los secuestros, violaciones y homicidios. Imagínate: activista gay queer = eres el más molesto de los molestos.

Heterosexual, bisexual, lesbiana, gay, transexual, que ya parecerían un montón de opciones pero… ¿Si ninguna de ésas me gusta? ¿Qué pasa con todos los demás? Son necesidades que se van dando. Yo no pido respeto para que el señor Presidente me diga que los gays ya son parte de la sociedad, yo no quiero ser parte de esa sociedad. Esa es una de las cosas básicas que siempre estoy pensando para las cosas que hago.

¿Tú crees que al desarrollar una sexualidad más abierta vamos a desarrollar también nuestra capacidad para transformar el mundo?

Yo creo que sí. En el video “Pornotizar”, aunque es muy inocente, en varias partes habla Durruti –el anarquista español–, acerca de las posibilidades de hacer la revolución. A partir de lo que haces tú, de cómo experimentas una sexualidad de una manera más abierta y cómo es tu relación con los demás, creo que se pueden cambiar cosas. Para mi tener una sexualidad más abierta o disidente es lo mismo que estar siendo activo en un comedor comunitario, o en un lugar de alfabetización. Creo que la sexualidad ha influido tanto en cómo nos vinculamos unos con otros, que evidentemente es una de las tramas esenciales de esta sociedad. Si generas en ti un pequeño cambio luego puedes aportar a una transformación más general.

Si dices respetar a este chico que es gay, también tienes que respetar a este señor que es ciego y a esta señora indígena. Ser consciente de todo lo que involucra la sexualidad, no es solamente estar hablando de sexo, de cuerpos, de genitales y actos sexuales; sino más bien reflexionar acerca de qué hay alrededor de eso en relación con tu cuerpo, con el control del sistema, de la iglesia, del Estado, de la familia. La sexualidad tiene que ver con la política, con la cultura, la educación: tiene que ver con todo, el trabajo, los prejuicios; la sexualidad es tan global que funciona para hablar de todo.

Yo lo comparo con ser vegetariano, y eso no implica nada más pensar en “pobres animales”. En realidad ser vegetariano tiene que ver con industrias de comida, industrias de trabajo, explotación de medios naturales para hacer campos de ganado específicamente para el consumo humano; tiene que ver con la no proporción de comida –no es que falte– está mal repartida. Todo va de la mano.

¿Cuáles crees que son las prácticas sexuales más subversivas?

Ay, no sé. (Mirushka se ríe) ¡Es que hay tantas personas! Para hacerlo más sencillo creo que las prácticas más subversivas son el respeto a ti y al otro, el no creer en la propiedad sobre otros cuerpos. Ya con eso tienes bastante. Comienza por reconocer que la pareja con la que estás no te pertenece. Y es súper fuerte. Yo así –con esas palabras– todavía ni siquiera lo puedo asumir del todo. Incluso para alguien que es consciente, cuesta mucho poderse zafar. Sé que es un paso bien importante para fomentar la individualidad colectiva; todos estamos juntos en esto, pero cada uno tenemos nuestras propias libertades que defender. Y cuando empiezas a ver que el otro no es tu propiedad, te comienzas a dar cuenta de todas las otras cosas que tampoco tienes. Yo creo que siempre es importante el seguir creando para que quien lo está viendo pueda reconocer cosas nuevas que le gusten, y al verlo, llevarlo a su vida.

¿Es decir que la Post-Pornografía es revolucionaria en la medida que puede desarrollar tu imaginación?

Si. Definitivamente una estimulación de tu imaginación puede ofrecerte un montón de cosas que desconocías. Tú como espectador puedes ver y luego poner en práctica, imaginar otras opciones de alguna manera es cuestionar. Si estás cuestionando también estás imaginando.

¿Qué le recomendarías a la gente para que haga su propio video porno?

Pues que empiecen de una manera natural: 1) Prender una cámara y dejarla encendida sin pensar en que hay alguien detrás; 2) Hacer lo que siempre haces y dejarte ir; 3) Tener en cuenta que verlo puede resultar un shock, pero es una forma de conocerte mejor (muchas veces no tienes el “valor moral” de hacerlo sin embargo, a mucha gente le gusta verse a sí misma; 4) ¡Seguir, seguir y seguir hasta que haya alguien detrás de la cámara! (Miroslava se ríe 5) Luego puedes pedirle a otro que te grabe, o grabar a alguien más.

Reconozcamos que es extraño saber que alguien te está viendo y eso tiene que ver con el espacio de tu cuerpo, es abrir el espacio de tu cuerpo a otros. Porque si otros pueden verlo, tu cuerpo está en apertura a otras personas (siempre basándonos en la confianza y el respeto). Tienes que querer ser grabado y saber qué va a pasar con ese video. Porque no podemos dejar de nombrar la parte fea de toda esta industria: la pornografía infantil, la prostitución forzada, la trata de personas.

¿Qué significa la censura para ti?

Es una forma de control de la cultura, al censurar pueden determinar qué puedes y qué no puedes ver. Antes de comenzar con la pornografía me censuraron un video en YouTube porque decían que solo podían existir videos científicos o educativos (sinceramente aquel video no tenía ninguna imagen explícita y yo pensé que el arte también es educación y comencé a hacer las primeras escenas porno: “¿Quieren tener algo explicito que censurar? ¡Aquí lo tienen!”, incluso agregue un texto que mandan ellos mismos cuando te van a censurar. Finalmente lo aceptaron, ese video lleva como dos años y aún no lo han censurado.

Desde entonces supe del poder que tiene la sexualidad explícita, como tabú me refiero a que está ahí pero nadie lo puede tocar. Actualmente mis videos están en Internet y eso me interesa porque quiero que lo vea quien sea, no que estén expuestas en un museo.

A partir del tema de la censura comencé a reflexionar acerca del terrorismo: por un lado tomé un pensamiento de Videla (el dictador argentino): “Un terrorista no es solo alguien con un revólver o una bomba, sino también aquel que propaga ideas contrarias a la civilización occidental y cristiana”. Y trabajé con el libro de Diana Torres, “Pornoterrorismo”. Mis trabajos cuestionan las visiones hegemónicas de familia, de educación y de cultura…

¿Ves posibilidades de cambio?

Yo creo que sí, no sé cómo ha pasado, pero yo empecé haciendo esto hace dos años con el Festival Bataclán, de ahí para acá fueron sucediendo muchísimas cosas, hay mucha gente que está haciendo este tipo de porno, creo que hay una necesidad y mucha gente está respondiendo a esto. Creo que todo puede ir cambiando en pequeños grupos, no será de repente ni en todo. Llevará tiempo y por eso la forma es hacerlo de manera individual y también organizarse en grupo, por ejemplo aquí en mi casa todos trabajamos desde la cultura, el arte, la Post-Pornografía y la educación. No somos los únicos que lo hacemos, somos un montón.

¿Y cómo te imaginas la pornografía del futuro?

¿Del futuro? (Risas). ¡Qué padre! ¡A mí que me gustan tanto los cyborg! Bueno… tengo unas ideas muy de ciencia ficción: vas a poder ser actor o actriz de tu propia película, con cuerpos como tú los elijas, con capacidades cyborg como tú los elijas, podrás tener muchos brazos o muchos “lo que sea”, y transmisiones en vivo… creo que con eso ya podremos tener mayor capacidad de elección… habrá cuerpos andróginos, hermafroditas, transexuados. Para mí eso funcionaría perfecto, creo que en el futuro la pregunta fundamental será: ¿cómo quieres ser?

¿Y cómo quieres ser tú?

Me gusta mantener un cuerpo ambiguo, voluble, cambiante, esa capacidad de irme moviendo me funciona bien. ¡Y si pudiera tener un brazo metálico sería genial!

Notas:

1 Francisco Umbral. “Tratado de perversiones”. Ed. Bruguera, 1978. España.

2 María Llopis. “El Post-Porno era eso”. Editorial Melusina. España, 2010.

3 Los peligros de la píldora. http://www.wildgenie.com/048-053_PILDORA_INT361.pdf

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