¿Cuántos actos atroces ha cometido Andrés Manuel López Obrador? Cientos, con toda seguridad, pero ninguno tan terrible como la cruel indiferencia con la que actuó con respecto a la tragedia que azotó Acapulco por causa del huracán Otis. Y vaya que ha sido miserable respecto a otras tragedias.
Casi se cumplen tres semanas de la devastación. Poco a poco, Acapulco se va poniendo en pie, pero no gracias al presidente, ni a su llamada “cuarta transformación”, sino gracias a los ciudadanos, a la sociedad civil.
En esta entrega recogemos cinco chingaderas cometidas por AMLO y Morena, ante la tragedia de Acapulco, desde su absoluta falta de previsión, hasta la negativa a presupuestar recursos oficiales, pasando, claro, por el uso político del desastre.
1.- Pudo avisar con firmeza, pero pensó que mejor no
El huracán Otis tocó tierra después de la medianoche del martes 24 de octubre, en las primeras horas del miércoles. Apenas cuatro horas antes, el presidente lanzó un simple tuit avisando que “se pronostica que el huracán Otis entrará al territorio con categoría 5 entre Acapulco y Tecpan de Galeana de las 4 a las 6 de la mañana”.
Pero la información de que Otis tocaría tierra y podría ser huracán estuvo disponible desde el lunes 23 a las 6 de la mañana. En ese momento era tormenta tropical, pero el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dijo con claridad que “condiciones de huracán son posibles a partir del martes por la noche”.
Era ese el momento en que AMLO debió avisar. Pero no lo hizo. A las 5 de la tarde del martes, Estados Unidos avisó que Otis había escalado en gravedad hasta categoría 4 y que tocaría tierra por la noche de ese martes.
¿Qué hizo el presidente? Esperar a las 8 de la noche del martes, en que ya estaba confirmado que sería categoría 5, para lanzar un miserable tuit. Además, dar información errónea, pues dijo que Otis tocaría tierra hacia las cinco de la mañana.
No lanzó un mensaje en cadena nacional o al menos, en cadena local en Guerrero, enlazando, como era su obligación, a estaciones de FM y AM, a radios comunitarias y a canales de televisión. Ni un video en todas las redes sociales del gobierno. No, un miserable tuit, publicado, quizá desde su cama, 28 horas después de que se dio la primera alerta temprana de huracán.
No hubo activación de ningún plan de emergencia. La prueba está en que el gobierno de Guerrero inauguró la convención minera en un hotel de Acapulco a las 9 de la noche. La gobernadora ni siquiera estaba en el estado.
Pero a esto se añadió el cinismo: el 8 de noviembre, el presidente confesó que cuando mandó ese tuit, pensó en usar una advertencia “fuerte” para que la gente hiciera caso. Que pensó en decir algo como “viene cañón”, pero que lo pensó bien y se dijo “con eso basta”.
El presidente no solo es malvado. También tiene severos problemas mentales.
2.- AMLO se hace el héroe con fotos en el lodo
La mañana del martes 24, en que AMLO ya debía tener, por fuerza, información de Otis, tuvo su reunión de seguridad de cada mañana y no se dijo nada del tema. A lo largo de la mañanera, tampoco. Y eso que esa conferencia duró casi tres horas.
Luego de terminarla, según él, salió rumbo a Acapulco por carretera, a pesar de que tiene a su disposición todos los helicópteros de Ejército. Todos conocemos la serie de fotos donde se lo ve a bordo de un jeep militar, atascado en el lodo.
Luego, un par de fotos más donde se lo ve caminando por un camino enlodado también. Y ya. No hay fotos de él en la zona de desastre, visitando damnificados. No hubo un solo video desde allá, con lo que le encanta subir videos de cualquier estupidez. Nada. Ni un solo registro que pruebe que siquiera llegó a Acapulco.
Pero eso sí, en las redes sociales de Morena se dedicaron a aplaudirle por haberse “arriesgado” a ir por carretera, con todo y que los caminos estaban bloqueados.
Puro teatro para convertir a AMLO en el héroe de la película.
3.- “He estado cuatro veces en Acapulco”, miente AMLO
Tras tres semanas de la tragedia y mientras seguían fluyendo datos trágicos sobre la situación en el puerto, los recuentos de la negligencia oficialista y, sobre todo, la indiferencia de AMLO por no haberse presentado en la zona de desastre, el 9 de noviembre salió a mentir.
“He estado cuatro veces en Acapulco y he hablado con la gente y he estado en el medio rural y he estado donde están las afectaciones. Fui de los primeros en llegar aun cuando me atasqué”.
Vaya mentira. Vaya chingadera. No hay pruebas de nada. La gente de Acapulco, en todas partes, aseguró que jamás vieron al presidente. En Acapulco no hay nadie que declare haberlo visto, ser visitado por él. Nada en lo absoluto. Es un cobarde al que no le gusta ver de frente a las víctimas.
4.- La insultante declaratoria de emergencia
La tragedia fue el 24 de octubre. La declaratoria de emergencia se publicó en el Diario Oficial de la Federación hasta el 2 de noviembre. Y se decretó por “la ocurrencia de lluvias severas y vientos fuertes”. Nunca se menciona un huracán. Eso es muy extraño.
Además, la primera versión de la declaratoria abarcó 47 municipios. Es decir, que a 47 municipios se les contempló originalmente para recibir recursos federales para reconstrucción.
Al día siguiente, 3 de noviembre, se publicó una aclaración: ya no eran 47 municipios, sino solo dos. Acapulco y Coyuca. AMLO dijo que “hubo un error” y que es “de seres humanos rectificar”.
¿Un error de 45 municipios, presidente? Qué raro. Sobre todo si consideramos que esta corrección tuvo lugar luego de que diversos especialistas calcularan que tan solo para Acapulco, harían falta 300 mil millones de pesos.
Para coronar la ignominia, el viernes 10, el gobierno anunció que daba por terminada la emergencia. La gente seguía con hambre, sin casas, sin agua potable. La electrificación no se había recuperado al 100% y aun había cuerpos sin recuperar.
¿De qué tamaño es la maldad?
5.- Ni un centavo en el presupuesto
Desde el primer momento, uno de los temas centrales fue el dinero. Reconstruir una ciudad completa requiere enormes recursos. Hubo un analista inmobiliario que calculó que costaría lo mismo que hacer una refinería.
Pero esta tragedia ocurrió en los mismos días en que se arrancó la discusión del presupuesto federal para el 2024, año en que la 4T se juega 20 mil cargos de elección popular, es decir, todo.
Acapulco vino a arruinar los planes de AMLO. Por eso propuso que los 15 mil millones de los fideicomisos del Poder Judicial se usaran en Acapulco. Sin embargo, dijo que había recursos sin límite. Aun así se negó a que se estableciera una partida presupuestal para la reconstrucción en el presupuesto.
Así, esta semana, tanto en lo general como en lo particular, el PEF fue aprobado sin darle un solo centavo etiquetado a Acapulco. Eso sí, para la refinería se destinaron 170 mil millones y para el Tren Maya 120 mil millones.
Sin duda alguna, toda la capacidad de dañar del presidente se mostró, multiplicada miles de veces, antes, durante y después de la devastación causada por Otis, el peor huracán que haya golpeado jamás la costa del Pacífico.
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