La sustitución del Seguro Popular por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) sin una planeación estratégica ni diagnóstico certero y, por lo tanto, sin reglas de operación claras, basada en decisiones políticas improvisadas y en el marco de una política confusa y desordenada de re-centralización de los servicios de salud, aspiraba a conformar un sistema de salud como el de Dinamarca o Noruega, según declaró el presidente Andrés Manuel López Obrador en enero del 2020
Sin embargo, la realidad ha evidenciado todo lo contrario: incremento de población sin acceso a los servicios de salud; desabasto de medicamentos; desfinanciamiento de los servicios estatales de salud, así como de institutos nacionales, hospitales de alta especialidad y hospitales federales de referencia. Todo es reflejo del pésimo diseño del Insabi y la aceptación tácita de su incapacidad política, operativa y administrativa.
En su rol de fungir como “organismo de información oficial” del Gobierno Federal, esta semana La Jornada publicó en sus ocho columnas que el presidente presentó un “proyecto de “Transformación del sistema de salud para población sin seguridad social”, que no es otra cosa que un híbrido entre el Insabi e IMSS-Bienestar; en términos coloquiales, “la misma gata pero revolcada”.
Para el médico cirujano Éctor Jaime Ramírez Barba, especializado en salud pública, doctorado en ciencias de la salud y en administración pública, y director de la Fundación “Miguel Estrada Iturbide”, el fracaso del sistema de salud pública durante la denominada cuarta transformación se aceptó de manera tácita durante la aprobación del paquete fiscal 2022.
En un artículo reciente publicado en El Economista, el doctor Ramírez Barba se aventuró a decir que la Dra. Asa Cristina Laurell, otrora subsecretaria de Planeación de Salud del Gobierno Federal, “hizo su tarea en la Institución que la recibió después de haber sido corrida de la peor manera por el secretario Jorge Alcocer, aconsejado -dicen- por el imperdonable Hugo López-Gatell, impulsando a Zoe Robledo para que el IMSS-Bienestar casi duplique su presupuesto el siguiente año en el PPEF”.
Luego de la crisis pandémica y ante la crisis generada por la misma administración federal en la compra consolidada de medicamentos, el titular del Ejecutivo confía en la capacidad operativa y administrativa del IMSS-Bienestar, para dar un “viraje en el corto plazo hacia la prestación de servicios de salud para población sin seguridad social, es decir desplazarán al Insabi”.
Así, a la “mitad” del camino el gobierno federal se inventa otra seudo fórmula en su ya patentada improvisación. En efecto, según el artículo Transitorio Décimo Sexto de la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2022, el IMSS podrá celebrar acuerdos de coordinación con los gobiernos de las entidades federativas para que dicho Instituto preste los servicios de salud a población sin seguridad social través del IMSS-Bienestar. “Desde ahora pronostico otro inminente fracaso”.
Hoy el IMSS-Bienestar sólo opera en 19 de las 32 entidades federativas y aunque hay intenciones de ampliarlo a todo el país, aún no se han establecido las estructuras paralelas a las de los servicios estatales de salud. “¿Qué pasará con estos últimos? ¿Si las atribuciones de los estados están perfectamente identificadas en la Ley General de Salud, un acuerdo de coordinación de ese tipo no está por encima de la Ley?”, preguntó el Dr. Ramírez Barba.
Entre las funciones esenciales de los sistemas de salud están la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y la protección contra riesgos sanitarios. Sin embargo, existen serías dudas si los acuerdos de coordinación incluirán estas funciones, misma que se realizan desde las jurisdicciones sanitarias y las unidades médicas de primer nivel.
Un detalle más: el IMSS-Bienestar no tiene la capacidad ni experiencia operativa ni administrativa en el segundo y tercer niveles de atención. Por lo visto, el gobierno actual seguirá improvisando a costa de la población más desprotegida, la población sin seguridad social.
El Gobierno federal debe reconocer que ha tomado decisiones erróneas, debe rectificar con base en la evidencia científica y emprender un proceso de Planeación estratégica (si no sabes a donde vas, ningún camino te llevará); basta de tomar decisiones por cuestiones políticas e ideológicas.
Así el gobierno federal olvidó al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y ahora lanzará IMSS-Bienestar, el cual pretenden se encargue de dar servicios de salud y medicamentos a las personas que no tienen seguridad social. Este programa arrancará el 1 de abril en Nayarit.
Según un video reproducido en la conferencia mañanera de López Obrador, la transferencia de estos centros de salud se realizará bajo tres principios: continuidad de los servicios de atención medica, libre asociación de los estados, libre adscripción de los trabajadores y transparencia.
El director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, aseguró que no se afectarán los derechos laborales ni se despedirá a ningún trabajador de salud y hasta agregarán a los médicos que estuvieron trabajando durante la pandemia por Covid-19.
Sin duda el supuesto nuevo sistema de salud es un embrión que nacerá muerto.