[current_date format ='l d F Y' ]

El perfil del periodista es diverso y heterogéneo, tanto como la sociedad a la que éste refleja. Aquí encuentro solo un atisbo de esa pluralidad:


1. Jueces. Determinan culpabilidades o decretan inocencias en el tribunal mediático, sin reparar en los procesos legales formales –la presunción de inocencia por ejemplo–.


Su público ruge y participa del fallo de los jueces o, en el otro polo, litiga en la defensa del actor defenestrado.


 


2. Voceros. Del poder o la oposición. No expresan claramente sus sesgos pero sus varas para evaluar la llamada cosa pública son muy distintas. Unos cuestionan errores del ámbito oficial y esconden la cabeza con los políticos que cometen los mismos yerros pero que simpatizan con su causa, y otros al revés, sólo critican a funcionarios o militantes de la oposición y callan frente a los errores del ámbito oficial.


Sus seguidores son fieles soldados que han renunciado a pensar, esto es la guerra y duro contra el enemigo


 


3. Escurridizos. No son claros para definir posturas, aluden en abstracto a los temas y mandan así mensajes a los otros, políticos o colegas periodistas, sin tener en cuenta a las audiencias.


Quienes los leen son expertos, saben bien contra quién está dirigido el dardo y toman nota, lo mismo que para apoyar que cuando llegue la hora del desquite.


 


4. Demagogos: anuncian investigación para propalar bulos, chismes o filtraciones.


El ruido en las gradas es ensordecedor. ¡Eso es periodismo, valor e independencia!, dicen.


 


5. Publirrelacionistas. Mírenlos, son la buena onda: no tienen definiciones editoriales francas y son amigables con todo mundo, luego se vuelven directores de comunicación social o son comunicadores al micrófono de lo que les señale el telepromter.


"Ya hay que vernos amiguis", "Tomemos café para ponernos al día"…


 


6. Oportunistas: no fallan: siempre están con el que gane.


Igual que legiones que, como en la época del partidazo único, se adhieren al líder que nos sacará adelante.


 


7. Regañones y moralistas: todo les indigna menos su rechazo a reflexionar las cosas sin gruñir


No ríen, ¿lo han visto o escuchado? Ni siquiera de sí mismos, y ahí tendrían buen material para ello. Todo está del carajo y no hay más que decirlo a los cuatro vientos sin reconocer avance alguno en nada.


 


8. Chismosos. Confunden las noticias con enredos que ocurren en los entretelones del poder o de cualquier ámbito y, asiduamente, eso lo convierten en primicias. (Por ello jamás consultan a los implicados en los chismes o los bulos que difunden).


"Está bueno el chisme", dicen los consumidores de la cháchara.


 


9. Militantes. Ahí están para torpedear al gobierno federal con los recursos que sea, y al revés también, se encuentran los otros militantes que defienden a rajatabla al oficialismo.


La misión es acabar con las mafias, las que están en el poder o las que lo persiguen, y para ello no debe haber desmayo: ¡Gente de buena fe, bots y troles de todo el país, uníos frente al ejército que elijan!.


 


10. Medrosos, miedosos y facciosos. Entre la violencia contra los periodistas eligen a quienes sí y a quienes no apoyar dependiendo de cuál sea el perfil editorial o político del profesional de la comunicación.


Unos apoyan a la señorita que dijo basta, no escucho ni un guapa más y silencian frente a la violencia contra los periodistas. Todo depende de con quién o con quiénes quieren quedar bien.


 


11. Ignorantes. No hablan de libros, música, literatura o poesía; lo suyo no son las artes ni esas esferas de la creatividad humana, no. Lo suyo es grillar, promoverse y mandar mensajes que sólo entiende quien debe entenderlos.


Y grillar y a posar, que el mundo se va a acabar. Legiones se identifican con eso y para ello tienen una gran reserva de memes.


 


12. Perfectos. Nunca se equivocan y cuando yerran peor para la realidad (o peor para quien les señaló la inconsistencia).


¿Cuántos ciudadanos no se sienten puros, como si los políticos fueran seres de otra galaxia?.


 


13. Expertos: saben de todo y sienten que ese todo no puede existir sin su opinión.


El mero mole de legiones digitales: saben de todo. De todo.


 


14. Inconsistentes: Exigen transparencia en el otro pero ellos no la ofrecen con los demás.


La causa lo exige y su público apoya esa causa.


 


15. Sesgados. Todos lo somos,pero casi nadie lo expone con la transparencia debida, en razón de las audiencias que tienen el derecho a conocer nuestras predilecciones.


"No es que apoye a AMLO pero creo que…" y en el otro extremo "No es que apoye al gobierno pero me parece que…"


 


16. Políticamente correctos. Su lenguaje se adecua rigurosamente a la exigencia de género o de cualquier otro tema o fenómeno social o racial. Jamás dirán negros o putas, por ejemplo.


El público bien portado no se anda con cálculos, escribe la X para estar, ahora sí, por encima de los demás.


 


17. Mamones y soberbios: consulten las publicaciones de este muro: ahí está el autorretrato de uno de ellos, con todo y sesgos y desplantes.


Les mando un abrazo a todos. Muy fuerte


 


Nota: este texto se publicó inicialmente en el muro de Facebook del autor.

Autor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *