Tarantino y lo políticamente correcto

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Vale la pena celebrar este 27 de marzo por los 54 años de Quentin Tarantino. Creo que el festejo no solo implica a quienes nos gusta el cine en general ni la obra del director y guionista estadounidense en particular; estoy convencido de que es una oportunidad para reaccionar frente a ese fantasma pernicioso que se extiende cada vez más en el occidente europeo y casi todo el continente americano: me refiero a esas sombras que pretenden la guillotina de las prácticas y las palabras que consideran inconvenientes de acuerdo con su moral y una retahíla de juicios que intentan suprimir la libertad de los demás a decir las palabras que ellos quieran y a ejercer las prácticas que consideren (dentro de los patrones normativos y legales que marcan las leyes, naturalmente).


No exagero, tanto como la antipolítica en el mundo como forma de hacer política antisistema, se está extendiendo lo políticamente correcto, y eso es delirante: seres como autómatas que dicen que no emplearán más la palabra "puta" porque eso promueve la violencia contra la mujer -no está a su alcance comprender el deslinde que hay entre la legalización de la prostitución y la trata de personas y menos pueden comprender, el CPU no les alcanza, que la palabra puta es una palabra viva que refleja muchas realidades y matices- y legiones les aplauden con el mismo ímpetu con el que denuestan a quienes emplean ese término, putas para referirse a las putas y negros a los negros sin que por ello, vaya estupidez, se promueva la violencia o el rascismo.


Por eso festejo las cintas de Tarantino, porque registran la violencia con una brutalidad que subraya su absurdo y cómo nos aleja de la propia humanidad; hay entes políticamente correctos que creen que eso promueve la violencia. Pero la tontería deja de causar risa cuando se enarbola para conculcar las libertades, por eso estoy seguro de que vale mucho la pena bailar como ustedes ya saben quiénes y también con que canción, ese escarceo en Pulp Fiction y aunque haya quienes digan que eso es una apología de las drogas y tantas otras barbaridades con las producciones de Tarantino. Por eso lo celebro, porque ahí está su humor, negro, lacerante y festivo, burlón incluso de quienes, en apariencia bien portada, apelan al aplauso de seres que están decididos a encarnar el buen juicio y las buenas palabras, por encima de los demás.



Hay una frase que nunca olvidaré, dicha por el propio Tarantino durante una escena de Pulp Fiction cuando los matones Travolta y Samuel L. Jackson se elogian mutuamente luego de haber limpiado el carro que estaba lleno de sangre y de sesos por un balazo accidental de uno de ellos. Todos recuerdan esa frase: "No, tu parte quedó más limpia"; "No, la tuya quedó mejor", hasta que llega Tarantino y les dice: "¡Ya dejen de chuparse el pito mutuamente que aún tenemos mucho por hacer!". Creo que tiene sentido ahora decirla, al menos para mí, porque frente a las mamadas políticamente correctas, quienes no estamos dispuestos a seguir sus dictados, tenemos mucho por hacer.

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