Entre temblores el anciano da un paso,
dando sus restantes fuerzas
para seguir andando, día tras día,
paso tras paso.
Los días gloriosos han partido,
de ellos solamente queda el recuerdo
y permanentes temblores,
que no lo dejan andar.
Mañana cuando despierte, no habrán temblores, pero si posibilidad de camino.