Una pequeña paloma reposa
liviana en el ventanal
de un viejo edificio color marrón,
allí ve los autos pasar,
a las personas discutir,
beber café, besar y morir;
ajena al asfalto
toma vuelo cuando el sol comienza
a caer,
juega y se alza sobre las torres
telefónicas,
se deja caer en picada
para remontar poco antes de
tocar el suelo;
asciende y desciende
mientras abajo el mundo muere
y renace;
los amantes de la acera se besan,
se van,
la paloma vuelve a su ventanal,
arde la tierra.