Hoy es uno de esos días raros
en que la casa huele a ti,
tu alma se mezcla
con el olor del café matutino,
como besando al mundo
en la aparición del nuevo sol.
Te busco en los laberínticos
rayos de sol que
atraviesan por la ventana,
no estás tú, solo la sensación de ti;
después te escapas por
la ventana apenas abierta,
llevándote el perfume
y abandonando la mañana.