La esencia del periodismo es criticar al poder, es decir, criticar al gobierno y la oposición. Cualquier otra cosa es militancia y propaganda.
Hay militantes disfrazados de periodistas y hacen propaganda oficialista. Tan reprobable es eso como la propaganda opositora disfrazada de periodismo. Es un engaño a la sociedad.
Los periodistas tenemos definiciones políticas y sesgos. Es irremediable. En mi caso, estoy convencido, desde hace más de 15 años, de que AMLO amenaza a la democracia. ¿Eso me lleva a apoyar cualquier expresión opositora en su contra?
No, hacerlo me convertiría en un militante. FRENA y el PRI, por citar dos ejemplos, no me parecen alternativas opositoras.
La crítica al gobierno no debe conducir al periodismo a callar sobre transgresiones éticas o legales de la oposición. Aunque haya ciudadanos o militantes que lo presionen para que calle, el embate mayor viene del gobierno como queda claro con los continuos ataques del presidente contra los profesionales de la comunicación.
El presidente agredió a la periodista Nayeli Roldán, quien le cuestionó sobre el espionaje del gobierno contra comunicadores, políticos y líderes sociales. El 4 de mayo, AMLO y su maquinaria digital dijeron que Nayeli cobraba en el INAI y que eso explicaba su postura.
Miles de usuarios en las redes, entre ellos decenas de periodistas y políticos, deploramos ese ataque y respaldamos a Roldán. Casi un mes después, en el otro extremo de la inquina, el fanatismo y la militancia opositora agredieron a la periodista María Teresa Montaño y la difamaron. Como hizo el presidente con Nayeli, dijeron que María Teresa había cobrado del gobierno. Mintieron. En la Plataforma Nacional de Transparencia está el registro de un banner por el que la periodista habría cobrado 24 mil pesos del IEEM. Nayeli y María Teresa tienen mi solidaridad.
El gobierno de la 4T jamás enfrenta la información que le cuestiona y, en cambio, agrede al emisor y lo estigmatiza. AMLO lo hace cotidianamente, desde la más alta tribuna. Es decir, cobarde, el presidente pone en riesgo a intelectuales y periodistas. La oposición no debe hacer lo mismo. La información hay que juzgarla en sus méritos.
¿El reportaje de The Guardian merece al menos una explicación de parte del gobernador del Estado de México y de la candidata de la Alianza por las irregularidades en las que ha sido involucrada? Sí, en mi opinión. El periodismo no puede exigir respuestas del gobierno federal sin exigir respuestas de la oposición.
Etcétera es el único medio mexicano que, con datos en la mano, ha profundizado más en la corrupción y la ineptitud de Delfina Gómez.
Sus editores estamos convencidos de que sería una desgracia para el Estado de México, y a la postre para el país que ella gobernara. Pero no está en nuestra naturaleza callar frente a probables transgresiones éticas o legales de otros actores políticos.
Si en el primer caso el gobierno se enoja con nosotros y dice, como ha dicho, que formamos parte de un plan desestabilizador de la presidencia, qué se le va a hacer. Y si hay quienes dicen que hacemos mal al hablar del reportaje sobre un posible quebranto al erario por más de 5 mil millones de pesos, qué se le va a hacer.
Nosotros damos noticias y ofrecemos opiniones sobre ellas, no vendemos postres para gustarle a todo el público. Por cierto, en breve informaremos sobre otro quebranto a la ley de parte de Delfina Gómez y para ello nos dirigimos a ciudadanos que quieren información de calidad. No a fanáticos.
Eso es Etcétera, sin dejarse intimidar por nadie.