Andrés Manuel López Obrador es un opositor histórico de la transparencia en México. Como Jefe de Gobierno del Distrito Federal cuestionó duramente el surgimento del Instituto Federal de Acceso a la Información, hace poco más de 14 años. Ahora mismo, en la memoria digital, ustedes pueden constatar en el sitio de la revista Proceso que, el 13 de junio de 2003, López Obrador dijo oponerse a la creación del IFAI porque “representa un costo muy alto para las finanzas públicas”. Durante los años siguientes el entonces dirigente del PRD cuestionó los salarios de los funcionarios y la estructura burocrática del Instituto. En ese periodo, AMLO se opuso a transparentar todos los gastos de publicidad que su gobierno orientó, (y que implicó cantidades millonarias a las principales televisoras y a la prensa –entre la que destaca La Jornada–, pero ese dinero del erario no le pareció oneroso).
El 3 de junio de 2012, López Obrador declaró que el IFAI no sirve de nada y el 17 de junio de 2016 escribió en Twitter contra la ley de transparencia –”que cuesta mil millones”– y también contra la ley 3de3, a la que consideró “otra mascarada”. “Se pasan”, dijo esa vez al aludir a la mafia en el poder. Ahora, poco más de un año después, frente a la opacidad del proceso de selección del candidato de Morena al gobierno de la CDMX, el dirigente de Macuspana dice que quienes lo critican son parte de la mafia en el poder. No se trata de opacidad, señalan los dirigentes del partido, si no de secrecía. El mismo término que emplean quienes por muy diversas razones se oponen a la transparencia.