1. Nadie en su sano juicio podría oponerse a la cancelación del pago de la publicidad oficial, y ésa es una ruta a la que vale mucho la pena que aspire el país.
2. Suspender definitivamente los recursos de la publicidad oficial implica un proceso. Tal vez con excepción de las dos principales televisoras, y el periódico Reforma, la mayoría de los medios tienen (tenemos) una dependencia decisiva de esos recursos del erario.
3. Desaparecer tales recursos de la noche a la mañana provocaría la desaparición de una gran cantidad de medios y un golpe letal a la dinámica y la pluralidad del intercambio público en el país.
4. La reducción de los montos de la publicidad oficial anunciada por el próximo gobierno es un buen paso para su desaparición definitiva, pero desde ahora el Estado no es responsable de mantener la viabilidad empresarial de los medios (la crisis de La Jornada, por ejemplo, no es su culpa).
5. En el curso de la desaparición definitiva de la publicidad vale la pena definir reglas con el objeto de acabar con la discrecionalidad y que la asignación de recursos no atente contra la libertad de prensa.
6. El enfoque del rating no puede ser el único ni el definitivo, programas radiofónicos basura tienen amplia audiencia pero no corresponden a la función social que la ley define para los medios. Los medios no son cualquier empresa.
7. Si la óptica sólo fuera las audiencias, las plataformas de Internet y las redes sociales tendrían que concentrar todo el gasto. Desde 2015 a la fecha los jóvenes ya no se informan en la tv sino sobre todo en la web.
8. La asignación de publicidad no puede significar solo inyección de recursos públicos para el negocio privado, las empresas deben tener compromisos, entre otros, con la transparencia para informar sobre el dinero que reciben del erario.
9. Lo que no debe ocurrir es que se condicionen los recursos de la publicidad oficial a la línea editorial del medio porque ello implicaría mantener los mecanismos de presión.
10. Claro: todo esto implica que los consumidores de medios asuman que los contenidos de los medios cuestan y para ello deben estar dispuestos a pagar los que sean de su agrado.
11. Ojalá que el próximo gobierno impulse foros para que exista una auténtica ley de publicidad.