La República de Corea (llamada comúnmente Corea del Sur) y la República Popular Democrática de Corea (Norcorea) pondrán en marcha hoy una línea telefónica directa entre sus líderes, en un hecho sin precedentes desde que ambos países iniciaron un conflicto bélico hace casi 70 años, y el cual técnicamente no ha concluido.
De acuerdo con la oficina presidencial de Seúl, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, declaró que se tenía que buscar un tratado de paz para poner fin oficialmente a la Guerra de Corea. “La línea directa entre los líderes se conectará y los técnicos realizarán una llama de prueba”, anunció un portavoz de Seúl que reconoció que todavía no se ha fijado la fecha para la primera llamada.
La guerra de Corea comenzó en 1950 y tras cruentos enfrentamientos en toda la península, se estabilizó con un armisticio y una zona desmilitarizada alrededor del paralelo 38 (frontera establecida al finalizar la Segunda Guerra Mundial por EU y URSS, con algunas fricciones derivadas del inicio del conflicto este-oeste).
Todavía hoy en día esa línea fronteriza es fuente de constantes problemas al ser defendida por tropas de Norcorea por un lado y de Corea del Sur y Estados Unidos por el otro, en medio de una zona neutra de cuatro km de ancho y 238 km de longitud densamente minada. Nunca se firmó un tratado formal de paz.
Moon, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, tienen previsto reunirse el 27 de abril en el lado sur de la frontera entre ambos países, en la que sería una histórica cumbre que se centrará previsiblemente en la desnuclearización del régimen de Pyongyang.
Las dos Coreas no celebrarán diálogos de alto nivel estos días sobre la agenda de la cumbre de la próxima semana entre sus líderes, reportó el Ministerio de Unificación de Seúl. El anuncio se produce después que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejó abierta la posibilidad de abandonar su propia reunión cumbre con el líder norcoreano, si no parece ser fructífera.
Moon subrayó la necesidad de imaginaciones valientes y soluciones creativas para librar a Pyongyang de las armas nucleares. El presidente de Corea del Sur declaró: “Norcorea ha manifestado su voluntad a favor de una desnuclearización total”, según la oficina de Presidencia en Seúl, durante una reunión con directivos de medios surcoreanos.
Moon dijo que llegar a acuerdos generales sobre la desnuclearización, el establecimiento de un régimen de paz y la normalización de las relaciones entre las dos Coreas y Estados Unidos no debería ser difícil de lograr, a través de la cumbre entre Norcorea y Corea del Sur, y la de Pongyang con Washington.
Trump dijo el miércoles que esperaba que la cumbre tuviera éxito, pero advirtió que podría cancelarla si no creía que fuera a producir resultados. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, Trump afirmó que su campaña de “máxima presión” sobre Corea del Norte continuará hasta que Pyongyang renuncie a sus armas nucleares.
“Estados Unidos sigue comprometido con una desnuclearización completa, verificable e irreversible de Corea del Norte”, dijo el jueves el embajador de desarme de Estados Unidos, Robert Wood, en una rueda de prensa en Ginebra, antes de una conferencia de dos semanas sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear.
El triunfo de la revolución comunista en China, el 1 de octubre de 1949, alteró el equilibrio geoestratégico de Asia Oriental; Stalin, que venía de sufrir reveses en Europa (Berlín y Yugoslavia), quiso recuperar terreno en Asia y dio su aprobación a un ataque norcoreano, mientras que la dictadura militar instalada en Corea del Sur, reprimía los movimientos campesinos y sindicales, con cientos de asesinatos, desatando una virtual guerra civil en el sur.
El 25 de junio de 1950, las tropas norcoreanas atravesaron el paralelo 38º y avanzaron hacia el sur, arrasando prácticamente a las fuerzas surcoreanas, que apenas pudieron replegarse en torno a Pusan. La reacción estadounidense fue inmediata. Washington pidió la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU y consiguió un mandato para ponerse al frente de un ejército que respondiera a la ‘agresión norcoreana’.
La resolución fue tomada sin la presencia de la URSS ni la citación de las partes interesadas, y cuestionada como ilegítima por la URSS, que había rechazado asistir a reuniones del Consejo como protesta por la negativa estadounidense de reconocer a la República Popular China y la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
Con el amparo de la Resolución del Consejo de Seguridad, Estados Unidos formó un ejército bajo el mando del general Douglas MacArthur, que recuperó rápidamente el terreno perdido, apoyado por el bombardeo masivo de poblaciones norcoreanas, con uso de napalm. El 19 de octubre tomaron Pyongyang, la capital de Corea del Norte.
Pero tres días antes, el 16 de octubre, tropas chinas con masivo apoyo militar soviético, ingresaron en Corea haciendo retroceder las fuerzas de Truman, hasta volver a tomar la capital surcoreana de Seúl el 4 de enero de 1951.
En ese momento, MacArthur propuso el bombardeo atómico del norte de China; tanto el presidente estadounidense, Harry S. Truman, como la mayoría del Congreso reaccionaron ante un escalamiento que podía llevar calentar al grado de la nuclearización de la entonces bisoña Guerra Fría con la URSS. Truman destituyó a MacArthur entre protestas de la derecha republicana y lo sustituyó por el general Matthew Ridgway.
La Unión Soviética, por su parte, manifestó su intención de ya no intervenir en el conflicto y su deseo de que coexistieran dos sistemas diferentes en la península. El “empate militar” llevó a la apertura de negociaciones que concluirían en julio de 1953, poco después de la muerte de Stalin, con la firma del Armisticio en Panmunjong. En este se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38, y que aún sigue siendo vigente.
aml