Demostrando que lleva al extremo su postura sobre tener “otros datos”, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que el primer año de su gobierno, 2019, “no fue un mal año”, ya que, “hay desarrollo, no solo crecimiento económico” y, además, “no hay impunidad”.
Por medio de un video difundido en sus redes sociales para enviar un mensaje de Año Nuevo, López Obrador dejó en claro, una vez, que carece de las suficientes nociones económicas como para conducir al país y que se contradice a sí mismo sin ningún reparo.
A pesar de que numerosos analistas han señalado que la reducida inflación de México, en un marco de crecimiento cero es una señal de recesión en la economía, López Obrador dijo que es un buen indicador de que “avanzamos”.
Asimismo, obviando lo ocurrido con Manuel Bartlett durante el 2019, aseguró que en su gobierno no se tolera más la corrupción y no hay impunidad.
“La economía se mantuvo estable, se fortaleció el peso, no hay inflación, aumentaron los salarios mínimos como no había sucedido en 40 años, y hay bienestar en nuestro pueblo, sobre todo hay desarrollo, no solo crecimiento económico”.
En el pasado, el presidente criticó a otras administraciones por los bajos índices de crecimiento y por repartir dinero por medio de apoyos sociales para crear una falsa bonanza económica.
Ahora que es su gobierno el que hace lo mismo, sostiene que es lo correcto. En su mensaje emitido este 31 de diciembre, dijo que hay una diferencia entre crecimiento económico y desarrollo.
“¿Cuál es la diferencia entre el crecimiento y el desarrollo? El crecimiento es que haya dinero, el desarrollo es que haya dinero y que se distribuya con justicia el ingreso, que se distribuya con justicia la riqueza. Eso es lo que sucedió este año”.
Agregó que “muchos mexicanos, millones de mexicanos, están recibiendo apoyos, beneficios como nunca había sucedido”.
Lo que omitió decir fue que los apoyos no representan un impulso a proyectos productivos, sino que en todo caso impulsan ligeramente el consumo en el plazo inmediato. A ello hay que añadir que su gobierno restringió severamente el gasto durante 2019, haciendo que numerosos sectores de la economía se contrajeran, se perdieran empleos y se estancara la economía.
Es decir, que mientras con una mano su gobierno reparte apoyos sociales, dinero que ayuda en el plazo inmediato, con la otra frena el gasto, castigando a sectores que pueden generar ingresos en largo y mediano plazo. En el mejor de los casos, los apoyos sociales—que reparte con un criterio clientelar—apenas y subsanan los graves daños que su política fiscal hizo a la economía.
No sólo eso: la selección que su administración hizo de esos “millones de mexicanos” que reciben apoyos es muy cuestionable. No toda la gente que realmente lo necesita está recibiendo apoyos, ya que muchos programas prioritarios desaparecieron y fueron implementados otros sin criterios de operación claros.
Respecto a la violencia y la inseguridad, tampoco mencionó que 2019 fue el año más violento de que se tenga registro. Y ante el grave panorama, dijo, como siempre, que la solución es frenar la corrupción y ofrecer “bienestar” a la gente. Aseguró que tiene “mucha confianza” en el que el país se va a “ir serenando”.
“Tengo mucha confianza que vamos a ir apaciguando, vamos a ir serenando a nuestro país, porque no se permite la corrupción, porque se están atendiendo las causas que originan la inseguridad y violencia en México, tiene que haber progreso y justicia, tiene que haber bienestar para la gente, empleos, se tienen que atender a jóvenes como lo estamos haciendo”.
Y, a pesar de que su gobierno dejó ir a Ovidio Guzmán en un fallido operativo, se ufanó que su gobierno “pintó su raya” con la delincuencia.
No pudo resistirse a aludir a Felipe Calderón al señalar que hubo un tiempo en que “El Chapo” Guzmán tenía “el mismo poder y la influencia que el entonces el presidente que ostentaba el máximo cargo en el gobierno de la República”.
“Había un contubernio y eso impedía que se castigara a quienes cometían los delitos, eso ya pasó a la historia, al basurero de la historia, eso no va a volver a suceder”, agregó.
Y aunque durante todo el 2019 se dedicó a insultar a quienes no piensan como él, en su mensaje (grabado desde la zona arqueológica de Palenque), mandó un abrazo a todos los mexicano de todas las corrientes de pensamiento y religiones.
“Vamos a lograr la Cuarta Transformación de la vida pública de México y mando un abrazo cariñoso, afectuoso, sincero, a todos los mexicanos independientemente de la corriente de pensamiento a la que se pertenece o a la religión que se profese, tenemos que unirnos todos los mexicanos y les deseo felicidades para el 2020, repito de todo corazón”,
En resumen, el mensaje de Año Nuevo del presidente, no fue más que uno más de sus reiterativos mensajes políticos en que trastoca la realidad, acude a argumentos superficiales y justifica sus acciones sin el menor asomo de autocrítica.