Furioso, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a amagar a opositores con el Ejército, a un día de que senadores de oposición lanzaran duras palabras contra el titular de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval, por sus afanes protagónicos, sus amenazas y la profundización de la militarización.
Con un acento netamente chilango, el que se le escapa cuando está realmente iracundo, López Obrador presumió la más reciente encuesta de percepción ciudadana sobre seguridad del INEGI, en la que se indica que el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional tienen elevados niveles de confianza por parte de la población.
“¡Tengan para que aprendan! ¡Sigan votando en contra de la Marina! ¡Sigan votando en contra de la Secretaría de la Defensa!”, explotó, y continuó: “¡Sigan votando en las Cámaras en contra de la Guardia Nacional! Esto es lo que piensa el pueblo”.
“A veces por eso no considero justo que de manera grosera traten a servidores públicos del gabinete de Seguridad; no lo considero justo, y menos cuando está de por medio sólo la politiquería”.
Antes había dicho que es maldad y mala entraña tratar mal a los miembros del gabinete de Seguridad. Ello porque la víspera el senador independiente Germán Martínez le dijo a Sandoval “no soy su tropa” y que ningún mexicano vale menos que él, a pesar de todas sus medallas.
Continuó su diatriba contra los legisladores que se han manifestado contra el militarismo: “¿A quién representan? Se supone que al pueblo; pero no, representan a los grupos de intereses creados, representan a los corruptos, a los que han saqueado a México, a los que se sentían dueños de México, y por eso su enojo”.
López Obrador, quien ha profundizado la militarización del país a niveles insospechados después de haber prometido que regresaría a los soldados a sus cuarteles, acusó hipocresía: “‘La militarización’, dicen los conservadores hipócritas. ¿Quiénes fueron los que militarizaron al país? ¡Ellos! Ellos eran los que permitían la tortura; ellos permitían las masacres; ellos eran los que daban la orden del ‘mátalos en caliente’. Y ahora, como buenos hipócritas conservadores, se convierten en los paladines, en los defensores de los derechos humanos. No, la verdad, no somos lo mismo, no somos iguales”.
Y también dijo: “Tienen muy malos sentimientos, malas entrañas; son malos de ‘Malolandia’ (sic)”.