Según el presidente Andrés Manuel López Obrador, México no cumpliría con una de sus responsabilidades internacionales en caso de que Vladimir Putin venga al país: detenerlo por la orden de arresto que contra él emitió la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra. En el caso de Venezuela, dio cátedra de procedimientos electorales que él no ha respetado y con ello siguió dando coba al madurismo.
En su conferencia de prensa de este jueves, cuestionado por las críticas provocadas por la invitación a Putin a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum y el recordatorio que la Embajada de Ucrania en México hizo de que el gobierno debe proceder a su detención en caso de que venga, AMLO evadió otra vez las obligaciones internacionales de México y volvió a exhibir su orientación prorrusa.
Sin esperar a que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emita la constancia correspondiente (como, según él, hace en otros casos, como el de Joe Biden, y lo exigiría un poco más adelante en el de Venezuela), el macuspano se refirió a Sheinbaum y dijo: “Ya lo explicó la presidenta: México tiene relaciones con casi todos los países del mundo. Ahora no hay relaciones con Ecuador porque invadieron nuestra embajada y tampoco hay buenas relaciones con el Perú. Estamos hablando de los gobiernos, no de los pueblos”.
También prácticamente señaló que el gobierno mexicano hace tabla rasa en sus invitaciones: “En general, son muy buenas las relaciones con todos los gobiernos. Entonces, pues se invita a todos, y ya después pues los gobiernos van decidiendo si asisten, no asisten. Así es; eso tiene que ver con la política diplomática de México”.
Para ejemplificar su aserto, recordó que al desfile conmemorativo de la Independencia del año pasado se invitó a los países a participar. El tabasqueño, que dice estar a favor de la soberanía y la autodeterminación, no quiso hablar de la invasión contra Ucrania, pero sí dijo que a aquel desfile “vinieron de Rusia, y nos hicieron un escándalo tremendo porque estuvieron de Rusia y estuvieron de otros países”. Y para ejemplificar las buenas relaciones de México con el mundo, mencionó también el caso de… Nicaragua.
Sobre la detención de Putin en específico, rehuyendo las obligaciones internacionales del Estado mexicano, López Obrador dijo: “Nosotros no podemos hacer eso; no nos corresponde”.
Como si el origen del conflicto no hubiera sido una invasión en toda la línea, el tabasqueño volvió a pronunciarse a favor de la paz y contra la guerra, y afirmó que propuso una intermediación a cargo del primer ministro de India, del papa Francisco y del secretario general de las Naciones Unidas.
De aquella propuesta se recuerda que se planteó en 2022, en un muy mal momento para Rusia, que hasta llamaba a reservistas para intentar reforzar sus posiciones, una tregua de cinco años en los que el país invasor mantendría sus posiciones. Uno de los asesores de Volodimir Zelensky respondió entonces al planteamiento de López Obrador: “¿Su plan es mantener a millones bajo ocupación, aumentar los entierros masivos y darle tiempo a Rusia para renovar las reservas antes de la próxima ofensiva? Entonces su plan es un plan ruso”.
Por supuesto, la Embajada de Ucrania en México también deploró la presencia de militares rusos en el desfile de 2023, cuando expresó que este fue “mancillado por la participación de un regimiento ruso: sus botas y manos de criminales de guerra están manchadas de sangre”.
Como se ha recordado en los días recientes (lo ha hecho la propia representación ucraniana en nuestro país), en marzo de 2023 la Corte Penal Internacional resolvió que Putin es responsable de crímenes de guerra por el secuestro de niños ucranianos y su traslado hacia Rusia, uno de los delitos que ha cometido desde que lanzó la invasión contra un país soberano.
México forma parte del Estatuto de Roma, que es el que establece la Corte Penal Internacional para casos de extrema gravedad como crímenes de guerra y de lesa humanidad. Pese a que ese importante órgano ya emitió la orden de arresto contra Putin, López Obrador ya afirmó que México no la cumplimentaría.
López Obrador también fue cuestionado por la situación electoral de Venezuela, y se permitió dictar una cátedra de procedimientos electorales, los que él desobedeció absolutamente en 2006: “Estamos planteando que la autoridad electoral dé a conocer los resultados que se sigue al procedimiento establecido, igual que aquí: hay un consejo electoral y hay un tribunal electoral, para explicar. Entonces, ya el consejo resuelve, y pasa este asunto al tribunal; incluso ya entregaron las actas, tengo entendido. Entonces pues hay que hacer una revisión de las actas; eso le corresponde al tribunal electoral, y conocer a ciencia cierta, quién triunfó”.
Justamente todo eso se hizo, al pie de la letra y como lo prescribe el macuspano, en la elección mexicana de 2006, que él decidió desobedecer prácticamente sin elementos.
El presidente continuó con su lección: “Pero nadie se puede autonombrar o proclamar victorioso, sino hay un órgano electoral que decide, porque (me imagino) los que participaron sabían que había un consejo, que había un tribunal, y que se tenían que ajustarse a un fallo, también con el derecho de inconformidad y de presentar pruebas. Si hubieron irregularidades, pero revisar acta por acta, y eso corresponde al tribunal”.
Todo ello se hizo en México en 2006; sin embargo, desde la noche del propio 2 de junio, día de la jornada electoral, López Obrador se proclamó ganador con una ventaja de 500 mil votos (de la que nunca presentó ni la más remota evidencia), y posteriormente hasta se proclamó “presidente legítimo” en la escenificación de una opereta en el Zócalo. Ahora mismo, y como se señaló antes, sin que el tribunal haya sesionado para revisar la elección presidencial y sin que haya entregado la constancia correspondiente, como funcionario López Obrador llama a su delfín “presidenta”.
Pese a esos contundentes antecedentes, ahora Andrés Manuel López Obrador, en abierto e indudable apoyo a Nicolás Maduro, se puso a dar lecciones de procedimientos electorales.
Pero el tabasqueño no se quedó allí: celebró, “más que otra cosa”, que en Venezuela “no haya violencia”. Organizaciones y medios han reportado al menos 24 muertos en las protestas por el fraude electoral en ese país, Maduro ha presumido más de 2 mil detenidos y ha anunciado que va tras los líderes de oposición.
Pero López Obrador celebra que “no haya violencia”.