El pasado 20 de abril el noticiero Hechos Noche en Televisión Azteca, conducido por Javier Alatorre, presentó una pieza informativa, a manera de reportaje, sobre la Central de Abastos en donde se afirmaba que comerciantes y visitantes cumplían puntualmente con las medidas preventivas para evitar contagios por Covid-19. La línea discursiva es que la Central de Abastos (al igual que las empresas de Grupo Salinas) tiene que mantener su actividad normal porque cumple con una función esencial.
Sin embargo, la realidad, tal y como etcétera lo publicó en un video que a continuación recordamos, era muy diferente. La narrativa que presentó TV Azteca contrastó notablemente con la que esa misma fecha presentó Grupo Imagen, por ejemplo.
Una semana después, se confirma que en la Central de Abastos persiste la resistencia a adoptar las medidas de sana distancia, tanto por parte de los clientes como de los locatarios; muchos de ellos no utilizan guantes ni cubrebocas y sus pasillos lucieron este fin de semana casi tan congestionados como un día habitual.
De acuerdo con el reporte del periódico El Universal, los llamados “diableros” confiesan que “les choca” usar el cubrebocas; la mayoría de los comerciantes, ignoraron las 200 carpas de triage instaladas por el Gobierno de la Ciudad de México para la detección de posibles casos de coronavirus y tampoco hicieron caso de las recomendaciones colocadas en lonas en diversos puntos de la Central de Abastos.
Ante los casos de Covid-19 que ya se han presentado entre sus comerciantes, 25 según información oficial, el Gobierno de la Ciudad de México anunció una serie de medidas que buscaran frenar los contagios como la instalación de filtros, consultorios provisionales para el confinamiento de personas y brigadas de personal para orientar a los comerciantes y compradores sobre la sana distancia, el uso de cubrebocas y gel.
Sin embargo, en un recorrido por parte de Grupo Fórmula para el espacio de Ciro Gómez Leyva, se constató que a la entrada y en diversos puntos se desplegaron grandes mantas advirtiendo que se está en una zona de alto riesgo de contagio, pero los consultorios estaban cerrados y los brigadistas nunca aparecieron.
En tanto, Milenio informó que junto con la expansión del coronavirus, se ha extendido el temor entre los comerciantes y algunos de ellos ya han dejado de trabajar aun cuando ello les implique no tener ingresos. Asimismo, se quejan que de las autoridades no les ha dotado de los insumos necesarios para protegerse y ellos, como han podido, lo han hecho.
Asimismo, se documentó el caso de Mariana García, una vendedora de frutas que fue diagnosticada de coronavirus en el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán y fue puesta en cuarentena; su hermano Carlos, también ha experimentado los síntomas y deberá aislarse también y dejar de trabajar. Señaló que nadie del Gobierno de la Ciudad de México les ha ofrecido apoyo alguno. Reconoció que por la falta de información oportuna y por negligencia de sus compañeros y de los clientes, la Central de Abastos es un gran foco de infección.
Las historias contrastan significativamente con la presentada la semana pasada por Televisión Azteca, que con el manejo informativo de lo que ocurre en el centro de abasto más grande de América Latina, quiso ocultar una realidad que está al descubierto y que han llevado al gobierno capitalino a tomar medidas adicionales como impedir el acceso a adultos mayores y mujeres embarazadas.
arg