En la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la reforma judicial en México, el comisionado Carlos Bernal Pulido afirmó que ese caso es un ejemplo de manual de autoritarismo y de “constitucionalismo abusivo”, y expresó su solidaridad con los juzgadores mexicanos.
Este martes se llevó a cabo la sesión en la que la CIDH trató el asunto de la reforma constitucional en materia del Poder Judicial que recientemente se aprobó y cuya implementación, que incluye el despido masivo de juzgadores y la elección por voto popular de sus reemplazantes. Cuando menos uno de los comisionados fue muy duro con ese cambio y lo contó como un ejemplo de autoritarismo.
En efecto, el comisionado Bernal Pulido expresó lo siguiente durante la sesión: “Este es un ejemplo de manual de abuso del constitucionalismo, de constitucionalismo abusivo, de cuando un gobierno intenta desmontar los contrapesos, los controles al Ejecutivo”.
El jurista colombiano colocó al régimen mexicano como un “caso de libro” de “los autoritarismos de nuestro tiempo”. Y añadió sobre la supremacía electoral que tanto esgrimen el gobierno mexicano y su partido: “Un gobierno que arrasa en las urnas para la Presidencia de la República, que arrasa en las urnas para todos los cargos de elección popular, ¿no es un poco sospechoso que también quiera que sean de elección popular los jueces?”.
Cuestionó sobre el estado de indefensión en que ha dejado la reforma judicial a los juzgadores: afirmó que en un país donde existe un constitucionalismo robusto, “la única esperanza es una corte constitucional que declare que esa reforma es inconstitucional. Aquí, pues, no se puede porque los magistrados ya renunciaron. Entonces, ¿quién defiende a las personas que representaban al Poder Judicial?”.
Acerca de la forma en que fue aprobada la reforma judicial en México, Bernal Pulido comentó que “cuanto más se delibere una reforma constitucional, menos debe ser la intensidad del control judicial, y justo todo lo contrario: cuando una reforma pasa en cuestión de horas, pues el control judicial y de parte de los órganos independientes debe ser muy intenso”.
Finalmente, el comisionado se solidarizó con los juzgadores mexicanos y recordó los principios que fundamentan su carrera: “Uno, el principio del mérito; dos, los derechos adquiridos; tres, el principio de confianza legítima; cuatro, la violación del debido proceso constitucional y del debido proceso de ustedes al acceder a cargos de concurso, y posiciones que desaparecen después de todos los procesos vitales que llevan a eso”.