En el contexto de su euforia por un baile masivo de cumbia, Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, afirmó que “el Zócalo fue prohibido durante años por gobiernos autoritarios”. Sin embargo, ese simbólico espacio desde hace décadas ha estado abierto a múltiples movilizaciones y expresiones.
El sábado pasado 1 de abril se realizó en la Plaza de la Constitución un concierto titulado “Gran Cumbión en el Zócalo”, en el que participaron Margarita la Diosa de la Cumbia, los Kumbia Kings y Los Askis, exponentes de la cumbia, en una más de las actividades masivas de entretenimiento que tanto presume el Gobierno de la Ciudad de México.
Ese mismo día, en su cuenta de Twitter, Sheinbaum celebró el concierto con una presunción: “¡Ciudad de derechos!”. Acompañó ese mensaje con un video en el que se ve a las masas que atestaron la Plaza Mayor perfectamente iluminadas (nada que ver con el rato de oscuridad en el que el gobierno capitalino sumió a las mujeres que protestaron el 8 de marzo en el mismo lugar).
Más tarde, en plena euforia por el cumbión, y no en reconocimiento a alguna expresión de protesta en el lugar o algo similar, la jefa de Gobierno presumió la libertad de hacer un espectáculo musical y que se haya logrado merced a luchas sociales.
“El Zócalo fue prohibido durante años por gobiernos autoritarios. Lo abrieron las luchas sociales en defensa de libertades y democracia que hoy se expresa de múltiples formas. Ayer se pintó de baile y alegría como debe ser y seguir siendo. Gracias Askis, Kumbia Kings y Margarita”, escribió Sheinbaum en Twitter.
Independientemente de que con gobiernos anteriores en la Plaza de la Constitución se han presentado personajes de la música como Paul McCartney, Rubén Blades y Roger Waters, entre muchos otros, desde hace mucho ese sitio ha servido para múltiples expresiones políticas, sociales y culturales, de lo que el actual gobierno no es más que heredero.
Además, desde los tiempos del autoritarismo se han podido disfrutar libertades en el Zócalo; al respecto, baste recordar, como ejemplo, que en junio de 1982 casi se llenó ese espacio en apoyo a Arnoldo Martínez Verdugo, candidato del Partido Socialista Unificado de México a la Presidencia de la República. Eso ocurrió aún en la época de la hegemonía del PRI (por cierto, cuando Andrés Manuel López Obrador militaba en el tricolor), es decir, durante la etapa del autoritarismo.
Después, allí ha habido manifestaciones de muy diverso signo en respeto a la pluralidad de la sociedad mexicana.
Sin embargo, durante el actual gobierno ya es práctica habitual amurallar el Palacio Nacional, justo cuando lo ha pasado a habitar el que, como presume él mismo, es el segundo mandatario más popular del mundo. Muchos de sus compañeros y empleados de hoy habían repudiado anteriormente esa práctica.
Asimismo, para referirnos a la misma zona, el pasado domingo la reportera Dalila Sarabia publicó en Animal Político una nota en la que da cuenta de la forma en que se han limitado tanto los espacios que se pueden visitar como el número de visitantes en Palacio Nacional.
Pero lo importante para los gobiernos de Morena es la libertad para bailar.
“Es-cán-da-lo es un escándalo… Margarita ‘La Diosa de la Cumbia’ cierra esta noche de Gran Cumbión en el Zócalo que disfrutan más de 80 mil personas”, escribió Sheinbaum en Twitter al término del concierto. Las luchas sociales lograron hacer que el Zócalo fuera una gran pista de baile, pues.