En diversas crisis ocasionadas por cuestiones como desastres naturales, obras mal hechas, violencia e inseguridad, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado indiferencia y hasta desprecio por las víctimas de esos fenómenos, a quienes se ha negado en repetidas ocasiones a visitar o a recibir. La empatía no es su fuerte.
En enero de 2020 Javier Sicilia y Julián LeBarón convocaron a una marcha de víctimas de la violencia entre los días 23 y 26, que iniciaría en Morelos y terminaría en la Ciudad de México, en Palacio Nacional.
Preguntado el día 20 acerca de si recibiría a los manifestantes, López Obrador rechazó atenderlos personalmente arguyendo la “investidura presidencial”: “Pueden entrar a Palacio Nacional; van a ser recibidos, pero no los voy a recibir yo. Los va a recibir el gabinete de seguridad para no hacer un show, un espectáculo. No me gusta ese manejo propagandístico”.
Y hasta se respaldó en el dicho de un presidente priista: “Nada más que tengo que cuidar la investidura presidencial; como decía Adolfo Ruiz Cortines, ‘no soy yo, es la investidura’. Entonces si de repente se altera alguien o hay un exabrupto (…) en otros casos ha habido excesos y para qué exponerlos (…) El presidente de México es una institución que representa a todos los mexicanos y tengo que cuidar eso”.
También es de destacar que el presidente no haya visitado hospitales en funcionamiento durante la crisis provocada por la epidemia de Covid-19. Sólo hizo una suerte de simulacro en un hospital general del ISSSTE en junio de 2020 en Cuernavaca, Morelos, previo a la inauguración del nosocomio. Entonces circuló una serie de fotos en las que se simuló el funcionamiento con doctores y pacientes. Sin portar cubrebocas, realizaron el recorrido el presidente y muchos de sus funcionarios, Jorge Alcocer, Luis Cresencio Sandoval González, José Rafael Ojeda Duránd y Alfonso Durazo, secretarios de Salud, de la Defensa Nacional, de Marina y de Seguridad y Protección Ciudadana, respectivamente.
En noviembre de 2020 buena parte de Tabasco se vio bajo el agua debido a fuertes lluvias. Entonces, aunque el presidente fue al estado, pero el hombre que fue aflojado en terracería (como él mismo lo dijo) no visitó a pie la zona con los ciudadanos: se subió en un camión del Ejército, en el mejor de los casos, pero los restantes sitios que sufrieron graves inundaciones los recorddió… en helicóptero. Y nada más.
Entonces él mismo contó cómo decidió dañar a las zonas más pobres por no afectar a la capital de la entidad: “Tuvimos que optar entre inconvenientes, no inundar Villahermosa y que el agua saliera”, y agregó: “Desde luego, esto perjudicó a la gente de Nacajuca, pueblos chontales, los más pobres; pero teníamos que tomar una decisión. Ahora ya estamos ayudando allá abajo, y donde vive la mayoría de la gente de Tabasco se evitó una inundación mayor”.
Pero el asunto se mantuvo vivo por no haber acudido con los damnificados por las inundaciones, y en redes sociales circularon fotografías de anteriores presidentes, como Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, con el agua hasta las rodillas en visitas que hicieron por zonas afectadas por inundaciones. Así, el 31 de marzo de 2021 López Obrador hizo saber qué significa para él rozarse con damnificados en las zonas de desastre: “Es lo que querían los adversarios que siempre me quieren manipular. Les gusta mucho dar instrucciones, órdenes de cómo debo de comportarme, porque piensan que soy un pelele, que soy un títere. Se confunden, yo no soy un pelele. Entonces lo que querían era que yo me metiera al agua y me mojara. Querían esa foto, pero yo no quiero eso. Eso es faramalla”.
Tras el derrumbe de un tramo de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, ocurrido el 3 de mayo de 2021, López Obrador fue cuestionado porque no se había apersonado en el lugar de los hechos o en los nosocomios en los que se encontraban las víctimas.
“No es ese mi estilo. Eso tiene que ver más con lo espectacular y lo que se hacía antes. No me gusta la hipocresía. Estoy pendiente, estoy solidarizándome con los familiares de las víctimas; me duele mucho, pero esto no es de irse a tomar fotos. Eso ya también al carajo, ese estilo demagógico, hipócrita. Eso tiene que ver con el conservadurismo”, dijo el mandatario, aunque hay numerosas pruebas de que antes había asistido a hospitales a tomarse fotos (como en su visita al hospital de Cuernavaca arriba reseñada), generalmente con motivos de celebración.
En julio de 2021, debido a intensas lluvias en el Estado de México, la Ciudad de México e Hidalgo, aumentó el caudal del río Tula y terminó por desbordarse, lo que causó severos daños en la ciudad del mismo nombre. Desgraciadamente, fallecieron al menos 14 personas, las que se encontraban en el Hospital General de Zona número 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Entonces no se presentó en el lugar, sino que simplemente lo sobrevoló. Meses después, hasta noviembre, el día 6 el presidente se presentó en Tula, donde tuvo que enfrentar protestas de damnificados en su camioneta y con los cristales cerrados. Días después, López Obrador asumió la responsabilidad, “aunque no soy culpable”, dijo. También mencionó entonces que se atendía a las víctimas de lo ocurrido y a sus familiares, y llamó a castigar a quienes resultaran culpables. Entonces incluso se atrevió a comentar lo siguiente: “Como decía un secretario de Gobernación antes: ‘La ley es la ley, caiga quien caiga, no me va a temblar la mano’”.
El miércoles 3 de agosto de 2022 se reportó el colapso de una mina de carbón en Las Conchas, en el paraje de Agujita, en Coahuila, donde continúan atrapados 10 mineros. Tras varios días en la que fueron numerosos los reclamos por la presencia del presidente en el sitio del siniestro, de manera intempestiva anunció que acudiría al lugar para supervisar las labores de rescate. Allí, literalmente, salió con su domingo 7.
Al lugar del siniestro López Obrador acudió rodeado por una gran comitiva, integrada en buena parte por personal de seguridad y funcionarios. Pero estuvo muy poco tiempo, en el lugar: apenas se acercó a los familiares de los mineros por muy breve tiempo (quienes acudieron afirman que sólo fueron unos tres minutos, cuando el presidente, por ejemplo, dedica horas a su conferencia de prensa o a ir a macanear), pero, frente a los reclamos, eligió marcharse muy pronto, no sin antes prometer apoyos (aunque prácticamente ha liquidado los fondos tanto de Desastres Naturales como el Minero) y no olvidarlos. Es la empatía (que confunde con simpatía) del presidente.