El sábado 20 de marzo de 2010 dos jóvenes estudiantes salieron de la biblioteca del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y siete minutos después fueron asesinados a balazos frente a la puerta de su escuela, por elementos del Ejército quienes los confundieron con sicarios.
Los jóvenes estudiantes eran Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo y hoy, la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, en representación del Estado mexicano ofreció una disculpa pública por el homicidio del que, hasta ahora, no se sabe quién o quiénes dieron la orden de la ejecución y cuáles fueron sus motivaciones para ello. Incluso, los elementos del Ejército, para encubrir su error, le sembraron armas a los muchachos y los presentaron como delincuentes.
Durante la ceremonia, la secretaria de Gobernación adujo que en la recomendación emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) existen evidencias suficientes para determinar el uso arbitrario de la fuerza de parte de elementos del Ejército; más todavía, las notas informativas de aquellos días ya apuntaron a la tesis de la confusión y debieron pasar nueve años para llegar a dicha conclusión.
En su alocución, la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación advirtió que en la nueva etapa del país es una prioridad la defensa y promoción de los derechos humanos, “tanto en la política interior como la exterior, por lo que se debe garantizar el derecho a la memoria, el derecho a la verdad y el derecho a la justicia”.
En estos días también se ha difundido la consideración que al respecto tiene el doctor Rafael Rangel Sostmann, rector del ITESM cuando ocurrieron los hechos. El académico saluda el reconocimiento del error y las disculpas del Estado a esos “brillantes mexicanos”, recuerda que muchos mexicanos sufrieron situaciones como la descrita y subraya que no han sido castigados quienes ordenaron el asesinato.