Como corolario del Diálogo de Alto Nivel en Seguridad entre los gobiernos de México y de Estados Unidos, las secretarias Alicia Bárcenas y Rosa Icela Rodríguez se contradijeron abiertamente acerca de la producción de fentanilo en el país, mientras que el fiscal estadounidense afirmó que sí la hay.
Para concluir el encuentro entre autoridades de los dos países de Norteamérica, en el que uno de los principales puntos fue el de la producción y trasiego de fentanilo, droga que causa más de 100 mil muertes anuales en Estados Unidos, las versiones de dos funcionarias del gobierno mexicano chocaron entre sí.
En su intervención en la conferencia de prensa conjunta sobre los resultados de la reunión, Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, rechazó que en México se produzca fentanilo, y redujo su papel a ser sólo un sitio de tránsito.
“Reiteramos la cuestión del seguimiento de los precursores químicos, ya que México no es un productor de fentanilo; es un país de tránsito, y en el país no se han detectado laboratorios dedicados a ellos”, afirmó la secretaria de Seguridad.
“Continuaremos en la persecución de las organizaciones criminales que compran, fabrican y distribuyen las drogas sintéticas”, dijo un poco más después Rodríguez, aceptando tácitamente que ese tipo de sustancias sí se producen en México, aunque por bandas delictivas.
Posteriormente Merrick Garland, fiscal de Estados Unidos, fijó su postura sobre el asunto: se refirió a la cadena del narcotráfico, que, dijo, “empieza con las empresas en China que producen los precursores químicos, y luego los cárteles de Sinaloa y Jalisco están produciendo el fentanilo y lo están traficando. Esto llega a lo que cruza por nuestra frontera, a las organizaciones de narcotráfico relacionadas vinculadas con los cárteles de Estados Unidos. Estamos haciendo todo lo posible con nuestros homólogos mexicanos para desmantelar cada paso de esa cadena de distribución”.
A un cuestionamiento sobre esas posiciones encontradas, Rodríguez dijo que no hay ninguna contradicción: “En México no se produce, insisto, precursores químicos; esos precursores químicos vienen de Asia, en general de varios países, y en México hay laboratorios, ‘cocinas’, en donde se producen, en la mayoría de los casos, metanfetamina. Debe haber algún tipo de llegada a México de fentanilo y sí, efectivamente pasa hacia Estados Unidos”.
Añadió que para producir fentanilo se requiere “un laboratorio en forma”, y que los pocos gramos que llegan de otros países porque en México “no se produce fentanilo, pasa por la frontera y, efectivamente, se hace una mezcla con otras sustancias y otros precursores químicos y produce todos los daños a la población”.
“No hay un laboratorio en México que esté legalmente y diga que hay producción de fentanilo”, pero que sí hay empresas en otros países de las que importan fentanilo para uso médico, lo que también hacen los grupos delincuenciales, dijo Rodríguez.
Según ella, los cárteles mexicanos importan el fentanilo; pero Garland dijo claramente que las bandas de Sinaloa y Jalisco lo producen. Pese a ello, Rodríguez (quien hace algunos ayeres fue una sagaz periodista) dijo que “no hay contradicción”, por asombroso que parezca.
Inmediatamente después la secretaria de Relaciones Exteriores dio un mentís a su compañera de Seguridad y Protección Ciudadana. Bárcena dijo al lado de Rodríguez: “Obviamente que no existen laboratorios legales de producción de fentanilo en México (nomás faltaba, ¿verdad?). Lo que hay son laboratorios ilegales; eso sí es lo que se ha encontrado y ahí es donde se han hecho incautaciones de laboratorios clandestinos, y allí es donde estamos también colaborando”.
Así, para Garland y Bárcena sí se produce fentanilo en México, pero de forma ilegal por bandas delincuenciales; según Rodríguez, la otra representante del gobierno mexicano, no es así y, más bien, es importa, aunque reconoce que los cárteles producen drogas sintéticas.
Es muy evidente la contradicción, que sólo Rodríguez se niega a ver. Pero lo peor: dos secretarias de Estado mexicanas dan versiones enfrentadas acerca de un problema que preocupa mucho al vecino del norte y que da buena idea de las confusiones en la materia.