Los cuerpos de Javier Campos y Joaquín Mora, sacerdotes jesuitas asesinados el lunes, fueron ya localizados, así como el de Pedro Palma, el guía de turistas victimado al tiempo que los religiosos.
Lo anterior fue informado por la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, en un breve video publicado en su cuenta de Twitter.
A dos días del crimen y en el contexto de una consternación internacional, la mandataria estatal afirmó que la Fiscalía de Chihuahua realizó un “esfuerzo extraordinario” para localizar y recuperar los cuerpos, que fueron sustraídos por el sicario apodado “El Chueco” tras un triple homicidio.
“Gracias a un esfuerzo extraordinario de la Fiscalía General del Estado, comandada por el maestro Roberto Fierro, hemos logrado localizar y recuperar, y esto comprobado por medicina forense, los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos, Joaquín Mora y del guía de turistas Pedro Palma”, dijo.
Al tiempo, la Fiscalía General del Estado de Chihuahua (FGE) informó que ofrece una recompensa de hasta 5 millones de pesos a quien aporte información que lleve a la detención de José Noriel Portillo alias “El Chueco”, identificado como el homicida, de acuerdo con el testimonio de otro sacerdote que atestiguó los hechos.
El Fiscal General del Estado, Roberto Javier Fierro Duarte, dijo que la participación de la ciudadanía es vital para la captura de este individuo. Agregó que la dependencia ya realiza diversas acciones tendientes a su localización.
A José Noriel Portillo se le imputan los delitos de homicidio y delincuencia organizada. Sobre él pesan varias órdenes de aprehensión desde hace al menos cuatro años, además de ser el presunto responsable de los hechos del lunes 20 de junio, en la comunidad de Cerocahui.
Se recordará que el testimonio de un sacerdote que presenció y sobrevivió al ataque y que incluso, según su relato, recibió la confesión del victimario, fue clave para señalarlo. El testimonio del religioso también fue clave para determinar que los cuerpos de los occisos fueron sustraídos del lugar de los hechos.
El propio Papa Francisco lamentó los hechos y la comunidad jesuita mexicana e internacional exigió el esclarecimiento del crimen.
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