Carlos Urzúa, quien fue funcionario y un crítico severo del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, falleció este lunes. Actualmente era parte del equipo de Xóchitl Gálvez y colaboraba en medios como Latinus y El Universal. Urzúa dijo que en términos económicos el tabasqueño no tiene nada de qué vanagloriarse y que dejará un cartucho de dinamita prendido.
Este lunes se dio la noticia de la muerte del economista, la que ocurrió en su domicilio, ubicado en la alcaldía Magdalena Contreras en la Ciudad de México. El fallecimiento fue por causas naturales, probablemente por una caída en una escalera de su casa, por lo que la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México desistió de hacer una investigación.
Urzúa nació en Aguascalientes en 1955, y estudió Matemáticas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y en el Instituto Politécnico Nacional, además de que alcanzó la maestría y el doctorado en Economía por la Universidad de Wisconsin. Fue profesor de El Colegio de México, formaba parte del Sistema Nacional de Investigadores en su nivel III y de la Academia Mexicana de Ciencias, además de consultor para instituciones como el Banco Mundial, la Cepal y la OCDE.
La esposa del exfuncionario, Laura Valverde, dio a conocer que al mediodía de este día ocurrió el deceso en un mensaje en el que le llamó “ejemplar padre y esposo, académico y economista mexicano”.
En un par de ocasiones Urzúa colaboró como funcionario en gobiernos de López Obrador: entre 2000 y 2003 fue secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal, y posteriormente como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público durante ocho meses, entre diciembre de 2018 y julio de 2019, cuando presentó su renuncia.
En su carta de renuncia señaló dos taras del gobierno de López Obrador: la improvisación y la falta de conocimiento en materia económica en la toma de decisiones, y la ineptitud de funcionarios de la nueva administración.
“Discrepancias en materia económica hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que esta pueda tener y libre de todo extremismo, sea este de derecha o izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco”, afirmó Urzúa.
También indicó que le “resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
En una de sus últimas colaboraciones para Latinus, el 15 de enero de 2024, Urzúa refutó el festejo de López Obrador porque en su sexenio se creció al 1.3 por ciento anual, lo que al tabasqueño no le parece malo debido a la pandemia. A ello el economista ajustó el cálculo y dijo que probablemente el crecimiento sólo sea del 1.1, el que “tan, pero tan insignificante que nada más sirve para cubrir el incremento poblacional”.
Dio otro dato duro: que el ingreso per cápita de los mexicanos al final del sexenio sería similar al de 2018, por lo que no “hay nada de que vanagloriarse”.
Sobre el pretexto de López Obrador para justificar las realidades anteriores, la pandemia, Urzúa anotó que así era pero que en otros países el crecimiento fue superior con esa circunstancia, como Brasil, Chile, Colombia y Costa Rica, entre otros.
También calificó como “absurda” la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, una de las acciones emblemáticas del tabasqueño, con la que se perdieron más de 300 mil millones de pesos, cifra a la que se le debe agregar el costo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, además del daño que provocó en la percepción de los inversionistas.
Añadió que lo que ha sostenido al país económicamente son las remesas, lo que ha ayudado al abatimiento de la pobreza y para impulsar un poco el crecimiento económico.
“En todo caso el presidente no tiene nada de qué vanagloriarse en el caso de la economía, y habrá que ver qué otros argumentos usa en el resto de su sexenio”, afirmó el académico.
En una de sus últimas colaboraciones para Latinus, el 12 de febrero, Urzúa se refirió al paquete de 20 iniciativas de reforma, entre las que dijo que hay algunas previsibles, otras risibles y otras que ameritaban mucha discusión, como la de las pensiones. Sobre el planteamiento de López Obrador para fondearlas, dijo que “es un disparate” y que “obviamente, tiene tintes electorales”.
En un foro de Movimiento Ciudadano, Urzúa colocó una banderilla sobre la gestión del tabasqueño: “Es muy paradójico que este gobierno, que se las daba de izquierda, de promotor de bienestar social, donde probablemente se ha puesto más desatención, en términos relativos, es a los más pobres”.
También en enero, en un artículo para El Universal, se refirió a la intervención de López Obrador en los actuales comicios: “Ha inaugurado con bombo y platillo varias obras públicas que están a todas luces inacabadas; cuenta con un ejército de soldados electorales (también conocidos como servidores de la nación) con dinero público suficiente; y viola flagrantemente un día sí y otro también el proceso electoral”.
En una entrevista a Carlos Loret de Mola anunció sobre la sucesión presidencial y la economía que legará López Obrador: “Quien llegue, sea del partido Morena o sea de los otros partidos, sea mujer o sea hombre, va a recibir un cartucho de dinamita prendido porque ya va a estar en alfileres”.