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miércoles 11 diciembre 2024

Obradoristas ante Cienfuegos: de condenado a condecorado con el silencio

por etcétera
Cuartoscuro

Continúan los efectos de la militarización sobre los obradoristas: a raíz de la entrega del reconocimiento que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo al general Salvador Cienfuegos, varios de ellos, que antes habían condenado categóricamente al funcionario de Enrique Peña Nieto, en general ahora han preferido mantenerse callados.

Tras la exoneración de Cienfuegos por la Fiscalía General de la República, Epigmenio Ibarra escribió: “Más allá de la validez de las pruebas de la DEA lo que importa es que este hombre deshonró el uniforme y participó en el encubrimiento de crímenes de lesa humanidad como Tlatlaya y Ayotzinapa”.

Ahora tuiteó con un poco de congruencia: “El Ejército sí salió esa noche del cuartel de Iguala. Militares estuvieron en la escena del crimen. El ejército, único con capacidad operativa, fuerza y medios para operar una desaparición masiva”, y acompañó el mensaje con una imagen de Cienfuegos. Pero, por supuesto, se abstuvo de hacer cualquier señalamiento crítico contra López Obrador y al gobierno que entregó un diploma al jefe de ese Ejército (pudo haber ilustrado su tuit con la imagen del presidente entregándole su reconocimiento al general, pero, por supuesto, no lo hizo).

(Dicho sea de paso: Epigmenio Ibarra se llevó las palmas autocríticas al retuitear un mensaje que dice a la letra: “Y que piensa ahora de Cienfuegos @epigmenioibarra viejo pendejo”. Es de la cuenta @vicolico12, y es la respuesta a un tuit en el que el productor de narcoseries ataca a Xóchitl Gálvez.)

Quien sí es todo un caso patético, sin duda, es Rafael Barajas El Fisgón, uno de los “intelectuales” y amigo de López Obrador, director del Instituto Nacional  de Formación Política de Morena. Cuando Cienfuegos cayó en manos de la DEA apuntó: “El arresto del general Cienfuegos en Estados Unidos dejó en llamas a la elite del PRIAN. Con Calderón y Peña vivimos bajo un narco-gobierno. Fue el Estado y nos faltan 43”.

Meses después, cuando la Fiscalía General de la República exoneró al general, al monero le pareció “inaceptable”; unas horas después, cuando López Obrador pensó por él, el monero más bien culpó a la DEA y a Washington por jugar sucio y quedó muy conforme. Ahora mejor se mantiene rigurosamente callado con la entrega del diploma a quien fue secretario de la Defensa en el gobierno de Peña Nieto, además de que se ha ahorrado mencionar el “narco-gobierno” del que con tanta frescura hablaba a propósito de Cienfuegos.

Lorenzo Meyer, el intelectual por antonomasia del obradorato, tuiteó en ocasión de arrestos de funcionarios de la administración de Peña Nieto: “El arresto del Gral. Cienfuegos y de García Luna muestra que el actual gobierno heredó una estructura descompuesta en grado extremo en el núcleo mismo del aparato de seguridad del Estado. Si así estaba el centro del sistema, como estaría, y aún está, el resto de la estructura”.

Un mes después, el historiador celebró que el militar hubiera sido entregado a México para que fuera juzgado limpiamente: “La entrega de las autoridades norteamericanas a las mexicanas del Gral. Cienfuegos es un logro que conlleva una enorme responsabilidad. Si no se lleva a cabo aquí con pulcritud el proceso de tal alto personaje, más valiera que no lo hubiera reclamado México”.

Posteriormente, al tenor de López Obrador, Meyer declaró que la DEA no había muchas pruebas contra Cienfuegos, además de que se había tensado la relación entre el presidente y el Ejército (quién sabe por qué si el tabasqueño había rescatado al militar de las garras estadounidenses). Un día después de que el presidente entregó el reconocimiento al general, sobre ese hecho en concreto en una entrevista el historiador se limitó a hacer una distinción entre diploma y condecoración. Nada más.

Pedro Miguel es uno de los “ideólogos” de López Obrador, sin duda. Cuando Cienfuegos volvió a México entregado por las autoridades de Estados Unidos, escribió que “se debe exigir justicia efectiva”. En un artículo de 2022 publicado en La Jornada afirmó que Cienfuegos, “por la verticalidad intrínseca al mando militar”, era uno de los funcionarios que tenían que estar al tanto de lo que ocurría la noche del 26 de septiembre de 2014.

A propósito de la condecoración entregada por López Obrador a Cienfuegos, Pedro Miguel se limitó a retuitear el video en el que un abogado justifica legalmente el acto. Pero no recurrió a sus acostumbradas condenas políticas ni morales, ni recordó sus acusaciones contra Cienfuegos (algo que muy levemente hizo Ibarra, por ejemplo).

De los gritos al mutismo

A su vez, cuando ocurrió la detención de Cienfuegos, Mario Delgado, entonces en campaña por la presidencia de Morena, dijo que “el Ejército mexicano es una institución muy sólida, y lejos de debilitarla la va a fortalecer porque el mensaje hacia adentro es que no se permite ya en estos tiempos la corrupción para nadie, y que es sancionada a todos los niveles”.

Muy ocupado en los actos anticipados de campaña de Claudia Sheinbaum, Delgado no se ha referido al más reciente logro de uno de los personajes en los que él veía un símbolo de que la corrupción ya no se permite.

La segunda en el escalafón de Morena, la senadora Citlalli Hernández, tuiteó el día que la FGR exoneró a Cienfuegos en enero de 2021: “La Fiscalía tiene la tarea de darnos muchas respuestas pendientes. Respetamos su autonomía, pero le dimos al Fiscal un voto de confianza en el Senado y no callaremos si le falla al pueblo de México…”.

Posteriormente, más de año y medio después, cuestionada por Emilio Álvarez Icaza sobre el caso del exsecretario de la Defensa, Hernández respondió que “los casos a los que se les acusa al general Cienfuegos (sic) pues están pendientes y esperemos pronto tener respuestas”. Y añadió que el presidente estaba tomando decisiones, que “nos haremos responsables de ello” y que, si se equivocaban, daría la cara y pediría disculpas.

Mientras la secretaria general de Morena continúa esperando las calendas griegas de las respuestas de la FGR (la que ni siquiera ha informado del presunto atentado contra la senadora), López Obrador ya premió a Cienfuegos. Hasta el momento no hay noticias de que Citlalli haya asumido su responsabilidad correspondiente para decir “esta boca es mía”.

No podía faltar la diputada federal Andrea Chávez, de los “nuevos valores” de la política morenista, quien se engolosinó con la noticia de la detención del funcionario del antiguo régimen: “El General Cienfuegos, bisagra de impunidad entre el gobierno de Felipe Calderón, quien lo nombra Oficial Mayor de la SEDENA, y el de Enrique Peña Nieto, quien lo hace Secretario. Tre men do”. Ahora no ha encontrado un momento de tregua para aportar su tremenda opinión sobre la distinción entregada a la bisagra.

El inefable Monero Hernández no podía faltar a esta cita con la incongruencia: cuando ocurrió la detención de secretario militar de Peña Nieto, tuiteó: “¡Ja, ja, ja! ¡Está divertida la coreografía del Ballet Folclórico de los Opinadores de la Derecha!: ‘La detención del general Cienfuegos es un duro golpe al gobierno de AMLO’, dicen”.

Pero en redes sociales también se recordó que en octubre de 2016 el Monero Hernández hizo un comentario a Helguera, quien había tuiteado: “Yo digo que la Belisario Domínguez sea para el ex jefe policiaco de Iguala, ése que acaban de agarrar”. El primero respondió: “Pues ya mejor a Murillo Karam. O al general Cienfuegos”.

Ahora, por supuesto, Monero Hernández no ha querido hacer burlas con el reconocimiento que López Obrador entregó al jefe militar. Al cuestionamiento que en X le hicieron sobre si iba a hacer caricatura de Cienfuegos o si no se lo permitía Palacio Nacional, el colaborador de La Jornada apenas alcanzó a balbucear: “Estos intentos de provocadores palurdos se la pasan descalificando por consigna un trabajo que ni ven ni conocen”. Y ya, a seguir con su danza de incoherencias.

El hoy diputado morenista de Coahuila, Antonio Attolini, dedicó varios tuits en ocasión de la detención de Cienfuegos: a un mensaje en el que se negaba participación y hasta conocimiento de López Obrador en ese hecho, el politólogo comentó: “¡ES UN HONOR ESTAR CON OBRADOR!”, y luego tuiteó: “Qué ingenuidad, me cae. Una fantasía en la que viven”. Y continuó: “Nos gobernaban narcotraficantes”.

Cuando le insistieron que López Obrador nada tuvo que ver, Attolini insistió: “El honor está en haber trabajado y apoyar a un gobierno del que no van a salir jefes de Estado delincuentes. Si no lo puedes ver… bueno, ese es parte del asunto”.

También se atrevió a escribir lo siguiente: “No pierden la oportunidad de hacer el ridículo. El Oficial Mayor de la SEDENA de Calderón y el Secretario de la Defensa de Peña Nieto acaba de ser detenido por delitos en su contra. ¡Es un honor luchar con Obrador! No hay delincuencia organizada en su gabinete”.

Ahora el locuaz morenista, muy atareado en recibir consejos de Claudia Sheinbaum y en atacar a Xóchitl Gálvez, no ha dicho nada sobre el reconocimiento entregado a Cienfuegos por López Obrador ni tampoco ha dado a conocer qué ha ocurrido con su honor.

Hasta aquí algunos de los ejemplos de la postura de muchos obradoristas frente al general Salvador Cienfuegos, quien no sólo fue reconocido el miércoles: fue rescatado de las autoridades de Estados Unidos por el gobierno de López Obrador, exonerado por la FGR y ahora condecorado con el silencio de muchos de sus antiguos acusadores.

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