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Gil sabe que a la oportunidad la pintan calva. De momento, Liópez ha dejado pasar frente a sus ojos, como si nada, una ganga: obtener la Presidencia de la República en 2018 con relativa holgura en una alianza con el PRD, el PT y el MC. Al PT ya lo traía en la bolsa, Alejandra Barrales le mandó un mensaje con ojitos pispiretos, el MC se habría subido a ese camión a la brevedad. El costo político para Liópez habría sido mínimo. La repartición de algunos cargos, la consolidación de un frente en el cual Liópez podría decir: ¿tienen ustedes un candidato mejor que yo? No. Entonces este arroz salvaje ya se coció. A la Presidencia sin despeinarse el copete de canas.


Pues resulta que no, que a Chucha la bolsearon: en el Tercer Congreso Nacional Extraordinario de Morena, realizado en la Ciudad de México, Liópez dijo: “No podemos marchar juntos con esos partidos, me refiero para ser claro: al PRI, al PAN, al PRD, Verde, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social y Nueva Alianza (…) Debemos entender que el rescate del país debe venir de ciudadanos de distintas clases sociales, credo y preocupaciones, de distintas ideologías y de distintas regiones”.


Lectora, lector, sumen ustedes los puntos de al menos tres partidos: PRD, PT y MC, cualquier cifra que dé por resultado es la cantidad de puntos que Liópez ha dejado ir en sus propias narices. No somos nada, o sí: somos soberbios e incorregibles. Liópez sudará la gota gorda, como ya se vio en el Estado de México. La tenía, era suya, y la dejó ir. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur.


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