El equipo editorial del semanario Proceso puso en su portada del pasado 26 de septiembre lo que se pretendía fuera una suerte de certificado de defunción de la carrera del periodista Joaquín López-Dóriga: la copia de un supuesto cheque emitido a su nombre por el Gobierno del Estado de México que mostraba —según el reportero Jenaro Villamil— los negocios que el conductor ha hecho al amparo del gobierno.
En páginas interiores, la afirmación era contundente: “Proceso tiene copia de un cheque, fechado el 20 de mayo de 2012 y emitido por la Secretaría de Finanzas del Estado de México por 464 mil pesos a nombre de Joaquín López-Dóriga, pero la entidad gobernada por Eruviel Ávila no ha precisado los contratos firmados con el conductor del noticiario estelar de Televisa”.
Pero Proceso no tenía copia de cheque alguno. Su reportero usó una imagen alterada que circula en internet desde mayo de 2012 como supuesta evidencia de los pagos realizados al periodista para hablar bien de Enrique Peña Nieto. Era evidente que el nombre, la fecha y el monto estaban escritos con tipografías diferentes; un montaje burdo, pero útil para encender en tiempos electorales a un sector militante e incauto.