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Lo que al inicio de la pandemia parecía sólo una mera referencia sobre la obesidad y la mala alimentación de los mexicanos, se ha vuelto una bandera ideológica del subsecretario Hugo López-Gatell quien continuamente, y cada vez más, conforme se incrementa el número de muertos por Covid, afirma una y otra vez que la mala alimentación es la causante de la mitad de las muertes, y les echa la culpa a los alimentos procesados y las bebidas azucaradas…

Cuando –vayan por un chesco sin culpa alguna– de acuerdo con los datos de la FAO –pongan atención–, sólo el 5.8% de las calorías que consumen diariamente los mexicanos provienen de las bebidas saborizadas.

Luego entonces, este dato duro deja en claro, y sin duda de por medio, la fobia que el funcionario tiene a ciertas industrias, y al mismo tiempo le cae “como anillo al dedo” para tapar los pésimos y criminales resultados de su gestión. Datos de la propia Secretaría de Salud demuestran que, hasta el 17 de agosto, de los mexicanos que han dado positivo a Covid, sólo 18.6% tenían obesidad y 15.9% diabetes.

Es tal su afán por desviar la mirada pública ante su responsabilidad por las más de 68 mil defunciones por el coronavirus, que desde hace varias semanas ha tenido como invitados estelares en su conferencia de prensa diaria, a funcionarios del Instituto Nacional de Salud Pública, de Agricultura, del Insabi, o de cualquier otra institución que esté dispuesto a seguirle la corriente, con el argumento de que son, el sobrepeso y la obesidad, las principales causas de la catástrofe sanitaria que vive México.

Entre los que han desfilado están el director general del INSP, Juan Ángel Rivera, y apenas hace unos días, el subsecretario de Alimentación y Competitividad, Víctor Suárez.

Otra muestra del interés de López-Gatell por llevar a todo el país la llamada “Ley Oaxaca” que prohíbe a menores la venta de productos industrializados, con la afectación a por lo menos 60 mil pequeños comercios tan sólo en esa entidad, es la preocupación que mostró el pasado 27 de agosto, de que pudieran ser impugnadas por errores jurídicos esas leyes prohibitivas.

“Nos preocupa que pudiera haber asincronía en la parte jurídica y en la técnica legislativa que pudieran ser impugnadas (…) y lo anunciamos de una vez, estaremos buscaremos acercamientos respetando la autonomía de las entidades”.

LA UNOPS Y LA AMELAF

¿Se acuerdan de cómo durante la última comisión permanente, los priístas Dulce María Sauri y Rubén Moreira, de la mano de su presidente de partido, Alito Moreno, le abrieron un periodo extraordinario para que Morena junto con el Verde, comandado por Arturo Escobar, y el PT en la Cámara de Diputados votaran y con su mayoría aprobaran que el presidente AMLO y su gobierno pudiera comprar medicinas en el extranjero sin previo estudio de mercado en México, y sin licitación alguna de por medio? Bueno, pues déjenme contarles que la Amelaf, que preside Arturo Morales, le mandó una carta a la UNOPS, a medida de flotador para la industria farmaceútica mexicana, para que no la dejen fuera de las reuniones y convocatorias para la compra de medicamentos de México en el mundo.

Desde los primeros días de agosto que Amelaf llevó a cabo comunicación con las más altas autoridades de la UNOPS, con la Directora Ejecutiva, la señora Grete Feramo, quien reside en Dinamarca, así como con la oficina de México, representada por Fernando Cotrim. En ambas cartas, Morales y Juan de Villafranca, explican que Amelaf agrupa a 43 laboratorios con 100% de capital mexicano, instalados en 70 plantas, en las que laboran más de 40 mil profesionales de esta industria, en las que se producen medicamentos de calidad y precios competitivos con el mercado mundial. En pocas palabras, le hacen ver a UNOPS que la industria farmacéutica nacional está lista y preparada para participar en las licitaciones que, se supone, pronto tendrán que convocar.

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