Recomendamos también: Un tuit, por Alejandro Hope

Compartir

El sábado pasado, en un arranque de insomnio, me puse a indagar la edad de los integrantes del probable gabinete de Andrés Manuel López Obrador. Descubrí un dato que me pareció interesante: los designados hasta ahora a posiciones de primer nivel en el próximo gobierno tienen una edad promedio de 59.7 años, probablemente más elevada que la mayoría de los gabinetes recientes.

Ese hecho no es bueno ni malo, pero sí dice algo sobre las prioridades del futuro presidente, los circuitos de reclutamiento del nuevo grupo dirigente y el posible estilo de gobierno. Es solo un elemento para el análisis. O así lo supuse.

Decidí compartir el hallazgo. En un tuit, listé las dependencias, junto a la edad de su probable titular, añadí la edad promedio y rematé con una pregunta: “¿El gabinete más viejo de la historia?” (la respuesta es no: el último gabinete de Porfirio Díaz era de edad promedio considerablemente mayor).

Allí se desató la tormenta. O, por decirlo en el lenguaje de las redes sociales, el asunto se viralizó. En espacio de cinco días, el tuit recibió mil 963 contestaciones, 3 mil 852 retuits, 6 mil 60 likes y 524 mil 793 impresiones.

Algunas de estas reacciones fueron algo menos que amables. Fui acusado de gerontofobia y de discriminar en contra de los adultos mayores. Algunos me recordaron (a veces con mentada de madre) que edad significa también experiencia y sabiduría. Un señor de 58 años me retó a una carrera en moto. Alguien me llamó racista y otro me dijo “xenofóbico” (¿la edad es otro país?). Me acusaron de ser calvo (lo soy) y estar pasado de peso (lo estoy). Varios señalaron que me veo mucho mayor que mi edad biológica (es posible). Incluso me espetaron que soy muestra de “podredumbre moral” y que, de seguro, maltrato a mis padres.

Muchos comentarios en sentido contrario no fueron mejores. Hubo por supuesto todo género de referencias a los dinosaurios y al mundo jurásico. Varios aseguraron que la edad promedio del gabinete es prueba irrebatible del regreso del “PRI autoritario y corrupto” (mi tuit no decía nada sobre la trayectoria de los miembros del equipo de AMLO). Más de uno pidió la instalación de unidades de emergencias médicas en cada dependencia. Otros dijeron que sí traían experiencia, “pero para robar”.

No pretendo con esto quejarme de las redes sociales. Todos los que participamos en ellas sabemos que son más cantina de barrio que ágora ateniense. Uno no va a Twitter esperando toparse a Cicerón o suponiendo que el comportamiento allí se guía por el manual de Carreño. Las redes son lo que son y punto.

Más información: http://bit.ly/2veN3sC

Autor

Scroll al inicio