Tras los fuertes reclamos de parte Rosario Robles, quien acusó a Andrés Manuel López Obrador de tenerla como “rehén” con artimañas mientras a los amigos le concede “gracia”, el presidente dijo que no está persiguiendo a nadie, pero que no puede detener juicios que están en marcha.
Ayer, por medio de su hija Mariana Moguel, Rosario Robles, actualmente presa en el penal de Santa Marta Acatitla dio a conocer un comunicado dirigido específicamente al presidente en el que asegura ser víctima de persecución política por parte de su gobierno y detalla las diversas maneras en que se ha buscado prolongar de manera ilegal su estancia en prisión.
En su carta, Robles Berlanga acusa “una ofensiva” de parte del actual gobierno.
“Presidente López Obrador: Lo único que exijo es un juicio justo. En lugar de eso me enfrento a una ofensiva por parte de funcionarios de su gobierno. ¿Por qué esa saña? Yo misma he dicho que el juicio es una gran oportunidad para demostrar mi inocencia” y tengo derecho a hacerlo en libertad.
A ello, este viernes, López Obrador respondió con las generalidades que acostumbra cuando quiere negar algún señalamiento: eso “era antes”, dijo, “a nadie se le persigue, a nadie se le fabrican delitos, eso ya pasó al basurero de la historia”.
Admitiendo tácitamente que considera a Rosario Robles una adversaria, admitió también que tiene motivos para tomar venganza. “Lamento mucho todo esto, nosotros no tenemos intención de perjudicar a nadie, lo dije desde mi toma de posesión, no es mi fuerte la venganza”.
Las venganzas “eran antes”, insistió, recurriendo a su estrategia de dividir la historia en un antes de él y un después de él. Y aseguró que el proceso que se le sigue a Robles es atribución de la Fiscalía General de la República, la cual ahora es autónoma.
“Repito ya lo que era la PGR no depende del presidente, como fue durante décadas, siglos, que el presidente era el jefe del procurador. Eso ya se terminó. Ahora es la fiscalía y el fiscal es autónomo, tiene independencia, no depende del presidente de la República”, insistió.
Sin embargo, el presidente no ha tenido empacho en instruir a la FGR en lo que se refiere al caso de los normalistas de Ayotzinapa, con lo que demuestra que sí tiene injerencia en la actuación de la Fiscalía.
“También, en este caso, hay injerencia del poder judicial que obviamente es un poder autónomo e independiente”, señaló, sosteniendo su discurso de respeto a la división de poderes que en los hechos no respeta.
En su carta, Robles esgrime:
“Le pregunto, ¿acaso no tengo el mismo derecho que una ciudadana francesa al debido proceso, sobre todo, tratándose de mi país? ¿Tienen más derechos los vinculados al caso Ayotzinapa y la desaparición de 43 jóvenes?“.
Dijo que las autoridades de procuración de justicia “han recurrido a múltiples artimañas para mantenerme de rehén violando mi presunción de inocencia y el debido proceso. Nunca se tomó en cuenta que me presenté voluntariamente al citatorio judicial, aún cuando muchos amigos y familiares me aconsejaron que no hiciera porque seguramente se trataba de una trampa. Lo fue”.
“Para mí es una confabulación en la que instituciones del Estado mexicano han violentado le legalidad, porque a pesar de todos sus instintos, lo han podido demostrar que tenga un peso que no sea producto de mi trabajo”.
“¿Qué sigue para mantenerme aquí recluida además de buscar pretextos para diferir audiencias como la del viernes pasado en la que se presentarían alegatos sobre la medida cautelar? ¿Acusarme de lavado de dinero o de delincuencia organizada con su gran hallazgo de una cuenta en ceros sin ningún movimiento a lo largo de los años?”.
La ex funcionaria también aprovechó para señalar la inconsistencia entre su caso y el de Manuel Bartlett, que dejó sin declarar propiedades por 800 millones de pesos y públicamente, el presidente ya lo ha exculpado, asegurando que tales acusaciones son “politiquerías”, ataques de sus adversarios y mentiras. Todo, sin que la investigación que la Secretaría de la Función Pública inició a regañadientes haya avanzado en lo absoluto.
