Compartir

Estamos a menos de un año de las elecciones intermedias en México. Elecciones que definen mucho más que puestos de elección, sino que pueden ser las ultimas que se celebren con un cierto grado de legitimidad y certeza arbitradas por una institución ya de por sí cuestionada.

Como en muchas otras ocasiones se ha explicado, las redes sociales son hoy un factor de influencia social que conduce a comportamientos fuera de la pantalla, tienen el poder en su narrativa de influir para movilizar o desmovilizar. Ahí la importancia del troleo como ejercicio de influencia. Recordar, los troles son esos usuarios que van por la red buscando causar malestar, incitar pleitos y hacer enojar.

La figura del trol como elemento de influencia política es efectivo. El asunto del acoso, agresión y violencia en línea cuando además se hace de manera coordinada, se les conocen como campañas adversarial, hoy tan frecuentes para desacreditar la crítica, sofocar opiniones, pero además para distraer de temas fundamentales.

Es necesario seguir haciendo énfasis que el solo hecho de responderle a un trol tiene tres efectos prácticamente inmediatos: 1) se replica su mensaje pero además llevándolo a una esfera de interacción distinta a la del propio trol, por lo que se amplifica dándole mayor alcance; 2) al responderle a un trol se le da en la acción el beneficio de la duda al validar su mensaje, aunque por definición los troles no buscan dialogar; y 3) los troles confirman de quién tienen atención y sobre qué estímulos logran generar malestar de forma que sean más sensibles a responderles.

Así, para un trol es un gran triunfo interactuar con él porque le permite repetir una y otra vez sus afirmaciones, que no necesitan ser precisas, ni siquiera reales, solo basta difundirlas con insistencia para que alguien más las dé por válidas.

Pero no es lo peor que puede pasar. Una campaña adversarial llega a tomar dimensiones de auténtico linchamiento digital, por lo que es recomendable saber cómo lidiar con esta situación cuando se presenta.

En Inglaterra el Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH, Center for Countering Digital Hate), publicó un manual de contraestrategia para manejar este tipo de interacción. El manual propone dos momentos, qué hacer inmediatamente cuando hay una crisis con una campaña adversarial, una “troll storm”, y lo que hay que hacer después, cuando ya pasó.

Qué hacer inmediatamente

No contestar

Lo primero, lo básico como punto de partida, es no contestar ninguna de las agresiones. Quienes realizan una campaña adversarial, los troles, lo que buscan es causar tanto malestar como puedan, para lo que se valen de incitar a participar a tantos usuarios como sea posible; pero además esto les permite difundir sus mensajes e incluso, si la campaña es con intenciones políticas o afines a algún gobierno, difundir propaganda.

Con frecuencia se cree que es obligado contestar una campaña adversarial buscando ganarles la discusión a los troles, pero eso no sirve. Para un trol contestarle ya es en sí mismo un triunfo, porque además abre la posibilidad que difundan ellos sus propios mensajes, aunque sea sin sentido o relación alguna al supuesto motivo de la campaña adversarial.

ALEXSANDER // PAVLOVSHUTTERSTOCK

En todas las redes sociales existe la posibilidad de bloquearlos, y aunque según la psicología de los troles eso para ellos puede verse como un triunfo, lo más importante es que el usuario víctima de la campaña limite el alcance de las agresiones, pero sin incitar a que arrecien su ofensiva. En el caso de la opción de “Silenciar” tiene esa utilidad; las cuentas que son silenciadas dejan de aparecer entre las interacciones de la víctima, pero los troles no se enteran que han sido silenciados.

De hecho, algo que resulta en una gran motivación para los troles es cuando su objetivo, su víctima, empieza a denunciar que está siendo atacado, lo que los llevará a arreciar su abuso y les ganará más simpatía entre quienes compartan su esfera de interacción y sean parte de su grupo afín.

Distancia

Una campaña de odio, una campaña adversarial, por origen y definición es un problema que busca causar tanto malestar como sea posible en su víctima, que genera enojo, miedo y angustia, lo que quita la tranquilidad, pero sobre todo llega al daño psicológico y emocional. Así, además de no responder a las agresiones, es recomendable dejar de participar en las redes sociales, no solo donde está sucediendo el ataque, aunque sea por unas horas.

Los troles suelen tener una lógica muy básica; recurren a intentar dañar el prestigio de quienes son sus víctimas, por lo que sus agresiones principalmente se basarán en atacar sus logros y cualidades, además de a quienes les muestren simpatía y apoyo.

Adicionalmente, una forma de reducir la ansiedad, angustia, y hasta miedo, que puede causar una campaña adversarial, es apagar las notificaciones de las aplicaciones de las redes sociales.

Cuando la campaña haya terminado, con el ánimo recuperado, con tanta paciencia y serenidad como sea posible, CCDH recomienda realizar algunas acciones.

Qué hacer después

Registro y reporte

En caso de recibir mensajes que contengan amenazas, no solo explícitas sino también implícitas, es necesario conservar registro de ellos. Se puede tomar capturas de pantalla donde sea visible claramente el nombre de los usuarios que los publicaron, la hora y la fecha, pero sobre todo hacer lo posible por conservar las direcciones de los mensajes, porque aun sí posteriormente son eliminados pueden ser rastreados internamente por la red social que corresponda.

Para eso el registro debe ser usado para reportar las amenazas, no solo a manera de denuncia pública, más bien y sobre todo, aprovechando los mecanismos que las redes sociales proveen. Es importante poner el reporte de la manera más clara y explícita posible para ayudar a que se tomen las medidas necesarias.

De hecho, en el caso de los mensajes amenazantes también se debe recurrir a las autoridades, en México se tienen áreas especializadas en delitos cibernéticos.

Y aunque los mensajes no sean amenazantes, actualmente la coordinación y manipulación de la conversación en línea cada vez es tomada más en serio como un problema por parte de las empresas dueñas de las distintas redes sociales, por lo que también es posible proceder a reportar a quienes participan en campañas adversariales por considerarse como spam.

Apoyo y solidaridad

Las campañas sustentadas en dinámicas de odio es algo que sucede con más frecuencia de la que debería. Algunas no son repentinas y avasalladoras, a forma de “tormentas”, sino que se vuelven campañas de golpeo sistemático, repetitivo, continuo, y de largo plazo. A diferencia de lo que CCDH recomienda, en México realmente no existen organizaciones que asesoren usuarios promedio en el manejo de este tipo de este tipo de campañas, los esfuerzos se enfocan principalmente en periodistas por el estado de vulnerabilidad que se vive en nuestro país.

La guía es puntual, tiene recomendaciones también para los responsables de medios de comunicación y las empresas dueñas de las redes sociales. Puede consultarse en la dirección https://www.counterhate.co.uk/

Así, ahora más que nunca toma validez una de las premisas más viejas del internet:

No alimenten al trol. Con los troles no se discute, no se debate y de ser posible ni siquiera se les responde. Están en una misión y no escuchan razones.

Hagamos red, sigamos conectados.

Autor

  • Leo García

    Diseño y coaching de estrategias para manejo de redes sociales. Experiencia en análisis de tendencias en línea.

    View all posts