Hacia el 2024, muchas incógnitas quedan por despejar. Ante lo cual, no queda más que construir algunos escenarios básicos. Veo cuatro escenarios esenciales a partir de dos criterios; A) quién gana, Morena o la oposición (¿difícilmente MC); y B) El ganador lo hace con amplio margen o con un resultado estrecho. De ahí surgen cuatro esenarios, cada uno de los cuales implica un nivel diferente de riesgo político (riesgo de conflictividad, y eventualmente una crisis política que puede a su vez detonar una crisis económica).
Todo ello, partiendo de una premisa básica; Amlo hará lo que esté en sus manos para garantizar, o incluso forzar, el triunfo de su partido, como ya lo ha externado él mismo varias veces. Para él, la derrota de su partido sería quizá la peor tragedia de su vida, algo intolerable. Y eso generará un ambiente de tensión y alto riesgo para la gobernabilidad. Los escenarios son los siguientes.
1) Gana Morena con amplio margen. De dividirse en el camino el Frente Amplio o presentar un candidato débil, sería el escenario más probable, y el resultado sería aceptado por la oposición aunque hubiera habido “mano negra” oficial, como ya ocurre. Ante los últimos acontecimientos, este escenario se ve poco probable.
2) Gana Morena, pero con un margen estrecho. Entonces probablemente la oposición mostraría rechazo al resultado, en la medida en que pueda probar irregularidades por parte del partido oficial. Protesta, pero no pasaría de ahí (como en 2006). Difícilmente las autoridades electorales, que ahora se ven tímidas, anularían la elección o modificarían el resultado a partir de las irregularidades detectadas.
3) Un triunfo opositor estrecho. Es bastante probable. Si el abanderado de Morena obtiene una votación menor al 50 % (hay razones para creerlo), un candidato opositor atractivo puede captar el resto. Supongamos 48 % para Morena y el restante 52 % para la oposición. En tal caso, creo que Amlo utilizaría todo el poder del Estado para revertir el resultado, quizá con éxito, o al menos provocar su anulación. Es un escenario probable y sería el más peligroso en términos de estabilidad, pues no sabemos hasta dónde Amlo sería capaz de estirar la cuerda, sin importarle que se reviente la estabilidad.
4) Finalmente, cabe el escenario de un triunfo holgado de la oposición, poco probable pero que no descartable. Supongamos que el candidato(a) opositor crece de manera permanente, en cambio que el candidato(a) oficial se estanca o incluso decrece. Asignemos a éste un 40- 45 % del voto, el Frente Amplio ganaría con 55-60 %, suficiente margen como para poderlo echar abajo desde el poder (a menos que se recurriera a un golpe de Estado, algo poco probable).
Desde luego, aquí asumimos algo que no sabemos; que MC o se une al Frente Amplio o no presenta candidato (como en el Edomex). Si va con candidato propio, y pone a uno que pueda ser atractivo (¿Ebrard? ¿Claudia Ruiz Massieu?), entonces los escenarios más probables sería el uno y, con gran dificultad, el segundo. Y casi desaparecerían los escenarios 3 y 4.
